Lunes, 14 de enero, 2019
“Casi siete años después de convertirse en víctima de una vil campaña de desprestigio, Khadija Ismayilova ha recibido por fin una pizca de justicia”, ha manifestado Levan Asatiani, director de campañas de Amnistía Internacional sobre Europa y Asia Central
La sentencia dictada hoy por el Tribunal Europeo de Derechos Humanos a favor de una periodista azerbaiyana que sufrió una campaña de desprestigio con una cinta de contenido sexual tras investigar la corrupción gubernamental pone de manifiesto la represión constante de la libertad de expresión en el país. Así lo ha manifestado Amnistía Internacional.
El Tribunal ha resuelto que las autoridades de Azerbaiyán no investigaron un vídeo de contenido sexual de Khadija Ismayilova grabado de forma encubierta en 2012, y tampoco investigaron las amenazas posteriores de hacerlo público.
“Casi siete años después de convertirse en víctima de una vil campaña de desprestigio, Khadija Ismayilova ha recibido por fin una pizca de justicia”, ha manifestado Levan Asatiani, director de campañas de Amnistía Internacional sobre Europa y Asia Central.
“Khadija es una de los muchos periodistas y activistas que han sufrido ataques como parte de la implacable represión de la disidencia ejercida por el gobierno azerbaiyano. Esta sentencia, que declara que los derechos de Khadija a la intimidad y la libertad de expresión fueron violados, transmite un claro mensaje de que no se tolerará la represión de Azerbaiyán contra quienes defienden los derechos humanos.”
Khadija Ismayilova, periodista de Radio Free Europe, había estado investigando las denuncias de vínculos entre la familia del presidente Ilham Aliyev y un lucrativo proyecto de construcción en la capital de Azerbaiyán, Bakú, cuando el 7 de marzo de 2012 recibió una carta que contenía fotografías íntimas suyas. Al parecer, unos individuos no identificados habían entrado en secreto en su apartamento y habían puesto cámaras ocultas en su habitación. La carta la amenazaba con “avergonzarla” si no abandonaba su trabajo periodístico, pero ella se negó a dejarse silenciar y expuso públicamente el intento de chantaje. Poco después se publicaron en Internet grabaciones íntimas de vídeo en las que aparecía Khadija Ismayilova.
La periodista descubrió varias cámaras ocultas en su apartamento, así como una segunda línea telefónica recién instalada y cables de datos utilizados para transmitir las grabaciones de las cámaras. Las autoridades azerbaiyanas abrieron una investigación penal sobre las amenazas y la filmación encubierta. Sin embargo, no se obtuvieron resultados tangibles.
“La sentencia de hoy deja al descubierto los fallos de la presunta investigación oficial sobre la campaña de desprestigio contra Khadija Ismayilova. El gobierno debe reabrir esta investigación y garantizar que los responsables del ataque a Khadija Ismayilova son identificados y llevados ante la justicia”, ha manifestado Levan Asatiani.
Khadija Ismayilova presentó su caso al Tribunal Europeo de Derechos Humanos en 2014. Afirmó que las autoridades azerbaiyanas, o bien eran directamente responsables de la grabación de la cinta de contenido sexual, o bien no cumplieron debidamente con su deber de proteger su derecho a la intimidad y a la libertad de expresión investigando de forma efectiva su caso.
En su sentencia de hoy, el Tribunal ha señalado que las autoridades de Azerbaiyán han creado un entorno que “puede producir un grave efecto inhibidor sobre la libertad de expresión”. El Tribunal también ha dictaminado que la amenaza de humillación pública y la invasión de la intimidad de Khadija Ismayilova, o estaban vinculados a su trabajo como periodista, o al menos deberían haberse tratado sobre ese supuesto en la investigación.
En esta situación, ha concluido el Tribunal, Azerbaiyán ha incumplido su obligación, contraída en virtud del artículo 10 del Convenio Europeo de Derechos Humanos, de proteger la libertad de expresión periodística. También ha incumplido su obligación, en virtud del artículo 8, de proteger frente a la intrusión en la vida privada.
Khadija Ismayilova ha sufrido un acoso reiterado de las autoridades azerbaiyanas. Amnistía Internacional la reconoció como presa de conciencia e hizo campaña por su liberación cuando fue detenida en 2014 y condenada en 2015 por cargos falsos de malversación, actividad empresarial ilícita, evasión fiscal y abuso de poder.
Tras las presiones internacionales, Khadija Ismayilova fue puesta en libertad condicional en 2016, con la prohibición de viajar. En 2015, la periodista inició una causa separada ante el Tribunal Europeo de Derechos Humanos respecto a su procesamiento penal.
Anteriormente había dicho a Amnistía Internacional: “Creían que esto me destruiría, pero se han destruido ellos mismos. Ahora el mundo sabrá cómo se trata a los periodistas independientes en Azerbaiyán”.