Miércoles, 17 de febrero, 2021
Los hospitales penitenciarios de Irán sólo ofrecen servicios médicos muy básicos, como medición de la presión sanguínea, administración de inyecciones y de líquidos intravenosos y prescripción de medicación. Los reclusos que necesitan otros tratamientos tienen que ser trasladados a centros médicos fuera de la prisión
“Los 60 azotes infligidos por las autoridades iraníes a Hadi Rostami, recluso de la prisión de Urmía, provincia de Azerbaiyán Occidental, el 14 de febrero de 2021 son un macabro recordatorio de la crueldad del gravemente deficiente sistema de justicia iraní”, ha declarado Amnistía Internacional, que ha pedido a las autoridades la anulación inmediata de la sentencia condenatoria y de la pena de amputación, y proporcione a Rostami la atención médica urgente que necesita.
Un tribunal penal de la provincia de Azerbaiyán Occidental declaró a Hadi Rostami culpable de robo en noviembre de 2019, tras un juicio manifiestamente injusto y empañado por “confesiones” obtenidas mediante tortura, y lo condenó a la amputación de cuatro dedos. A finales de 2020, estando en prisión, fue condenado a 60 azotes y ocho meses de cárcel por “perturbar el orden penitenciario” en relación con sus protestas pacíficas —huelgas de hambre incluidas— contra sus condiciones de reclusión inhumanas y las reiteradas amenazas en los últimos dos meses de que iba a ejecutarse de forma inminente la pena de amputación. En la actualidad sufre graves complicaciones de salud derivadas de dos recientes intentos de suicidio.
“La flagelación cruel de un preso enfermo que ha intentado suicidarse es otro recordatorio de la inhumanidad del sistema de justicia penal iraní, que legaliza la tortura y otros malos tratos. Las autoridades iraníes cometen tortura al dejar a Hadi Rostami vivir con el temor constante de sufrir una amputación y negarle deliberadamente la atención médica que necesita con urgencia por las complicaciones derivadas de sus recientes intentos de suicidio”, afirmó Diana Eltahawy, directora adjunta de Amnistía Internacional para Oriente Medio y el Norte de África.
“Pedimos a las autoridades iraníes que anulen inmediatamente la sentencia condenatoria y la pena de amputación impuestas a Hadi Rostami y le concedan un nuevo juicio con las debidas garantías sin recurso a castigos físicos. Además, deben proporcionarle de inmediato la atención especializada para la salud física y mental que necesita fuera de la prisión”.
En los últimos meses, los servicios de inteligencia y la fiscalía de la prisión de Urmía han citado a Hadi Rostami en numerosas ocasiones, culpándole de la atención que prestan los medios de comunicación a los casos de presos en riesgo de sufrir amputación y amenazándolo con la ejecución inminente de su pena de amputación.
Todo esto ha afectado gravemente a su salud mental y ha desembocado en dos intentos de suicido, el más reciente el 18 de enero de 2021, en el que tragó varios trozos de cristal.
Según la información obtenida por Amnistía Internacional de una fuente informada, Rostami sigue padeciendo un dolor intenso y una hemorragia interna, y vomita sangre porque aún hay trozos de cristal en su aparato digestivo. Las autoridades penitenciarias y la fiscalía se niegan a autorizar su traslado a un centro médico fuera de la prisión para recibir el tratamiento médico especializado que necesita. Pese a la automutilación y las ideas suicidas, tampoco recibe atención de salud mental.
Los hospitales penitenciarios de Irán sólo ofrecen servicios médicos muy básicos, como medición de la presión sanguínea, administración de inyecciones y de líquidos intravenosos y prescripción de medicación. Los reclusos que necesitan otros tratamientos tienen que ser trasladados a centros médicos fuera de la prisión.
“Pedimos a las autoridades iraníes que cesen de inmediato estos alarmantes actos de crueldad y mutilación, y traten a todas las personas privadas de libertad con dignidad humana. La comunidad internacional debe presionar urgentemente a las autoridades para que respeten los derechos humanos y se abstengan de ejecutar las penas de amputación impuestas a Hadi Rostami y a otras personas recluidas en la prisión de Urmía. El mundo debe condenar, con la máxima firmeza, el uso de los castigos físicos por las autoridades iraníes”, concluyó Diana Eltahawy.
Información complementaria
En septiembre de 2020, Amnistía Internacional advirtió de que el Tribunal Supremo de Irán había confirmado las penas de amputación impuestas a cuatro hombres, uno de los cuales era Hadi Rostami, que habían sido declarados culpables de robo en juicios sin las debidas garantías. En diciembre de 2020, la organización publicó información que indicaba que la fiscalía y las autoridades penitenciarias estaban preparándose para llevar una guillotina a la prisión de Urmía con el fin de ejecutar las condenas a amputación de hasta seis hombres, aunque aparentemente esto no ha ocurrido aún. Los seis hombres en riesgo de amputación son Hadi Rostami, Mehdi Sharfian, Mehdi Shahivand, Kasra Karami, Shahab Teimouri Ayeneh y Mehrdad Teimouri Ayeneh.
Las penas crueles e inhumanas, como la flagelación y la amputación, constituyen tortura, crimen previsto en el derecho internacional, prohibida por el artículo 7 del Pacto Internacional de Derechos Civiles y Políticos, en el que es Estado parte Irán.
Según la información recabada por el Centro Abdorrahman Boroumand, entre 2000 y 2020, las autoridades iraníes han amputado dedos de las manos y/o de los pies al menos a 129 personas. Esto significa que, por término medio, las autoridades amputan los dedos de las manos y/o de los pies de al menos una persona cada dos meses.