Viernes, 30 de octubre, 2020

Las municiones de racimo esparcen cientos de submuniciones (o bombetas) por una amplia superficie. Se calcula que entre el 5% y el 20% de las submuniciones de racimo no llegan a explotar y se quedan sobre el terreno. Para la población civil, representan una amenaza equiparable a la de las minas terrestres antipersonal


Tras un ataque a la ciudad azerbaiyana de Barda, Amnistía Internacional ha verificado que Armenia ha utilizado por primera vez bombas de racimo, que están prohibidas, en el actual conflicto de Nagorno Karabaj.

Ayer, 28 de octubre de 2020, aproximadamente a las 13.30 horas (hora local), se dispararon uno o varios cohetes Smerch contra la ciudad de Barda, donde cayeron en un barrio residencial próximo a un hospital. La Fiscalía General azerbaiyana ha comunicado que murieron al menos 21 personas y 70 más resultaron heridas.

Especialistas del equipo de Respuesta a las Crisis de Amnistía Internacional han verificado imágenes (tomadas por periodistas de Vice News en la ciudad) de fragmentos de munición de racimo 9N235 de cohetes Smerch 9M55 de fabricación rusa, que parece que fueron disparados contra la ciudad por fuerzas armenias.

“Disparar munición de racimo contra zonas civiles es un acto cruel y temerario, que causa incontables muertes, heridas y desgracias”, ha afirmado Marie Struthers, directora regional de Amnistía Internacional para Europa Oriental y Asia Central.

“A medida que este conflicto se intensifica, tanto las fuerzas armenias como las azerbaiyanas, así como otras respaldadas por Armenia, son culpables de utilizar armas prohibidas, que han puesto en peligro la vida de civiles atrapados en medio.

“Las municiones de racimo son armas de efecto intrínsecamente indiscriminado, cuyo uso está prohibido por el derecho internacional humanitario en todas las circunstancias- Amnistía Internacional pide de nuevo a ambos bandos que dejen de utilizar de inmediato municiones de racimo y den prioridad a la protección de la población civil.”

El 5 de octubre, Amnistía Internacional identificó municiones de racimo M095 DPICM que, al parecer, fueron disparadas por las fuerzas azerbaiyanas contra la ciudad de Stepanakert, capital regional de Nagorno Karabaj.

La semana pasada, la organización también pidió a Armenia y a Azerbaiyán que pusieran fin de inmediato al uso de armas explosivas pesadas con efectos en una amplia superficie contra zonas civiles densamente pobladas.

Información complementaria

El 27 de septiembre estallaron intensos combates entre fuerzas azerbaiyanas y armenias, así como otras apoyadas por Armenia, en la región de Nagorno Karabaj. En el último mes, ambos bandos han intercambiado fuego de artillería y cohetes.

Amnistía Internacional ha pedido a todas las partes en el conflicto que respeten plenamente el derecho internacional humanitario y protejan a la población civil de los efectos de las hostilidades.

Municiones de racimo

Las bombas de racimo son armas de efecto intrínsecamente indiscriminado, que causan sufrimiento a la población civil durante años después de ser utilizadas, y están prohibidas internacionalmente por un tratado refrendado por más de 100 Estados. Amnistía Internacional pide tanto a Armenia como a Azerbaiyán que se conviertan en Estados Partes en la Convención sobre Municiones en Racimo.

Las municiones de racimo esparcen cientos de submuniciones (o bombetas) por una amplia superficie. Se calcula que entre el 5% y el 20% de las submuniciones de racimo no llegan a explotar y se quedan sobre el terreno. Para la población civil, representan una amenaza equiparable a la de las minas terrestres antipersonal.

Usar esta clase de bombas contraviene la prohibición de los ataques indiscriminados, debido a la amplia superficie que se ve afectada por las numerosas submuniciones liberadas y al peligro que representan para todas las personas que entren en contacto con la munición sin explotar.