Jueves, 30 de julio, 2020

Muchos niños y niñas sobrevivientes han regresado del cautiverio del Estado Islámico con lesiones, enfermedades o discapacidades físicas debilitantes a largo plazo.Los problemas de salud mental que sufren con más frecuencia son el trastorno de estrés postraumático, la ansiedad y la depresión


Casi 2.000 menores yazidíes que han regresado con su familia tras vivir bajo el cautiverio del grupo armado autodenominado Estado Islámico sufren una crisis de salud física y mental, advirtió Amnistía Internacional en un nuevo informe publicado hoy.
 
El informe, Legacy of Terror: The Plight of Yezidi Child Survivors of ISIS, también aborda la necesidad urgente de poner fin a la separación forzada de las mujeres y sus hijos e hijas nacidos como consecuencia de violencia sexual infligida por miembros del Estado Islámico.
 
Entre 2014 y 2017, el Estado Islámico perpetró crímenes de guerra, crímenes de lesa humanidad y lo que la ONU describe como genocidio contra la comunidad yazidí de Irak.
 
El informe de 56 páginas revela las importantes dificultades que sufren ahora los aproximadamente 1.992 niños y niñas que han regresado con su familia tras ser secuestrados, torturados, obligados a combatir, violados y sometidos por el Estado Islámico a otros muchos abusos terribles contra los derechos humanos.
“Aunque la pesadilla de su pasado ha quedado atrás, estos niños y niñas continúan teniendo dificultades. Tras soportar los horrores de la guerra a una edad extremadamente temprana, ahora necesitan el apoyo urgente de las autoridades nacionales iraquíes y de la comunidad internacional para construir su futuro”, manifestó Matt Wells, director adjunto de Respuesta a las Crisis para Cuestiones Temáticas de Amnistía Internacional.
“Estos niños y niñas, sobrevivientes de crímenes atroces, se enfrentan a hora a un legado de terror. En los próximos años se debe dar prioridad a su salud física y mental para que puedan reintegrarse plenamente en su familia y su comunidad.”
 
Muchos niños y niñas sobrevivientes han regresado del cautiverio del Estado Islámico con lesiones, enfermedades o discapacidades físicas debilitantes a largo plazo.Los problemas de salud mental que sufren con más frecuencia son el trastorno de estrés postraumático, la ansiedad y la depresión. Entre los síntomas y comportamientos habituales están la agresión, las escenas retrospectivas, las pesadillas, la evitación de situaciones sociales y los cambios pronunciados del estado de ánimo. 
 
Crisis de salud física y mental
Personal de ayuda humanitaria, profesionales de salud mental y personas a cargo de su cuidado contaron a Amnistía Internacional las dificultades especiales a las que se enfrentan dos grupos de menores sobrevivientes: los ex niños soldados y las niñas sometidas a violencia sexual.
 
El Estado Islámico mató de hambre, torturó y obligó a combatir a miles de niños yazidíes capturados. En consecuencia, muchos de estos ex niños soldados corren un mayor riesgo de padecer enfermedades graves o tener discapacidades físicas, como la pérdida de brazos o piernas.
 
Con frecuencia, a su regreso se los aísla, porque sus familias y comunidades tienen dificultades para aceptar sus experiencias durante el cautiverio. En muchos casos se los ha sometido a propaganda, adoctrinamiento y formación militar intensos con el propósito deliberado de borrar su identidad, idioma y nombre anteriores.
 
De los 14 ex niños soldados entrevistados, más de la mitad contaron a Amnistía Internacional que no habían recibido ningún tipo de apoyo —psicosocial, sanitario, económico o de otro tipo— a su regreso.
Sahir*, sometido a reclutamiento forzoso a los 15 años, dijo: “Me obligaron a combatir. O lo hacía o moría. No tenía ninguna otra alternativa. La situación estaba fuera de mi control. Para sobrevivir, elegí combatir. Es lo peor que puede sucederle a ningún ser humano, lo más degradante… [Cuando regresé del cautiverio] sólo buscaba a alguien que me cuidara, algún apoyo, alguien que me dijera ‘estoy aquí para ti’… Eso es lo que he estado buscando, pero no lo he encontrado”.
Las niñas yazidíes sufrieron toda clase de abusos bajo el cautiverio del Estado Islámico, incluida violencia sexual. Las niñas sobrevivientes de violencia sexual sufren diversos problemas de salud, entre ellos fístulas traumáticas, cicatrices y dificultades para concebir o llevar a término un embarazo.
Randa*, niña de 14 años que estuvo cinco bajo cautiverio del Estado Islámico, dijo: “Cuando me casaron era una niña. Me hicieron sufrir. Quiero tener un futuro mejor. Quiero que el Estado Islámico rinda cuentas por lo que me hizo”.
Una médica de una organización que ha proporcionado atención médica y psicológica a cientos de mujeres y niñas sobrevivientes contó que casi todas las niñas de entre nueve y 19 años a las que había tratado habían sido violadas o sometidas a otro tipo de violencia sexual. Amnistía Internacional concluyó que, en su mayor parte, los servicios y programas existentes para sobrevivientes de violencia sexual han desatendido a las niñas.
“Estas niñas han sido sometidas sistemáticamente al horror de vivir bajo el Estado Islámico, y ahora están siendo abandonadas a su suerte. Se les debe dar el apoyo que tanto necesitan para rehacer su vida como parte del futuro de la comunidad yazidí”, declaró Matt Wells.
Mujeres con hijos e hijas nacidos como consecuencia de violencia sexual
Las mujeres y niñas yazidíes sometidas a esclavitud sexual por combatientes del Estado Islámico han dado a luz a cientos de niños y niñas. A muchos de ellos se les ha negado un lugar en la comunidad yazidí debido a diversos factores, entre ellos la postura del Consejo Supremo Espiritual Yazidí y el marco jurídico actual de Irak, que establece la obligación de registrar como musulmán a todo niño o niña de padre “desconocido” o musulmán.
 
