Lunes, 26 de septiembre, 2022
Sólo en la noche del 21 de septiembre, los disparos de las fuerzas de seguridad causaron la muerte de un mínimo de 19 personas, al menos tres de ellas menores de edad
La valentía de las personas que se manifiestan haciendo frente a una respuesta cada vez más sangrienta de las fuerzas de seguridad iraníes en los últimos días tras la muerte de Mahsa Amini pone al descubierto la magnitud de la indignación en Irán por las leyes sobre el uso obligatorio del velo, los homicidios ilegítimos y la represión generalizada, ha afirmado hoy Amnistía Internacional.
Los datos reunidos por la organización en relación con las últimas dos noches de nueva violencia en 20 ciudades y 10 provincias de Irán señalan una desgarradora constante de disparos deliberados de munición real de las fuerzas de seguridad iraníes contra manifestantes. Cuando el número de víctimas mortales llega a un mínimo de 30, cuatro de ellas menores de edad, la organización reitera sus llamamientos a adoptar con urgencia medidas globales y advierte del riesgo de nuevos derramamientos de sangre en el marco de un apagón de Internet impuesto deliberadamente.
Sólo en la noche del 21 de septiembre, los disparos de las fuerzas de seguridad causaron la muerte de un mínimo de 19 personas, al menos tres de ellas menores de edad. Amnistía Internacional ha examinado fotografías y vídeos que muestran a víctimas fallecidas con horribles heridas en la cabeza, el pecho y el estómago.
“El aumento del número de víctimas mortales es una señal alarmante del carácter despiadado del ataque de las autoridades contra la vida humana amparadas en la oscuridad del cierre de Internet. En Irán no existe ‘una investigación imparcial’. Los Estados miembros de la ONU deben ir más allá de las declaraciones inoperantes, oír las peticiones de justicia de víctimas y defensores y defensoras de los derechos humanos en Irán y establecer con urgencia un mecanismo de investigación de la ONU independiente”, ha afirmado Heba Morayef, directora de Amnistía Internacional para Oriente Medio y Norte de África.
La indignación expresada en las calles también ha mostrado lo que la población iraní piensa de la omnipresencia de la denominada ‘policía de la moral’ y de las leyes sobre el uso obligatorio del velo. Es hora de que estas leyes discriminatorias y las fuerzas de seguridad que imponen su cumplimiento sean suprimidas por completo de la sociedad iraní, de una vez por todas.
Heba Morayef, Amnistía Internacional
“La indignación expresada en las calles también ha mostrado lo que la población iraní piensa de la omnipresencia de la denominada ‘policía de la moral’ y de las leyes sobre el uso obligatorio del velo. Es hora de que estas leyes discriminatorias y las fuerzas de seguridad que imponen su cumplimiento sean suprimidas por completo de la sociedad iraní, de una vez por todas.”
Amnistía Internacional tiene constancia de los nombres de 19 personas, entre ellas 3 menores de edad, muertas por disparos de las fuerzas de seguridad el 21 de septiembre. También se ha confirmado la muerte de otras 2 personas, entre ellas un transeúnte de 16 años, el 22 de septiembre. Se están investigando otras muertes.
Reflejando la creciente frustración por la inacción de la comunidad internacional en lo relativo a tomar medidas efectivas para abordar las sucesivas oleadas de homicidios de manifestantes en Irán, el padre de Milan Haghigi, varón de 21 años que murió por disparos de las fuerzas de seguridad el 21 de septiembre, declaró a Amnistía Internacional: “La gente espera que la ONU nos defienda y defienda a quienes protestan. Yo también puedo condenar [a las autoridades iraníes], el mundo entero puede condenarlas, pero ¿para qué sirve esta condena?”
Según relatos de testigos presenciales, las fuerzas de seguridad implicadas en los disparos con resultado de muerte incluyen agentes de la Guardia Revolucionaria, fuerzas paramilitares del Basij y agentes de seguridad vestidos de civil. Estas fuerzas de seguridad han disparado munición real contra personas que protestaban con la intención de dispersarlas, intimidarlas y castigarlas o para impedir su entrada en edificios del Estado. Esto está prohibido por el derecho internacional, que limita el uso de armas de fuego a aquellos casos en que su uso sea necesario para responder a una amenaza inminente de muerte o lesiones graves, y sólo cuando medios menos extremos sean insuficientes.
Además de las 19 personas muertas el 21 de septiembre, Amnistía Internacional tiene constancia de los nombres de otras dos personas muertas a manos de las fuerzas de seguridad en Dehdasht, provincia de Kohgilouyeh y Bouyer Ahmad, el 22 de septiembre, entre ellas un transeúnte de 16 años.
Amnistía Internacional tiene constancia de los nombres de 30 personas muertas a manos de las fuerzas de seguridad desde que se iniciaron las protestas motivadas por la muerte bajo custodia policial de Mahsa (Zhina) Amini, de 22 años, tras ser detenida violentamente por la “policía de la moral” iraní en relación con las leyes discriminatorias y degradantes sobre el uso obligatorio del velo: 22 hombres, 4 mujeres y 4 menores de edad. La organización cree que el número real de víctimas mortales es mayor y sigue investigando.
