Viernes, 14 de diciembre, 2018
Una pregunta complicada, pero alguien tenía que hacerla. Durante la Cumbre Mundial de Defensores y Defensoras de Derechos Humanos de este año, preguntamos a 11 destacados activistas cuál era la esencia de los derechos humanos Esto es lo que respondieron
Anielle Franco, Brasil
Anielle es profesora, periodista y activista. También es la hermana de Marielle Franco, defensora de los derechos humanos muerta a tiros este año. Anielle está decidida a que se haga justicia con su hermana y habla sobre el racismo y los retos a los que se enfrentan las mujeres negras en Brasil.
Los derechos humanos son la oportunidad de defender aquello en lo que creemos realmente. Para mí, el amor y la educación son la base de los derechos humanos. Pueden salvarnos de muchas cosas.
Marielle y yo fuimos defensoras de los derechos humanos desde que nacimos. No teníamos opción. Nos criamos en una favela. Era peligroso. Con frecuencia los hombres asesinaban a sus mujeres. No podíamos limitarnos a quedarnos quietas presenciando semejante injusticia. Sabíamos que teníamos que hacer algo.
Mi hermana Marielle me enseñó muchas cosas. Desde mi adolescencia estuve aprendiendo de ella. Cuando me trasladé a Estados Unidos, a la edad de 16 años, Marielle me dijo: “Da igual dónde vayas, siempre habrá algo por lo que luchar.” Me inculcó el sentido de la justicia y, a partir de ahí, me uní a la National Coalition of 100 Black Women y me formé como periodista. En Brasil, Marielle siempre estaba luchando por algo. Y yo, estuviera donde estuviera, siempre la apoyé. Era increíble ver la poderosa mujer en que se había convertido. Luchó por la justicia hasta el mismo día en que la mataron.
Ser una mujer negra en Brasil es increíblemente difícil. Somos las más marginadas. Soy consciente de la lucha que tenemos por delante y tengo miedo. No sé lo que va a pasar, pero sé que van a intentar eliminarnos y silenciarnos, y tenemos que unirnos. No abandonaremos la lucha.
Eva Lewis, Estados Unidos
Eva Lewis, de 19 años, es una artista y activista de derechos humanos de la zona sur de Chicago (Illinois). Es fundadora y directora general de The I Project. Ah, y por si no lo habíamos dicho, es genial.
Los derechos humanos son las herramientas necesarias para construir la sostenibilidad. Si no tienes herramientas, no puedes construir nada. Para mí, la zona sur de Chicago es como una pecera. Hay muchos peces, y un solo tipo de comida. La gente no puede construir sus propios tanques, así que estamos en una misma pecera, compartiendo una pieza. Sin embargo, si cada persona tuviera su propio tanque, estaríamos bien. Los derechos humanos son las herramientas que necesitamos para construir nuestros propios tanques.
Como mujer negra, vivo en un país que no pretende favorecerme. Eso era evidente cuando crecías en la zona sur de Chicago. Algunos de mis familiares estaban en bandas; otros fueron víctimas de la opresión que sufrían las personas negras y mulatas.
Yo sabía que, para liberarme, tenía que conseguir recursos, como una buena educación. Mi madre se aseguró de que tuviera acceso a esos recursos, pero no sin esfuerzo. Todas las mañanas me levantaba a las 5 de la para ir a la escuela. Sobrevivía con cuatro o cinco horas de sueño, pero no tenía más remedio. En mi zona no había buenas escuelas.
Asistir a un centro escolar en el norte de Chicago me convirtió en activista de derechos humanos. Enseguida me di cuenta que la educación en Estados Unidos era una cuestión de patrimonio, no de igualdad. Tenía la obligación de protestar. Estar en este lugar era un privilegio adquirido, y yo tenía que hablar de las dificultades que atravesaba mi gente. Al alzar la voz, conseguí las habilidades que necesitaba para ser una activista.
Actualmente voy a una universidad de la Ivy League [grupo de prestigiosas universidades estadounidenses]. Estoy formando un equipo de mujeres jóvenes de color procedentes de comunidades marginadas que luchan contra la opresión. También he fundado una organización sin ánimo de lucro llamada The I project. Es una iniciativa de activismo a través del arte de la que estoy realmente orgullosa.
Fred Bauma, República Democrática del Congo
Fred Bauma es un líder del grupo juvenil en favor de la justicia social, los derechos humanos y la democracia LUCHA, que defiende el cambio en la República Democrática del Congo. Tras ser detenido en marzo de 2015 pasó 18 meses en la cárcel, en peligro de ser condenado a muerte. Gracias a la presión internacional de organizaciones como Amnistía Internacional, quedó en libertad en 2016.
