Miércoles, 23 de mayo, 2018
A ambos lados del Telón de Acero miles de hombres y mujeres están encarcelados sin haber sido juzgados, porque sus creencias, políticas o religiosas, difieren de las de sus gobiernos. Peter Benenson, un abogado londinense concibe la idea de una campaña mundial, LLAMAMIENTO POR LA AMNISTÍA, 1961, para presionar a los gobiernos con el fin de que liberen a estas personas, o al menos, les hagan un juicio justo. La campaña comienza hoy y "The Observer" se complace en ofrecerle una plataforma
Abrid el periódico cualquier día de la semana y encontraréis una noticia de cualquier parte del mundo sobre alguien que ha sido detenido, torturado o ejecutado porque sus opiniones o su religión son inaceptables para su gobierno. Son unos cuantos millones de personas, encarceladas –y no todas tras el Telón de Acero o de Bambú –y el número continua creciendo. Leyendo el periódico se tiene un desagradable sentimiento de impotencia. Sin embargo, si estos sentimientos desagradables de todo el mundo se pudieran unir en una acción común, se podría hacer alguna cosa efectiva.
El 1945, los miembros fundadores de las Naciones Unidas aprobaron la Declaración Universal de los Derechos Humanos:
Artículo 18.- Toda persona tiene derecho a la libertad de pensamiento, de conciencia y de religión; este derecho comporta la libertad de cambiar de religión o de convicción y la de manifestarlas individualmente o en común, en público y en privado, mediante la enseñanza, la predicación, el culto y el cumplimiento de ritos.
Artículo 19.- Todo individuo tiene derecho a la libertad de opinión y de expresión; esto comporta el derecho a no ser molestado por causa de sus opiniones y el de buscar, recibir y difundir las informaciones y las ideas por cualquier medio de expresión y sin consideración de fronteras.
Actualmente no existe un medio seguro para conocer cuántos países permiten a sus ciudadanos disfrutar de estas dos libertades. Además, la cuestión no son los derechos que aparecen en el texto de la Constitución, sino que estos derechos puedan ser ejercidos y respetados en la práctica. Por ejemplo, el gobierno español tiene especial cuidado de recalcar estas garantías constitucionales, pero falla en su aplicación.
Hay una tendencia creciente en todo el mundo en el sentido de disfrazar los verdaderos motivos por los que los "no conformistas" son encarcelados. En España, los estudiantes que distribuyen octavillas pidiendo el derecho a reunirse para discutir asuntos corrientes son acusados de "rebelión militar". En Hungría, los curas católicos que han intentado mantener los coros escolares, han sido acusados de "homosexualidad".
Estas acusaciones de tapadora indican que los gobiernos no son insensibles a la presión de la opinión exterior. Y cuando la opinión mundial se concentra en un punto débil, a veces puede provocar que ceda un gobierno.
Por ejemplo, el poeta húngaro Tybor Dery, fue liberado recientemente, después de la formación de los "Comités Tybor Dery" en muchos países. Y el Profesor Tierno Galván y sus amigos literatos fueron absueltos en España el pasado marzo, después de la llegada de unos importantes observadores extranjeros.
Oficina londinense de recogida de datos
Lo más importantes es movilizar a la opinión pública, rápida y extensamente, antes que un gobierno se quede atrapado en la espiral viciada causada por su misma represión y se enfrente a una inminente guerra civil. Entonces la situación será demasiado desesperada para que el gobierno pueda hacer concesiones. La fuerza de la opinión, para ser efectiva, deberá estar respaldada por una amplia base internacional, no sectaria, y de todos los partidos. Las campañas a favor de una liberación, llevadas por un país o partido contra otro, frecuentemente no conducen más que a una intensificación de las persecuciones.
Es por esto que hemos puesto en marcha el "Llamamiento por la Amnistía, 1961". La campaña que se abre hoy es el resultado de una iniciativa de un grupo de abogados, escritores y editores de Londres que comparten la convicción expresada por Voltaire: "Detesto tus opiniones pero estoy dispuesto a morir por defender tu derecho a expresarlas".
Hemos abierto una oficina en Londres para recoger información sobre los nombres y condiciones de los que hemos decidido llamar "Presos de Conciencia" y hemos hecho esta definición: "Cualquier persona que esté físicamente limitada (encarcelada o por otro motivo) a expresar (verbalmente o por otras formas de expresión) cualquier opinión que ella misma honestamente mantenga y a través de la cual no defienda o justifique violencia personal". También excluimos a aquellos que han conspirado con otro gobierno extranjero para derribar el propio. Nuestra oficina mantendrá regularmente conferencias de prensa, enfocando la atención sobre Prisioneros de Conciencia, seleccionados con imparcialidad y de diferentes lugares del mundo. Y proporcionará información objetiva a cualquier grupo, existente o nuevo, de cualquier lugar del mundo, que decida colaborar en un esfuerzo especial a favor de la libertad de opiniones o de religión.
