Viernes, 24 de enero, 2020
“Estados Unidos y los talibanes deben comprometerse a cumplir las leyes de la guerra y poner fin a los ataques contra civiles”, ha señalado Omar Waraich, director adjunto de Amnistía Internacional para Asia meridional
Las negociaciones entre Estados Unidos y los talibanes afganos sobre una reducción de la violencia deben incluir el compromiso de ambas partes de cumplir las leyes de la guerra y poner fin a todos los ataques contra civiles, ha manifestado Amnistía Internacional hoy.
Durante la última semana, representantes de Estados Unidos y de los talibanes afganos han mantenido negociaciones a puerta cerrada en Doha, Qatar, con el fin, aparentemente, de acordar grados de “reducción de la violencia” en Afganistán.
“En un conflicto caracterizado por los ataques contra civiles, la expresión ‘reducción de la violencia’ es absurda. No puede haber ningún grado aceptable de violencia. Estados Unidos y los talibanes deben comprometerse a cumplir las leyes de la guerra y poner fin a los ataques contra civiles”, ha señalado Omar Waraich, director adjunto de Amnistía Internacional para Asia meridional.
El número de víctimas civiles se mantiene en niveles casi sin precedentes en Afganistán. En los nueve primeros meses de 2019, al menos 2.563 civiles murieron y 5.676 resultaron heridos, según cifras publicadas por la Misión de Asistencia de las Naciones Unidas en Afganistán (UNAMA).
Desde que la UNAMA comenzó a llevar registros en 2009, han muerto o resultado heridos más de 100.000 afganos y afganas. Casi 34.000 han muerto en ese periodo, en su mayoría niños y niñas. El conflicto de Afganistán sigue siendo el más mortal del mundo para los niños y las niñas.
Se continúa matando a gran número de civiles en las operaciones tanto de las fuerzas progubernamentales e internacionales como de los talibanes y otros grupos armados.
Los talibanes y otros grupos armados han atacado deliberadamente a civiles en crímenes de guerra en los que no se han respetado escuelas ni mezquitas. El grupo armado autodenominado Estado Islámico en Jorasán ha hecho gala de su virulento sectarismo en ataques contra minorías religiosas, como el atentado con explosivos perpetrado en una boda de la comunidad chií hazara en agosto del año pasado, que se cobró la vida de casi 100 personas.
Las fuerzas progubernamentales e internacionales han causado víctimas civiles en ataques aéreos y “operaciones de búsqueda” nocturnas.
En julio de 2019, en el marco del “diálogo intraafgano” de Doha, las delegaciones de la sociedad civil afgana y de los talibanes afganos acordaron una declaración conjunta que hacía hincapié en la necesidad de reducir el número de víctimas civiles “a cero”.
Julio de 2019 fue el mes más mortal registrado, según la UNAMA.
“No pueden tomarse en serio las declaraciones de paz mientras los combatientes continúen atacando a civiles”. Deben incluir el compromiso de proteger a la población civil, y todos los ataques contra civiles deben investigarse y enjuiciarse. Las conversaciones de paz no deben convertirse, en ninguna circunstancia, en licencia para la impunidad”, ha afirmado Omar Waraich.