Para mí los derechos humanos son algo muy sencillo. Son las cosas que te hacen sentir humano y hacen que consideres a los demás tan humanos como tú. No son las leyes ni la ONU, son el amor, la compasión y la empatía.
Mientras crecía, vi mucha violencia en mi país. La gente sufría y había una sensación de impotencia. Muchas personas sufrieron desplazamiento, entre ellas yo. No quería que nadie más pasara por la misma situación, y supe que algo tenía que cambiar. Por eso me convertí en activista de derechos humanos.
La primera dificultad que tuve que vencer fue la violencia y la represión del Estado. Es algo que tanto yo como mi familia experimentamos todos los días. Cuando me detuvieron se me calificó de peligroso. Nadie, excepto mi familia y mis amistades, quería admitir que me conocía, y todos me miraban de forma diferente. Mi familia y mis amistades tuvieron el valor de defenderme y apoyarme, aunque eso afectaba a cómo los consideraban a ellos también.
Me enorgullece ver que mis conciudadanos y conciudadanas empiezan a hablar con más libertad, sin miedo. Continúa habiendo presión, pero al menos son conscientes del poder que tenemos. Para mí, el logro más importante será devolver el poder a la gente.
Vitalina Koval, Ucrania
Vitalina Koval es una increíble activista de la comunidad LGBTI en Ucrania. Cofundadora de un centro comunitario que proporciona un espacio seguro para la gente LGBTI, habla sin miedo contra el odio.
Para mí, los derechos humanos son valores básicos. Son los cimientos de una sociedad abierta e inclusiva.
Me di a conocer como lesbiana a los 25 años. Después de eso, me di cuenta de que no tenía que ocultar nada más. Quería luchar por los derechos de las mujeres y las personas LGBTQI. Supe que era una defensora de los derechos humanos después de asistir a la Revolución de la Dignidad ucraniana. Pasé dos semanas y media haciendo campaña en la Plaza de la Independencia [Maidan Nezalezhnosti, la plaza principal de Kiev]. Eso me forjó como activista de derechos humanos.
Actualmente hay dos asuntos clave en Ucrania y dos motivos por los que debemos seguir con las actividades de campaña. En primer lugar, en los últimos años ha aumentado significativamente la actividad de los grupos radicales de derechas. Como defensores y defensoras de los derechos humanos, debemos combatirlos y protegernos mutuamente. En segundo lugar, la policía no persigue a las personas que cometen delitos contra activistas. Al sentirse impunes, estas personas cometen aún más actos de violencia. Tenemos que trabajar con las autoridades encargadas de hacer cumplir la ley para desarrollar leyes contra los delitos de odio.
Mi logro personal es haberme dado a conocer como lesbiana. No quería seguir escondiéndome. Tengo los mismos derechos que cualquiera. Merezco ser feliz y vivir libremente.
Mudawi Ibrahim Adam, Sudán
El ingeniero y defensor de los derechos humanos Mudawi Ibrahim Adam lleva años denunciando violaciones de los derechos humanos en Darfur. Ha estado varias veces encarcelado por cargos relacionados con su trabajo en materia de derechos humanos.
Para mí los derechos humanos son igualdad, justicia, libertad de asociación, ausencia de represión. Es el derecho a la vida. A la alimentación. A la vivienda.
Crecí detestando la injusticia. Quería apoyar a la gente necesitada. Me encontré luchando contra la injusticia. Me encontré siendo activista de derechos humanos. Sudán es un país diverso, en el que hay personas de muchas religiones y culturas. Yo combatía la pobreza y las violaciones de Derechos humanos, y la lucha por la igualdad no era fácil. Pasé periodos de mi vida en prisión, me negaron la libertad. Sigo orgulloso de lo que he conseguido, especialmente cuando veo el impacto que he tenido en la juventud y su determinación de trabajar por la justicia.
Lolita Chávez, Guatemala
Aura Lolita Chávez Ixcaquic, conocida como Lolita, es una activista de los derechos de las mujeres y lideresa indígena guatemalteca que dirige la lucha para proteger sus tierras.
Los derechos humanos son justicia, libertad y una forma de vivir todas las personas juntas en el mismo mundo. Es una lucha no sólo por la justicia, sino por la naturaleza, las montañas y los ríos.