En octubre se publicará por el "Penguin Special" una edición llamada "Persecución 1961", como parte de nuestra Campaña Amnistía. Se relatan las historias de nueve hombres y mujeres de diferentes países, de diferentes actitudes políticas y religiosas, que han sufrido encarcelamiento por expresar sus opiniones. Ninguno de ellos es político. Todos son profesionales. Las opiniones que les han llevado a la cárcel son la expresión normal de argumentos en una sociedad libre.
Poeta azotado ante su familia
Un caso de repugnante brutalidad es el que sufrió el destacado poeta angoleño, Agostino Neto, antes de los recientes disturbios acontecidos en Angola. El Dr. Neto era uno de los cinco médicos africanos de Angola. Sus esfuerzos por mejorar los servicios sanitarios de sus compatriotas eran inaceptables par los portugueses. En el pasado junio, la Policía Política entró en su domicilio y lo azotó arrastrándolo fuera. Desde entonces se encuentra encarcelado en las Islas del Cabo Verde, sin ningún cargo ni juicio.
Desde Rumania publicaremos la historia de Constantin Noica, el filósofo que fue condenado a veinticinco años de prisión porque mientras estaba "suspendido temporalmente", sus amigos y alumnos continuaron visitándolo para escuchar sus pláticas de Filosofía y Literatura.
La publicación expone también el caso del abogado español Antonio Amat que intentó formar una coalición de grupos democráticos y está en la prisión, sin haber sido juzgado, desde noviembre de 1958.
Y los casos de dos hombres blancos perseguidos por los de su misma raza por el hecho de predicar que las razas de color deben tener los mismos derechos. El caso de Aston Jones, el ministro de sesenta y cinco años, que el año pasado fue golpeado repetidamente y encarcelado por tres veces en Louisiana y Texas, por hacer lo que los Caballeros de la Libertad hacen actualmente en Alabama. Y el de Patrick Duncan, hijo del ex-Gobernador General de África del Sur, que después de estar tres veces en la prisión, ha sido recientemente liberado con la prohibición durante cinco años de asistir o de dirigir cualquier reunión.
Informarse de quién está encarcelado
La técnica de publicación de las historias personales de un cierto número de presos con opiniones políticas opuestas es una técnica nueva. Ha sido adoptada para evitar el resultado de campañas anteriores de amnistía, que frecuentemente se preocupaban más de publicar el punto de vista de los prisioneros que los propósitos humanitarios.
¿Cómo podemos descubrir la situación de la libertad en el mundo actual? El filósofo americano John Dewey dijo en una ocasión: "Si quieres verificar cierta idea de una sociedad, ves y entérate de quién está encarcelado". Es un consejo difícil de seguir puesto que hay pocos gobiernos que favorezcan las indagaciones sobre el número de Presos de Conciencia retenidos en sus cárceles.
Otro test a utilizar es comprobar si la Prensa está autorizada a criticar al gobierno. Muchos gobiernos democráticos son sorprendentemente sensibles a la crítica de la Prensa. En Francia, el General de Gaulle ha intensificado el embargo de periódicos, sistema heredado de la Cuarta República. En Inglaterra y en los Estados Unidos se producen ocasionalmente intentos de silenciar la crítica de la Prensa con la técnica de presionar confidencialmente a los editores utilizando el argumento del "secreto de seguridad", como el caso Blake.
Dentro de la Commonwealth, el gobierno de Ceilán ha puesto en marcha un ataque a la prensa y amenaza con colocar a toda la industria bajo control público. En Pakistán, la prensa está bajo la clemencia de la Ley Marcial de la Administración. En Ghana, la prensa de la oposición trabaja con grandes desventajas. En Sur África, que deja la Commonwealth el próximo miércoles, el gobierno está planificando una legislación para censurar las publicaciones.
Fuera de la Commonwealth, la libertad de prensa está especialmente en peligro en Indonesia, el mundo árabe, países de América Latina como Cuba, en el mundo comunista. En España y Portugal, la crítica al gobierno por parte de la prensa raramente es tolerada.
Máxima de Churchill sobre la democracia
Otro test sobre la libertad es el de si los gobiernos permiten una oposición política. Los años de la post-guerra han sido testigos de una proliferación de "regímenes personales" en Asia y África. Cuando a un partido de la oposición se le prohíbe presentar candidatos o verificar el resultado de las votaciones, tiene los días contados. Las elecciones multi-partidos pueden ser molestas en la práctica, y el riesgo de coaliciones predispone a gobiernos inestables; pero hasta hoy no se ha encontrado otro sistema que garantice la libertad de las minorías o la seguridad de los no conformistas. Frente al viejo aforismo que la democracia no es adecuada para los nacionalismos emergentes, tenemos que recordar la máxima de Winston Churchill: "La democracia es una detestable forma de gobierno, pero nadie ha inventado una mejor".
Un cuarto test de libertad es el de si los acusados de ofensas al Estado reciben un juicio rápido y público ante un tribunal imparcial, en el que sus abogados puedan presentar la defensa en la forma que mejor consideren.
