Lunes, 12 de agosto, 2024

Los países que dependen del extractivismo petrolero deben detener de inmediato actividades perniciosas como la quema rutinaria de gas en los mecheros y priorizar la eliminación gradual y urgente de los combustibles fósiles para asegurar una transición energética rápida y justa. La eliminación de la quema de gas de mecheros es una de las medidas más inmediatas y claves para hacer frente a la crisis climática que afecta, con mayor contundencia, a las comunidades históricamente marginadas de zonas de sacrificio, afirmó Amnistía Internacional en un nuevo informe publicado hoy.

El informe Arde la Amazonía, arde el futuro” Jóvenes activistas que defienden la Amazonía ecuatoriana de los mecheros que amenazan los derechos en el presente y el futuro revela cómo el Estado ecuatoriano incumple con su deber de reducir las emisiones de gases de efecto invernadero (GEI) al permitir las operaciones de mecheros en la Amazonía. Aun cuando una sentencia judicial de 2021, promovida por nueve niñas y jóvenes activistas climáticas de comunidades de Sucumbíos y Orellana, con apoyo de la Unión de Afectados por las Operaciones de Texaco (UDAPT), dispuso la eliminación de los mecheros, el Estado ecuatoriano sigue permitiendo que esta perniciosa práctica de la industria de los combustibles fósiles. Una actividad que además está directamente vinculada al calentamiento global y a la emisión de supercontaminantes como el metano, lo que pone en peligro el ejercicio y garantía de los derechos humanos en la actualidad y en el futuro. 

Las autoridades ecuatorianas tienen la obligación de actuar de manera contundente e inmediata para implementar de forma urgente la sentencia producto de la acción legal de las nueve niñas y jóvenes demandantes del caso mecheros y la UDAPT. Cumplir con esta sentencia es un acto de justicia climática, medioambiental y racial.

Ana Piquer, directora para las Américas de Amnistía Internacional

Amnistía Internacional encontró que el Estado ecuatoriano no ha cumplido a cabalidad con lo ordenado en la sentencia del “Caso Mecheros”, emitida el 29 de julio del 2021 por la Corte Provincial de Justicia de Sucumbíos. La sentencia dispone que los mecheros, operados por la empresa pública y empresas privadas, deben eliminarse gradualmente, siendo una prioridad el retiro de aquellos que se encuentran cerca de los sitios poblados.

Sin embargo, los testimonios recolectados, documentos analizados y la verificación de información en terreno en este informe revelan que el Estado ecuatoriano y sus instituciones con competencia en materia energética, hasta ahora, sólo han tomado medidas que benefician el mantenimiento de la producción petrolera a cualquier costo, evitando acciones concretas y ambiciosas para la eliminación de los mecheros, y crear condiciones para una transición energética rápida y justa.

“Las autoridades ecuatorianas tienen la obligación de actuar de manera contundente e inmediata para implementar de forma urgente la sentencia producto de la acción legal de las nueve niñas y jóvenes demandantes del caso mecheros y la UDAPT. Cumplir con esta sentencia es un acto de justicia climática, medioambiental y racial. El Estado ecuatoriano debe eliminar la quema rutinaria de gas en los mecheros que pone en peligro actualmente a la Amazonía, el mundo y el futuro de las niñeces que heredarán la tierra”, afirmó Ana Piquer, directora para las Américas de Amnistía Internacional.

Las Guerreras por la Amazonía

La quema rutinaria de gas asociada a la extracción de petróleo contamina gravemente el medio ambiente de la Amazonía ecuatoriana.
La emisión de gases y partículas tóxicas contribuye al cambio climático, afecta la salud de las comunidades locales y daña la biodiversidad de esta región vital.
© Iván Martínez / Amnesty International
La emisión de gases y partículas tóxicas contribuye al cambio climático, afecta la salud de las comunidades locales y daña la biodiversidad de esta región vital.

Al mantener y proteger las operaciones de los mecheros y no implementar alternativas ya existentes para reemplazarlos, además de incumplir una sentencia judicial, el Estado ecuatoriano está incumpliendo con sus compromisos internacionales de reducción de emisiones de gases de efecto invernadero (GEI) y generando condiciones para las emisiones de supercontaminantes como el metano, que contribuyen al agravamiento del calentamiento global.

Las valientes niñas y jóvenes demandantes del caso mecheros, ahora conocidas como las Guerreras por la Amazonía, nos demuestran que las niñeces y juventudes del mundo exigen con urgencia justicia climática, racial y de género, así como cambios radicales a favor de los derechos humanos y de la naturaleza.

Ana Piquer, directora para las Américas de Amnistía Internacional

Ecuador es un país cuya economía se ha cimentado, históricamente, en la extracción de petróleo, por lo que tiene una responsabilidad y oportunidad importante en la región de reducir las emisiones GEI generadas por este sector e ir construyendo las bases de una transición energética rápida y justa, a fin de no continuar contribuyendo a la profundización del daño en el sistema climático mundial.

Ya que los daños antropogénicos en el sistema climático global de las emisiones GEI son acumulativos, continuar con prácticas innecesarias y perniciosas como la quema rutinaria de gas en mecheros implica para Ecuador un incumplimiento de su deber de mitigar, y proteger los derechos humanos en el contexto del cambio climático, que pone en riesgo a las personas y el futuro de la humanidad.

“Las valientes niñas y jóvenes demandantes del caso mecheros, ahora conocidas como las Guerreras por la Amazonía, nos demuestran que las niñeces y juventudes del mundo exigen con urgencia justicia climática, racial y de género, así como cambios radicales a favor de los derechos humanos y de la naturaleza”. -Ana Piquer, directora para las Américas de Amnistía Internacional.

Denisse tiene 15 años, es estudiante y entrena taekwondo. Su único deseo es ver las bengalas apagadas para sentir “la tranquilidad de que no van a seguir haciendo el daño que están haciendo a la salud de las personas”.
© Iván Martínez / Amnesty International
Denisse tiene 15 años, es estudiante y entrena taekwondo. Su único deseo es ver las bengalas apagadas para sentir “la tranquilidad de que no van a seguir haciendo el daño que están haciendo a la salud de las personas”.