Mi madre era defensora de los derechos humanos, y yo me convertí en defensora también. El pueblo donde vivía estaba amenazado y supe que tenía que luchar. Las empresas siguen intentando quedarse con nuestras tierras, las quieren para hacer dinero. Me atreví a protestar, pero ahora no puedo regresar a mi pueblo. Me han amenazado de muerte, me han acusado de cosas que no he hecho. No puedo volver. [Traducción de AI]
Maria Munir, Reino Unido
Conferenciante, defensora de los derechos humanos y una mujer brillante en general, Maria Munir habla sobre cuestiones tales como los derechos de las personas transgénero y la discriminación de las personas de género no binario.
Los derechos humanos son esas libertades que todas las personas deberían tener garantizadas por igual para gozar de las mismas oportunidades en la vida. Son las cosas básicas que sustentan lo que una persona necesita para vivir, como el saneamiento y la vivienda. Al hablar en estos términos, los derechos humanos se convierten en algo con lo que todo el mundo tiene relación y que todo el mundo puede entender. Esto ayuda a romper la barrera de que los derechos humanos son algo que sucede en otro lugar. De hecho, los derechos humanos son algo a lo que todas las personas tienen derecho.
Siempre he tenido un profundo sentido de la importancia de la igualdad. Todas las personas tienen derecho a acceder a la información. La clase social, la educación y el dinero no deben impedir que las personas entiendan cómo funciona el mundo y cómo pueden asegurarse de proteger su lugar en él.
Una de las mayores dificultades de ser defensora de los derechos humanos soy yo misma. Soy muy insegura. Aunque tengo mucha experiencia en estas labores, sigo dudando de mí misma y cuestionando si soy lo bastante buena. Ahora, en lugar de preguntarme si otra persona lo podría hacer mejor, me pregunto: ¿Por qué no hay más defensores y defensoras de los derechos humanos? ¿Por qué no dejamos que más personas que hablen sobre las cuestiones de derechos humanos?
La primera vez que manifesté en público mi condición de persona de género no binario fue delante del presidente Obama, durante una sesión de preguntas y respuestas en Londres. En Reino Unido, la Ley de Igualdad no reconoce a las personas no binarias, y por tanto no tenemos derechos, literalmente. Mi intención era preguntarle a Obama qué lamentaba de la intervención en Libia, pero entonces se me ocurrió que era un momento perfecto para poner en el candelero un tema que a menudo es ignorado o acallado.
Y sin embargo, yo no diría que este “momento Obama” haya sido mi mayor logro. Para mí, es toda la gente que ha dicho que mi trabajo ha contribuido al cambio. He recibido muchos tuits y mensajes de correo electrónico y he iniciado una conversación que la gente no ha sido capaz de tener hasta ahora. Para mí esto es lo más valioso.
Matthew Caruana Galizia, Malta
El periodista Matthew Caruana Galizia, ganador del premio Pulitzer, pide justicia para su madre, Daphne Caruana Galizia, asesinada hace un año en Malta.
Los derechos humanos son como el aire. Hasta que te los quitan, no sabes lo que tienes. No te das cuenta de lo necesario que es el aire hasta que te lo quitan y no puedes respirar.
Yo no decidí ser activista. No fue decisión mía. Mi madre y yo éramos periodistas, pero habíamos llegado a un punto en que nos atacaban tanto que pasábamos la mayoría de nuestro tiempo defendiendo nuestro trabajo para justificar nuestra existencia.
A mi madre la asesinaron únicamente por hacer su trabajo como periodista. Antes de morir estuvo bajo constante ataque. Se enfrentaba a más de 50 causas civiles o penales por difamación y el gobierno había congelado sus cuentas bancarias.
La corrupción y la impunidad son algo constante en Malta. Son el origen de todo. Los periodistas escribimos sobre políticos corruptos, pero no pasa nada. Gozan de impunidad y nos atacan. Al final, un periodista acaba asesinado.
Yo no he elegido ser defensor de los derechos humanos. Tengo la obligación de serlo.
Nurcan Baysal, Turquía
Nurcan Baysal es una defensora de los derechos humanos y periodista kurda de Diyarbakir, en la región kurda de Turquía. Nurcan ha sufrido amenazas de muerte, ha recibido mensajes insultándola y ha sido detenida por las autoridades. A pesar de todo, está decidida a seguir luchando.
Los derechos humanos son algo muy básico y a la vez muy importante. Si ellos no somos nada. Si no puedes hablar, no puedes ver o no puedes decir lo que piensas, si no puedes salir y protestar, hablar en tu propia lengua o unirte a tus amigos para protestar, ¿qué sentido tiene? La vida no tiene sentido sin nuestros derechos.