Varias mujeres entrevistadas por Amnistía Internacional declararon que las habían presionado, coaccionado o incluso engañado para que abandonaran a sus hijos, lo que les provocó una grave angustia psicológica. También les habían asegurado falsamente que podrían visitar a sus hijos o reunirse con ellos en una fase posterior. Todas las mujeres entrevistadas que habían sido separadas de sus hijos dijeron que no habían tenido contacto ni acceso a ellos, y que se sentían incapaces de hablar con su familia o comunidad sobre su deseo de reunirse con sus hijos porque temían por su propia seguridad.
Janan*, de 22 años, dijo: “Quiero decir a [nuestra comunidad] y a todas las personas del mundo que por favor nos acepten, que acepten a nuestros hijos… Yo no quería tener un hijo de esa gente. Me obligaron a tenerlo. Jamás solicitaría reunirme con su padre, pero necesito reunirme con mi hijo”.
Esto es lo que relata Hanan*, de 24 años, a quien le quitaron su hija: “Tengo el mismo sentimiento que el resto de las madres [que se encuentran en la misma situación]. Todas hemos pensado en quitarnos la vida, o lo hemos intentado… Somos humanas, tenemos derechos, y queremos que nuestros hijos estén con nosotras. Da igual lo que hayamos vivido con el Estado Islámico; la situación por la que estamos pasando ahora es mucho peor. Necesitamos una solución”.
 
Amnistía Internacional pide a las organizaciones internacionales como el ACNUR que den prioridad a estas mujeres y menores y tramiten por la vía rápida su reasentamiento o reubicación humanitaria, con la cooperación de las autoridades nacionales y los gobiernos extranjeros.
“Estas mujeres fueron esclavizadas, torturadas y sometidas a violencia sexual. No deben sufrir ningún otro castigo. Es preciso que puedan reunirse con sus hijos e hijas, y se debe evitar toda separación futura. Se les debe ofrecer la oportunidad de reasentamiento o reubicación internacional junto con sus hijos e hijas, teniendo en cuenta el enorme peligro que corren en Irak”, afirmó Matt Wells.
Acceso a la educación y otros motivos de preocupación
Los menores yazidíes sobrevivientes fueron privados de acceso a la educación formal durante los años de cautiverio. Ahora, muchos pierden los programas de aprendizaje acelerado disponibles, bien porque desconocen su existencia o porque la excesiva burocracia los disuade. La consecuencia es que muchos menores sobrevivientes renuncian por completo al sistema educativo. No obstante, según los especialistas entrevistados por Amnistía Internacional, la escolarización es esencial para ayudarles a superar su trauma.
Nahla*, sobreviviente de 16 años, dijo: “Cuando regresé a la escuela las cosas se normalizaron un poco y me sentí mejor. Para tener un futuro tienes que ir a la escuela”.
Muchos menores yazidíes han regresado hablando árabe en lugar de kurdo, lo que les impide reintegrarse plenamente en su familia y su comunidad. Muchas familias que ya eran pobres están además fuertemente endeudadas tras verse obligadas a pagar rescates de decenas de miles de dólares estadounidenses para conseguir la liberación de sus hijos e hijas.
“Cuando va a cumplirse el sexto aniversario del ataque del Estado Islámico contra la minoría yazidí, las autoridades nacionales de Irak y la comunidad internacional deben hacer todo cuanto esté en sus manos para garantizar reparaciones plenas por las violaciones de los derechos de estos menores, y proporcionarles el apoyo al que tienen derecho”, manifestó Matt Wells.
Metodología
Amnistía Internacional visitó la región del Kurdistán de Irak entre el 17 y el 27 de febrero de 2020 y entrevistó a 29 sobrevivientes capturados por el Estado Islámico siendo menores de edad; 25 familiares de niños y niñas sobrevivientes a cargo de su cuidado, y 68 especialistas y funcionarios, entre ellos personal médico, psicoterapeutas, personal de ONG, representantes de la ONU y autoridades gubernamentales.
 
Nota: *Nombres ficticios para proteger la identidad de las personas entrevistadas.