Lunes, 08 de octubre, 2018
El doctor Denis Mukwege es el fundador y director médico del Hospital Panzi en Bukavu, en el este de República Democrática del Congo. Su dedicación a las supervivientes de la violencia sexual en Kivu Meridional es bien conocida por el pueblo congolés y la comunidad de derechos humanos. Por su parte, Nadia Murad apareció ante el Consejo de Seguridad de la ONU para contar su experiencia cuando el grupo armado autodenominado Estado Islámico la secuestró y la sometió a esclavitud sexual en Irak. Desde entonces ha hecho reiterados llamamientos para que los crímenes perpetrados por el Estado Islámico sean investigados y juzgados
En respuesta a la noticia de la concesión del premio Nobel de la Paz 2018 al médico congolés Denis Mukwege y la activista de derechos humanos yazidí Nadia Murad, el secretario general de Amnistía Internacional, Kumi Naidoo, ha declarado:
“Mis más siceras felicitaciones a Denis Mukwege y Nadia Murad por este reconocimiento a su valiente labor en defensa de las víctimas de la violencia sexual relacionada con los conflictos. Son dos luces de esperanza en un mundo en el que la violación y otras formas de violencia sexual siguen siendo una característica frecuente y terrible de los ataques bélicos, que a menudo se utilizan para humillar brutalmente, silenciar y sembrar el temor.
“Al parecer, Denis Mukwege estaba operando en quirófano cuando se anunció la concesión del premio, lo cual da fe de su inquebrantable dedicación a la atención de las mujeres y las niñas en su hospital. Bajo su comprensivo cuidado, miles de supervivientes de violación y violencia sexual en el este de República Democrática del Congo se han recuperado de sus lesiones físicas. A pesar de un intento de asesinato y de los ataques contra su familia, Denis Mukwege sigue luchando incansablemente contra la violencia sexual relacionada con los conflictos. Es un extraordinario paladín de los derechos humanos.
“El valiente testimonio de Nadia Murad ante las Naciones Unidas ha puesto al descubierto los inimaginables horrores sufridos por las mujeres y las niñas yazidíes mantenidas en cautiverio y sometidas a esclavitud sexual por el llamado Estado Islámico en Irak, y demuestra que las que sobrevivieron a la violencia sexual y otros abusos no serán silenciadas ni ignoradas. Su demanda de justicia da esperanzas a las supervivientes e inculca la importancia de que sus torturadores rindan cuentas por los crímenes de derecho internacional perpetrados contra ellas".
Información complementaria:
El doctor Denis Mukwege es el fundador y director médico del Hospital Panzi en Bukavu, en el este de República Democrática del Congo. Su dedicación a las supervivientes de la violencia sexual en Kivu Meridional es bien conocida por el pueblo congolés y la comunidad de derechos humanos. Ha sido galardonado con decenas de premios, entre ellos el Premio de Derechos Humanos de las Naciones Unidas en 2008, por su trabajo con supervivientes de violencia sexual en Kivu Meridional.
Denis Mukwege defiende desde hace tiempo los derechos de las mujeres en RDC. Ha sido amenazado varias veces por grupos armados por denunciar la violación. Su familia también ha sido atacada. El 25 de octubre de 2012, encontró a unos hombres armados amenazando a sus hijos con pistolas y casi le alcanzaron al disparar contra él, matando a uno de sus guardias de seguridad.
En 2015, Nadia Murad apareció ante el Consejo de Seguridad de la ONU para contar su experiencia cuando el grupo armado autodenominado Estado Islámico la secuestró y la sometió a esclavitud sexual en Irak. Desde entonces ha hecho reiterados llamamientos para que los crímenes perpetrados por el Estado Islámico sean investigados y juzgados. En 2016, cuando sólo tenía 23 años, Nadia Murad fue nombrada primera Embajadora de Buena Voluntad de la ONU para la Dignidad de las Personas Supervivientes de Trata de Seres Humanos.
Este año se cumple una década desde que el Consejo de Seguridad de la ONU adoptó la resolución 1820 (2008). Esta resolución reiteraba las obligaciones de los Estados de tomar medidas especiales para proteger a las mujeres y las niñas en los conflictos armados y exigir responsabilidades a los perpetradores de genocidio, crímenes de lesa humanidad y crímenes de guerra, incluidos los relativos a violencia sexual y otros actos de violencia contra las mujeres y las niñas. Esto también está recogido en el Estatuto de Roma de 1998, que rige el trabajo de la Corte Penal Internacional.