Se han registrado muertes en las provincias de Alborz, Isfahán, Ilam, Kohgilouyeh y Bouyer Ahmad; Kermanshah; Kurdistán, Mazandarán; Semnán; Teherán y Azerbaiyán Occidental.
Provincia de Azerbaiyán Occidental
Esta provincia registró una de las cifras más altas de muertes la noche del 21 de septiembre: al menos tres hombres y dos jóvenes. Se trata de Sadrodin Litani, Milan Haghighi y Amin Marefat, de 16 años, en Oshnavieh; y Danesh Rahnama y Abdollah Mahmoudpour, de 17 años, en la localidad de Balou.
Un defensor de los derechos humanos compartió con Amnistía Internacional el relato por escrito de un manifestante de Ohshnavieh en el que se describía cómo, el 21 de septiembre, agentes de la Guardia Revolucionaria dispararon aleatoriamente munición real contra manifestantes que intentaban entrar en la Oficina del Gobernador. El manifestante escribió: “Agentes de la Guardia Revolucionaria atacaron a la gente y como resultado de los disparos efectuados directamente [hacia los manifestantes] con armas de fuego, tres personas perdieron la vida. […] Entre ellas estaban Sadroddin Litani, que recibió disparos en el estómago y el cuello desde unos metros de distancia, y Amin Marefat, que recibió un disparo en el corazón […] la bala salió por la espalda”.
Amnistía Internacional examinó un vídeo concordante con este testimonio, en el que se ve un orificio de bala en la espalda del cadáver de Amin Marefat.
El padre de la tercera víctima de Oshnavieh, Milan Haghighi, dijo a Amnistía Internacional que su hijo murió tras sufrir heridas de bala, entre ellas en un brazo y en el torso.
Según información compartida don Amnistía Internacional por defensores y defensoras de los derechos humanos que tienen contactos sobre el terreno, los disparos mortales en Balou se hicieron frente a la sede del Basij en esa localidad. La organización recibió un mensaje de voz de un testigo que decía: “[Las fuerzas de seguridad] nos están matando directamente”.
Provincia de Kohgilouyeh y Bouyer Ahmad
Dos testigos de Dehdasht dijeron a Amnistía Internacional que Pedram Azarnoush, transeúnte de 16 años, murió por disparos el 22 de septiembre cuando agentes de la Guardia Revolucionaria dispararon munición real, repetidamente y de forma aleatoria, para dispersar a manifestantes. La misma noche, residentes locales dijeron que las fuerzas de seguridad habían matado a un segundo hombre identificado como Mehrdad Behnam Vasl.
Uno de los dos testigos relató a Amnistía Internacional: “El joven estaba apoyado en una pared y sólo miraba a la gente. Los manifestantes huían, y él no se dio cuenta de que las balas también podían llegar su dirección. […] Las fuerzas de seguridad disparaban de forma reiterada sus armas en todas las direcciones, y todo el mundo corría el riesgo de recibir un disparo o no, era pura suerte si [al escapar] recibían un balazo o no.”
Los testigos dijeron que fuerzas de la Guardia Revolucionaria se habían escondido entre los árboles en una plaza de Deshdasht y no se enfrentaban a ninguna amenaza cuando comenzaron a disparar contra manifestantes que coreaban consignas.
Testigos de los hechos dijeron que varias personas también sufrieron herida de bala por los disparos de munición real efectuados por las fuerzas de seguridad, entre ellas un niño de 13 años, Amirali Douhandeh, que resultó herido en una pierna, e informaron de que agentes de seguridad y de inteligencia han establecido una fuerte presencia en el hospital Imán Jomeini de Dehdasht y vigilan estrechamente un pabellón en el que se atiende a manifestantes heridos.
Provincia de Semnán
Información recopilada sobre Garmsar, provincia de Semnán, indica que una constante similar de disparos temerarios de las fuerzas de seguridad se han saldado con la muerte de un joven manifestante, Mehdi Asgari, el 21 de septiembre en el exterior de una comisaría de policía.
En material videográfico, supuestamente del incidente, que se ha subido a Internet se ve cómo son blanco de disparos los y las manifestantes que lanzan piedras contra la comisaría de policía y patean la puerta de entrada. Entre el sonido de los disparos, se ve cómo dos manifestantes caen al suelo. Un segundo vídeo del mismo incidente examinado por Amnistía Internacional muestra a un manifestante que yace sin vida y sangrando en el suelo.
Provincia de Mazandarán
Se tiene constancia de la muerte de al menos seis hombres y una mujer en esta provincia. Son nombre son: Mohsen Mohammadi killed, en Ghaemshahr; Hannaneh Kia, Hossein Ali Kia y Mehrzad Avazpour, muertos en Noshahr; Mohammad Hosseinikhah, muerto en Sari; Milad Zare, muerto en Babol; y Amir Norouzi, muerto en Bandar-e Anzali.
Un periodista informó de que, según dos personas amigas de Hannaneh Kia, esta mujer recibió un disparo mortal cuando se dirigía a una consulta médica.
Metodología
Para investigar la represión de las protestas en curso, hasta ahora Amnistía Internacional ha hablado y ha recibido pruebas audiovisuales de 30 personas: 10 testigos, 6 manifestantes y un familiar de una de las víctimas, así como de 4 defensores y defensoras de los derechos y 9 periodistas que están fuera de Irán pero están en contacto con fuentes primarias sobre el terreno.