Miércoles, 28 de agosto, 2019
Esta edición está compuesta por 29 testimonios que dan cuenta de los graves problemas que más afectan a los bolivarenses como la escasez de combustible, la falta de transporte, el desmantelamiento del sistema de salud, los cortes eléctricos y las mafias que se han instalado ante la aquiescencia de altos funcionarios del gobierno, que se benefician de operar en una zona fronteriza con cuantiosos yacimientos de oro y minerales
Bolívar Arrasado: riqueza y dolor en una sola región se titula la revista que Amnistía Internacional Venezuela publica, en la que se documenta y expone la vulneración de derechos que sufren las personas en el estado más extenso de Venezuela, en el marco de una crisis humanitaria que las autoridades no han sido capaces de atender.
Esta edición está compuesta por 29 testimonios que dan cuenta de los graves problemas que más afectan a los bolivarenses como la escasez de combustible, la falta de transporte, el desmantelamiento del sistema de salud, los cortes eléctricos y las mafias que se han instalado ante la aquiescencia de altos funcionarios del gobierno, que se benefician de operar en una zona fronteriza con cuantiosos yacimientos de oro y minerales.
“La carencia de los servicios públicos en la región ha afectado el modo de vida de sus ciudadanos; por ejemplo, el servicio de atención a emergencias 911 no funciona correctamente, el servicio policial igualmente, el de salud, el de gas doméstico, todos se han visto desmejorados”, indicó Aliana Estrada, coordinadora del Observatorio de Servicios Públicos en Guayana.
El proyecto estatal Arco Minero del Orinoco, orientado desde 2016 a la extracción de aurífera y recursos minerales al sur de Venezuela, ha empeorado la violencia y los enfrentamientos entre grupos irregulares y organizaciones gubernamentales que quieren tener el control del negocio de la extracción. Comunidades indígenas están bajo el azote de bandas criminales que promueven terror, explotación sexual y muerte, que afecta de forma especial y diferenciada a las niñas y mujeres.
“La minería posee características muy marcadas de corte patriarcal y machista, donde las mujeres asumen roles específicos: cocineras, prostitutas o parejas de los mineros. En todos ellos la violencia de género está presente, debido a que son espacios donde la ley es aquello que determina el grupo de control”, denunció Jackeline Fernández, monitora de la Red de Mujeres de Amnistía Internacional Venezuela.
Ni gasolina ni gas
La insuficiencia de combustible ha desencadenado una disminución en el transporte público y privado que le impide a las personas movilizarse a sus lugares de trabajo o estudio. También la producción, distribución y despacho de productos alimenticios y de primera necesidad se encuentran casi paralizadas. Sus habitantes deben hacer kilométricas colas de varios días para abastecer sus vehículos en las pocas estaciones de servicios que se encuentras abiertas. Muchos han denunciado que para que rinda el combustible solo permiten llenar entre 20 y 30 litros de gasolina.
“Fue horrible e incómodo. Estar allí tantas horas seguidas sin tener un baño, sin poder comer bien, con las moscas entrando en los carros. Ahora nos la pensamos para salir porque no queremos gastar gasolina”, contó Ana Milena Castillo, de 43 años, una de las tantas personas en el estado que deben hacer kilométricas filas para abastecerse de combustible.
El gas doméstico también ha desaparecido en muchas localidades. Habitantes denuncian constantemente que tienen meses sin el servicio, hecho que los lleva a cocinar a leña. Otros manifiestan que llega de manera irregular a sus hogares y que recargar una bombona a precio regulado en casi imposible. Por ello, las protestas por la normalización del servicio se multiplican en varios sectores.
Salud desmantelada
Representantes del sector salud han denunciado que en los últimos meses se ha presentado en Ciudad Guayana una epidemia de amibiasis y hepatitis A, cuya población más afectada es la de edad preescolar y escolar. Estas enfermedades están relacionadas al consumo de alimentos o aguas contaminadas.
Denuncias realizadas por la Coalición de Organizaciones por el Derecho a la Salud y la vida (Codevida) dan cuenta de personas con alguna condición renal a los cuales no solo se les indica que lleven los insumos para hacerse la diálisis, sino que además lleven combustible para que las plantas que les dan electricidad a esos centros de salud puedan trabajar.
La malaria también es un grave problema en el estado, más del 70% de los casos reportados en el país se encuentran en Bolívar. Los expertos atribuyen el repunte de los casos a la minería del oro y a la instalación del Arco Minero del Orinoco, esta actividad además contribuye a la exportación de la enfermedad a Brasil y Colombia. La corrupción generalizada y la falta de disponibilidad de medicamentos ha propiciado la venta ilegal de tratamientos antimaláricos y el aumentado la emergencia sanitaria, según algunas ONG locales.
“El programa de vigilancia, diagnóstico y control de la malaria se ha ido desmantelando poco a poco desde 2012, producto de toda la crisis política y económica” que sufre Venezuela, lo que ha “magnificado la epidemia de malaria de manera descontrolada”, así lo señala una investigación de la Universidad Central de Venezuela realizada por la doctora María Eugenia Grillet.
La escasez nacional de insumos, medicinas y personal de salud ha afectado considerablemente la región, lo que ha provocado el cierre técnico y total de importantes centros de salud como el oncológico de Ciudad Bolívar y el pediátrico Menca de Leoni, centro hospitalario más grande del oriente del país.
Sin servicios públicos
Los cortes en el servicio eléctrico, después del apagón nacional y del anuncio de un Plan de Administración de Carga que no se cumple, se han vuelto constantes y mantiene a la población en una sostenida incertidumbre que los hace interrumpir y replanificar sus rutinas. Del mismo modo, en varios municipios, las personas denuncian que el servicio de agua potable no llega a sus hogares regularmente, a pesar de que el estado colinde con los ríos Orinoco y Caroní; y cuando aparece el vital líquido, llega amarillento y con arenilla.
El servicio de aseo urbano tampoco funciona adecuadamente, sectores enteros sobreviven rodeados de montones de basura y escombros que no son recogidos y pueden durar días a la intemperie generado la proliferación de insectos y roedores. Lo mismo sucede en calles, avenidas y frente a establecimientos de consumo y venta de comida.
La revista Bolívar Arrasado forma parte de un seriado de publicaciones que Amnistía Internacional Venezuela difunde para visibilizar la grave situación que atraviesan los ciudadanos en sus regiones, destacando los problemas y las violaciones a los derechos humanos a los que son sometidos a diario.