Miércoles, 27 de octubre, 2021
Las vacunas deben compartirse ya, por el interés superior de todo el mundo, y sobre todo si queremos garantizar la reapertura de las fronteras y la recuperación de la economía global de un modo justo. El tiempo corre. Es hora de actuar
Los dirigentes del G20 que se reúnen en Roma deben dejar a un lado la avaricia y el egoísmo y garantizar una distribución mundial equitativa de las vacunas de la COVID-19; así lo ha manifestado hoy Amnistía Internacional con antelación a la cumbre del G20 que tendrá lugar en Roma (Italia) los días 30 y 31 de octubre.
En noviembre de 2020, quienes lideraban las 20 economías principales del mundo celebraron su habitual cumbre del G20 por Internet, con un enfoque en garantizar la disponibilidad de vacunas de la COVID-19 para todo el mundo. Sin embargo, un año después, los países más poderosos no han protegido la vida de millones de personas, ya que han optado por acaparar vacunas y con ello han causado una escasez de dosis previsible y absolutamente devastadora para el resto del mundo. Se calcula que, ahora mismo, los países ricos tienen almacenados unos 500 millones de dosis.
Agnès Callamard, secretaria general de Amnistía Internacional, ha manifestado:
“El inicio de la distribución de vacunas el pasado diciembre dio esperanza a un mundo paralizado por la COVID-19 y salvó millones de vidas. Sin embargo, desde que se administró la primera vacuna, la tasa de muertes por esta enfermedad ha aumentado de 1,3 a casi 5 millones de personas en 2021 debido a las graves desigualdades de acceso.
El grado de egoísmo y avaricia que reflejan estas muertes es infinito. Mientras que los índices de vacunación en los países del G20 están en torno al 63%, en los países con ingresos bajos y medianos bajos sólo ha podido vacunarse el 10% de la población. ¿Qué han hecho estos países en el último año, sino acaparar y contribuir activamente a la escasez de vacunas junto con las grandes farmacéuticas? Los millones de muertes reflejan un escalofriante desprecio por la vida humana, una alarmante aceptación moral de que los beneficios se anteponen a las vidas, y un abandono descarado de sus obligaciones internacionales.”
En 2020, los países del G20 reservaron y compraron la inmensa mayoría de las vacunas de la COVID-19 antes de que fueran aprobadas. Muchos países almacenaron dosis suficientes para vacunar varias veces a su población. En 2021 continúan acaparando dosis sobrantes, prefiriendo almacenarlas a compartirlas con quienes más las necesitan.
El 22 de septiembre de 2021, Amnistía Internacional lanzó una campaña global para exigir que se cumpla el objetivo de la Organización Mundial de la Salud de vacunar al 40% de la población de los países de ingresos bajos y medianos bajos antes de que termine el año. La campaña “Cuenta atrás de 100 días: ¡2.000 millones de vacunas contra la COVID-19 ya!” pide a los gobiernos con excedentes de dosis vacunales que las redistribuyan a otros países antes de finalizar el año.
“Aunque algunos países se han comprometido a redistribuir vacunas, muchos aún no han anunciado un calendario concreto para hacerlo, y varios no lo harán hasta septiembre del año que viene”, ha señalado Agnès Callamard.
“Las vacunas deben compartirse ya, por el interés superior de todo el mundo, y sobre todo si queremos garantizar la reapertura de las fronteras y la recuperación de la economía global de un modo justo. El tiempo corre. Es hora de actuar.”
Con antelación a la cumbre, Amnistía Internacional, junto con miembros de la Alianza Vacuna para el Pueblo, pedirá a los dirigentes del G20 que redistribuyan ya mismo las vacunas, intensificando la presión con un acto publicitario que está previsto celebrar en Roma (Italia) el 29 de octubre.