Jueves, 09 de enero, 2020
En respuesta a la detención de 287 personas, entre ellas tres observadores de los derechos humanos, tras reprimir la policía una protesta de Año Nuevo en Hong Kong, el director de Amnistía Internacional Hong Kong, Man-Kei Tam, ha manifestado:
“El primer día de 2020, las autoridades policiales de Hong Kong dieron muestra de su desprecio por el derecho a la libertad de expresión y de reunión pacífica, dispersando con violencia una protesta en gran medida pacífica.
“Tras declararla ilegal a las tres horas de su inicio, la policía concedió 30 minutos a los organizadores y a decenas de manifestantes para dispersarse. Luego comenzó disparar con gas lacrimógeno y un cañón de agua contra las personas participantes, incluidas las que se manifestaban pacíficamente.
“Esta actuación impidió a la gente ejercer su derecho a la libertad de expresión y de reunión pacífica. La policía debe facilitar la protesta pacífica, no restringirla ni entorpecerla.
“Actuar contra observadores independientes es igualmente preocupante, pues son una fuente esencial de información sobre las violaciones de derechos humanos que puedan cometerse durante las protestas, lo cual es fundamental para garantizar la plena rendición de cuentas.
“Las autoridades de Hong Kong deben llevar a cabo con prontitud una investigación independiente e imparcial sobre las denuncia de uso excesivo de la fuerza por parte de agentes encargados de hacer cumplir la ley durante los seis últimos meses de protestas. La policía de Hong Kong no está ya en condiciones de investigar ella misma. Todos los presuntos responsables deben comparecer ante la justicia en juicios justos.”
Información complementaria
Tres de las 287 personas detenidas tras las protestas del 1 de enero eran observadores de la situación de los derechos humanos, pertenecientes a un grupo local de derechos humanos. Citando fuentes policiales, los medios de comunicación han dicho que las tácticas de “detención masiva” tenían por objeto “disuadir” a los manifestantes.
La policía de Hong Kong retiró la autorización de la protesta a las tres horas de su inicio, cuando un pequeño grupo de manifestantes comenzaron a destrozar un banco. Un bote de gas lacrimógeno lanzado a mano alcanzó sin previo aviso a las personas, en su mayoría pacíficas, participantes en la protesta, haciendo que algunas arrojaran objetos duros y cócteles molotov contra la policía.