Llevo más de 20 años protegiendo los derechos de mujeres, niños y niñas. Ante todo soy periodista, pero también soy defensora de los derechos humanos.
Nuestra región lleva más de 40 años en guerra. Pertenezco a la segunda o la tercera generación kurda que creció con la guerra. Y no quiero que mis hijos vivan la misma vida. Por eso pido paz y por eso trabajo para asegurarme de que se protegen los derechos de la comunidad. Pero no ha sido tarea fácil. He pasado por muchas dificultades, que me ha puesto principalmente el Estado turco. Para quienes están en el poder es un problema que yo exista.
Cuando se impusieron los toques de queda, los medios de comunicación turcos cerraron totalmente los ojos ante lo que estaba ocurriendo en nuestra región. Yo fui una de las pocas personas que informó a la opinión pública turca de lo que pasaba realmente. Me esforcé por conseguir que la situación cambiara, y mirando hacia atrás, creo que salvamos a algunas personas.
Phylesha Brown-Acton, isla de Niue y Nueva Zelanda
Phylesha Brown-Acton trabaja en el sector del VIH y en favor de las comunidades LGBTI desde hace más de 20 años. También es copresidenta de la Asia Pacific Transgender Network (Red Transgénero de Asia y Oceanía, APTN) y directora de F’INE Pasifika Aotearoa, Nueva Zelanda.
¿Qué son los derechos humanos? Es una pregunta básica y a la vez capciosa. Los derechos humanos significan mucho para muchas personas muy diferentes. Para mí, los derechos humanos son para todas las personas, para garantizar que están protegidas y seguras y que disfrutan de las mismas oportunidades.
Soy defensora de los derechos humanos desde que nací. En la niñez, la juventud y la edad adulta, como mujer transgénero y activista indígena, siempre he tenido algo que decir. Creo en la defensa de causas en las que creo. Procedo de una larga estirpe de mujeres fuertes que han sido el eje de los cimientos de la cultura y la comunidad. Ellas han sido la fuerza que me sostiene desde hace tiempo y me ha animado a alzar la voz.
He tenido que superar muchas dificultades en la vida. Soy una mujer transgénero, con eso queda todo dicho. Si conocen mi realidad como mujer transgénero, la mayor dificultad es tener que tratar con quienes me redefinen. Muchas personas no pueden aceptar o entender que la noción de género no es tan binaria como ellas creen.
Además de estar viva, he conseguido muchas otras cosas. Una es poder participar en la segunda Cumbre Mundial de Defensores y Defensoras de Derechos Humanos. Soy la única representante de la región del Sur del Pacífico. Sólo soy una voz de la región, pero espero abrir las puertas para otras.
Han Hui Hui, Singapur
Han Hui Hui es bloguera y defensora de los derechos humanos. Utiliza su blog y las redes sociales para poner de relieve deficiencias en los servicios sociales, y también para sensibilizar a la opinión pública sobre las violaciones de derechos humanos en Singapur. Ha sido agredida físicamente y acosada, además de encarcelada y recluida en régimen de aislamiento sólo por protestar.
Como singapuresa, creo que los derechos humanos son algo concreto. La capacidad de que haya viviendas adecuadas para las familias. Una atención médica adecuada para que la gente no tema enfermar y morir. Y pensiones dignas para que todo el mundo pueda disfrutar de su edad dorada cuando se jubile.
No me considero una defensora de los derechos humanos. Sólo soy una ciudadana singapuresa de a pie que quiere publicar un blog sobre su vida y el sistema educativo de su país. Pero bloguear sobre el sistema educativo en Singapur me ha traído problemas.
En 2013, el gobierno de Singapur me mandó una carta en la que me acusaba de difamación. Me asusté mucho. No tenía recursos para luchar contra el gobierno. Empecé a mirar más allá de las fronteras de mi país, y fue cuando me di cuenta de que había algo llamado libertad de expresión y que yo tenía derecho a cuestionar al gobierno.
Seguí con mi blog, pero me enfrenté a muchos abusos. La gente dudaba de que fuera una chica. Creen que las chicas sólo nos centramos en ropa y maquillaje, y que no tenemos cerebro para hacer un blog.
Siguen acosándome. Me han prohibido que organice un evento en Singapur. Me han tenido en régimen de aislamiento y también me he enfrentado a la deportación. Al final, sólo soy una persona curiosa que desea hacer una labor de sensibilización.