Recientemente ha habido una lamentable tendencia en algunos de estos países que se enorgullecen de tener un sistema judicial independiente, a declarar un estado de emergencia y poner a sus opositores en "arresto preventivo"; así los gobiernos han evitado la necesidad de probar los cargos criminales. En el otro extremo está el entusiasmo de los países soviéticos de crear instituciones que, a pesar de llamarlas Tribunales, no lo son en absoluto. Los llamados "Tribunales de compañía" en la URSS -que tienen potestad para tratar con "parásitos”- son en esencia poco más que departamentos del Ministerio de Trabajo trasladando "peces a agujeros sin agua" de Siberia.
En China, los traslados de trabajo alegando un proceso judicial, se producen a escala gigantesca.
El sistema más rápido para socorrer a los Prisioneros de Conciencia es la publicidad, y de una manera especial entre sus compatriotas. Con la presión de los nacionalismos emergentes y las tensiones de la Guerra Fría, hay situaciones en las que los gobiernos se ven obligados a tomar decisiones para proteger su existencia. Es de vital importancia que la opinión pública insista en que estas medidas no sean excesivas ni se alarguen después del momento de peligro. Si la emergencia tiene que durar mucho tiempo, hay que convencer al gobierno para que permita a los opositores salir de la cárcel y buscar asilo en el extranjero.
Control de fronteras más eficiente
A pesar de que no existen estadísticas, es probable que últimamente se haya producido una constante disminución del número de personas que buscan asilo. Esto no es debido tanto al desinterés de los países a ofrecer protección, como al importante aumento de la eficiencia en el control de fronteras que hoy día hace más difícil la huida. Los intentos de llegar a un acuerdo sobre una convención sobre asilo en las Naciones Unidas se han alargado muchos años con resultados raquíticos.
Existe además en muchos países el problema del trabajo de los emigrantes. Hasta que el trabajo no sea accesible en los países "anfitriones", el derecho de asilo quedará en gran parte vacío de contenido.
El "Llamamiento por la Amnistía, 1961" aspira a ayudar facilitando trabajos apropiados a los refugiados políticos y religiosos. Sería conveniente que en cada país "anfitrión" se estableciera una oficina central de colocación para estas personas, con la cooperación de las federaciones de oficinas de colocación y el Ministerio de Trabajo. En Inglaterra hay muchas empresas dispuestas a dar traducciones y trabajos de correspondencia a los refugiados, pero no existe la maquinaria que engrane la oferta y la demanda.
Aquellos regímenes que impiden a sus ciudadanos buscar asilo argumentando que van al extranjero sólo para conspirar pueden estar más dispuestos si saben que, cuando lleguen, los refugiados no podrán promocionarse y quedarán en una frustrante ociosidad.
Los miembros del Consejo de Europa han acordado una Convención de Derechos Humanos y han nombrado una comisión para garantizar su cumplimiento. Algunos países han concedido a sus ciudadanos el derecho de dirigirse a la comisión individualmente, pero otros, incluyendo Gran Bretaña, han rechazado aceptar la jurisdicción de las comisiones sobre quejas individuales, y Francia ha rechazado ratificar las convenciones. La opinión pública debería insistir en el establecimiento de mecanismos supra-nacionales, no sólo en Europa, sino, de forma parecida, en los otros continentes.
Este es un año especialmente apropiado para una campaña de Amnistía: es el centenario del Presidente Lincoln y el comienzo de la Guerra Civil que acabó con la liberación de los esclavos americanos. Es también el centenario del decreto que emancipó los siervos en Rusia. Hace cien años el presupuesto de Mr. Gladstone anuló los opresivos impuestos sobre la impresión de noticias y así amplió la libertad y el rango de la Prensa.
El año 1861 marcó el final de la tiranía del Rey "Bomba" de Nápoles y la creación de la unidad italiana: fue también el año de la muerte de Lacordaire, el franco-dominicano contrario a la opresión de los Borbones y Orleanistas.
El éxito de la "Campaña de Amnistía 1961" depende de hasta qué punto es posible animar a la opinión pública. También depende de la capacidad de abrirse por lo que respecta a su composición: internacional en su carácter y políticamente imparcial en su dirección.
Cualquier grupo es bienvenido a formar parte si está dispuesto a condenar la persecución, independientemente de dónde se produzca, quién sea el responsable o cuáles sean las ideas reprimidas. Lo que se puede conseguir cuando los hombres y mujeres de bien quieren reunirse se comprobó durante el Año de los Refugiados del Mundo. Inevitablemente, la mayor parte de las acciones que pide Amnistía sólo pueden ser realizadas por los gobiernos, pero la experiencia demuestra que hay direcciones que estos gobiernos están dispuestos a seguir, si es la opinión pública quien las lidera. La presión de la opinión comportó hace cien años la emancipación de los esclavos. Es el momento de pedir la libertad del espíritu, la misma que se ganó entonces para el cuerpo.
Por Peter Benenson, fundador de Amnistía Internacional, originalmente publicado en The Observer (Londres), 28-5-1961.