Lunes, 19 de octubre, 2020
Las autoridades deben crear un entorno seguro y propicio para que Josina Machel y todas las demás personas que defienden los derechos humanos de las mujeres continúen haciendo su vital labor por estos derechos y transmitir a otras sobrevivientes de la violencia de género el mensaje de que pueden denunciar y reclamar justicia sin riesgo
“Cinco años después de que la defensora de los derechos humanos de las mujeres Josina Machel perdiera un ojo en una brutal agresión basada en el género, aún no se le ha hecho justicia y su expediente sigue languideciendo en los tribunales mozambiqueños”, ha declarado hoy Amnistía Internacional.
En junio de 2020, un tribunal de apelación anuló el fallo condenatorio dictado contra el agresor de Josina Machel —y expareja de ésta—, Rofino Licuco, alegando que no había testigos presenciales que corroborasen la agresión física y psicológica. El tribunal resolvió también que las pruebas médicas presentadas no podían excluir la posibilidad de que la lesión de Josina hubiera sido consecuencia de una “simple caída” o de un “objeto contundente”. Josina ha recurrido esta decisión ante el Tribunal Supremo; no se ha fijado fecha aún para la sentencia.
“Es una burla total de la justicia que Josina Machel siga esperando que se haga justicia cinco años después de haber sufrido una agresión brutal en un caso claro de violencia de género. Las autoridades deben garantizar que este caso y todos los demás casos de violencia de género son investigados y juzgados de forma imparcial y sin discriminación”, declaró Deprose Muchena, director de Amnistía Internacional para África Oriental y Austral.
“El hecho de que las ruedas de la justicia tarden más en servir a quienes corren mayor riesgo de sufrir violencia y discriminación, como las mujeres, no dice nada bueno del sistema de justicia del país.”
La sentencia del tribunal de apelación que declaró a Rofino Licuco inocente de violencia de género contra Josina fue un duro golpe para las mujeres y para quienes luchan contra la violencia de género.
Josina Machel ha recibido también amenazas y ha sufrido actos de intimidación para disuadirla de denunciar su experiencia de abuso. En agosto de 2020, los abogados de Rofino Licuco enviaron a Josina una carta en la que la advirtieron de que dejara de referirse a su expareja y de usar su nombre en documentos electrónicos o físicos, grabaciones o material de campaña, para tratar de silenciarla.
El 17 de octubre de 2015, Josina Machel perdió el ojo derecho en una agresión a manos de su entonces pareja. Josina dijo que había recibido tres puñetazos: dos en la cara, que la dejaron sin visión inmediatamente, y el tercero en la parte posterior de la cabeza. Josina usa una prótesis ocular entonces. Aunque Licuco fue declarado culpable inicialmente de los delitos de violencia física y psicológica, una sección de la Sala de Apelación Penal del Tribunal Judicial de Maputo anuló el fallo.
“Quienes defienden los derechos humanos de las mujeres corren mayor riesgo de sufrir violencia de género sólo por alzar la voz contra la injusticia y cuestionar los papeles asignados tradicionalmente al género en la sociedad”, dijo Deprose Muchena.
“Las autoridades deben crear un entorno seguro y propicio para que Josina Machel y todas las demás personas que defienden los derechos humanos de las mujeres continúen haciendo su vital labor por estos derechos y transmitir a otras sobrevivientes de la violencia de género el mensaje de que pueden denunciar y reclamar justicia sin riesgo.”
Información complementaria
Josina Machel es una conocida defensora de los derechos humanos de las mujeres y fundó el movimiento Kuhluka, organización no gubernamental panafricana que trabaja para acabar con la violencia de género. Es hija de Graça Machel (conocida defensora de los derechos de las mujeres y de la infancia) y Samora Machel (primer presidente de Mozambique).
Tras la agresión de 2015, Josina sufrió una campaña de intimidación en la que hombres no identificados la siguieron en la ciudad de Maputo y recibió amenazas telefónicas, algunas de ellas del propio Rofino Licuco. Rofino es un hombre poderoso con conexiones políticas en Mozambique.