Martes, 25 de septiembre, 2018
“El general en jefe Min Aung Hlaing es responsable de supervisar la ejecución de crímenes contra la humanidad en Myanmar. Él ocupaba el puesto más alto de la cadena de mando durante la despiadada campaña de asesinatos, violaciones, torturas y quema de pueblos emprendida por el ejército myanmaro, que obligó a cientos de miles de personas a huir de sus hogares”, ha dicho Kumi Naidoo, secretario general de Amnistía Internacional
Nueva York amaneció cubierta de carteles de “Se busca” con la imagen de Min Aung Hlaing, comandante en jefe del ejército de Myanmar que supervisó las atrocidades contra la población rohingya del país. Los carteles forman parte de una campaña de Amnistía Internacional que busca la rendición de cuentas en Myanmar.
Los dirigentes mundiales, incluidos representantes del gobierno de Myanmar, se reúnen en Nueva York esta semana con motivo del 73 periodo de sesiones de la Asamblea General de la ONU.
Se prevé que la rendición de cuentas por las atrocidades cometidas contra la minoría rohingya y otras minorías étnicas de Myanmar ocupe uno de los primeros puestos de la agenda. El Consejo de Derechos Humanos de la ONU está debatiendo actualmente sobre la creación de un mecanismo de conservación de pruebas que podría contribuir al enjuiciamiento de Min Aung Hlaing y otros presuntos perpetradores.
Amnistía Internacional ha colocado los carteles en una treintena de lugares de la ciudad, algunos de ellos emblemáticos.
“El general en jefe Min Aung Hlaing es responsable de supervisar la ejecución de crímenes contra la humanidad en Myanmar. Él ocupaba el puesto más alto de la cadena de mando durante la despiadada campaña de asesinatos, violaciones, torturas y quema de pueblos emprendida por el ejército myanmaro, que obligó a cientos de miles de personas a huir de sus hogares”, ha dicho Kumi Naidoo, secretario general de Amnistía Internacional.
“Su ejército también ha perpetrado crímenes de guerra contra civiles de minorías étnicas en el norte de Myanmar, donde continúan candentes los conflictos. Queremos que los dirigentes mundiales tengan en mente su rostro esta semana cuando debatan sobre los siguientes pasos a dar respecto a la rendición de cuentas.”
“Min Aung Hlaing ha conseguido durante demasiado tiempo mantenerse en un segundo plano y esquivar la atención internacional, a pesar de haber supervisado los horrendos crímenes contra la población rohingya. Ya es hora de sacar a la luz a los responsables de estas atrocidades y asegurarse de que rinden cuentas.”
En los carteles con los que ha amanecido Nueva York puede leerse: “Se busca por asesinato en masa. No dejemos que quede impune”, junto a trágicos testimonios de supervivientes rohingyas.
“Oí llorar a la niña, luego dispararon, y después, nada más”, dijo una mujer rohingya, de 45 años. Hablaba de su nieta de siete meses, asesinada por soldados en agosto de 2017.
Más del 80% de la población rohingya del norte del estado de Rajine ha huido al vecino Bangladesh en busca de seguridad desde que comenzaron las operaciones del ejército, el 25 de agosto de 2017.
Responsabilidad de mando
La investigación de Amnistía Internacional demuestra que muchos de los crímenes perpetrados contra mujeres, hombres, niños y niñas rohingyas fueron planeados y organizados por las más altas jerarquías del ejército de Myanmar. Dada la estructura de mando del ejército myanmaro, es inconcebible que Min Aung Hlaing y otros altos mandos del ejército como mínimo no hayan sabido lo que ocurría sobre el terreno en el norte del estado de Rajine, pese a lo cual no actuaron para evitar o detener los crímenes, ni para castigar a sus responsables.
De hecho, altos mandos del ejército, entre ellos Min Aung Hlaing, se desplazaron hasta la región antes de la campaña de limpieza étnica o en su transcurso para supervisar partes de la operación, y documentaron sus visitas en publicaciones de Facebook.
Amnistía Internacional identificó también unidades concretas del ejército bajo el mando directo de la Oficina de Guerra del general en jefe que estuvieron desplegadas sobre el terreno en el norte del estado de Rajine a partir de agosto de 2017 y fueron responsables de muchos de los horribles abusos contra la población rohingya. Amnistía Internacional ha implicado también a estas mismas unidades en crímenes de guerra y otras violaciones de derechos humanos cometidas por el ejército de Myanmar contra minorías étnicas en los estados de Kachin y Shan del norte.
Amnistía Internacional pide al Consejo de Seguridad de la ONU que remita sin dilación la situación de Myanmar a la Corte Penal Internacional.
“Los dirigentes del mundo deben retener en su retina el rostro de Min Aung Hlaing”, ha declarado Kumi Naidoo.
“Él y sus compañeros estaban al mando de las fuerzas que cometieron terribles crímenes de derecho internacional. Es hora de que respondan ante la justicia.”