Jueves, 03 de mayo, 2018

A finales de 2013, las autoridades egipcias detuvieron a Peter Greste, Mohamed Fahmy y Baher Mohamed, tres periodistas que trabajaban para el servicio en inglés de Al Yazira. Se les acusó de asociación con la Hermandad Musulmana de Egipto, catalogada como “organización terrorista” por las autoridades, y de “conspirar para derrocar el Estado”


¿Qué lecciones ofrece la campaña #FreeAJStaff a la campaña en curso para liberar a periodistas en Turquía?

A finales de 2013, las autoridades egipcias detuvieron a Peter Greste, Mohamed Fahmy y Baher Mohamed, tres periodistas que trabajaban para el servicio en inglés de Al Yazira. Se les acusó de asociación con la Hermandad Musulmana de Egipto, catalogada como “organización terrorista” por las autoridades, y de “conspirar para derrocar el Estado”.

Después de más de 400 días entre rejas, quedaron finalmente en libertad, gracias en gran parte a la campaña #FreeAJStaff.

Cuando celebramos el Día Mundial de la Libertad de Prensa, hemos hablado con Peter Greste, Mohamed Fahmy y la periodista Sue Turton, el motor que impulsó la campaña #FreeAJStaff. Nos explican por qué la solidaridad internacional fue tan fundamental para su campaña y ofrecen sus reflexiones sobre cómo mejor campaña mejor para liberar a los periodistas encarcelados en Turquía: el carcelero de periodistas más prolífico del mundo por segundo año consecutivo.

Peter Greste

Ahora más que nunca, debemos mantenernos unidos en solidaridad con los colegas que tienen problemas, sobre todo con aquellos que han sido encarcelados por su trabajo. En estos tiempos, nadie trabaja aislado; lo que un gobierno le hace a uno, se lo hace a todos. Y si hay algo que debemos aprender de la nueva tendencia de los gobiernos a encerrar a periodistas es que podría ocurrirnos a cualquiera de nosotros.

Sin duda quienes trabajan en Turquía y Egipto son más vulnerables, pero cuando gobiernos de todo el mundo aprueban leyes que penalizan la legítima actividad periodística, debemos manifestar nuestro rechazo. Albergo el firme convencimiento de que seguiríamos en la cárcel si nuestros colegas no se hubieran alineado con nosotros en un número tan extraordinario, lo que impidió que el gobierno se resistiera a la presión. Y aunque comprendo que resulta enormemente difícil mantener el mismo nivel de presión en favor de todos los periodistas que están entre rejas, debemos mantener la solidaridad si queremos que esta tendencia profundamente preocupante se invierta o al menos se detenga.

Creo que se dio un conjunto de factores excepcionales que obraron en nuestro favor en la campaña #FreeAJStaff. El hecho de que Fahmy, Baher y yo hubiéramos trabajado para una gama tan amplia de agencias de noticias internacionales y en tantos lugares del mundo permitió que hubiera en todas partes amigos que nos conocían y se identificaron con lo que estábamos pasando. También tuvimos la suerte de que Al Yazira estuviera detrás de nosotros, con todos sus recursos. Y tuvimos la suerte de que nuestras familias nos defendieran con tanta pasión y elocuencia. No siempre las cosas salen tan bien.

Pero quizás lo más importante es que pudimos hacer que nuestro caso fuera emblemático de una causa mucho más amplia: la de la libertad de los medios de comunicación, no sólo en Egipto sino en todas partes. Si podemos hacer lo mismo con Turquía, tenemos posibilidades de ganar la batalla.

Creo que la clave es que todo siga siendo sencillo, humano y con principios. Debemos seguir recordando constantemente a audiencias, políticos, diplomáticos y, sobre todo, al gobierno turco que la mejor manera de haya una sociedad sana es que haya una prensa libre con un sólido flujo de ideas e información. No siempre es lindo o edificante, pero es fundamental para el buen gobierno, y aunque no resulta fácil que haya una prensa libre, en última instancia encerrar a periodistas y acallar los medios de comunicación va a ser destructivo. Mientras tanto, debemos mantenernos unidos como sector, porque si no lo estamos, todos acabaremos teniendo problemas.

Mohamed Fahmy

Durante el tiempo que pasé en la cárcel, incluso cuando estuve recluido en régimen de aislamiento, las noticias de vigilias globales, peticiones y artículos escritos sobre nuestro injusto encarcelamiento entraron a través de los canales informales de la prisión, mantuvieron mi moral alta y me hicieron comprender mientras estaba sentado en el suelo de mi lúgubre y fría celda que no luchaba únicamente por mi propia libertad. Fue este apoyo el que en cierto modo me salvó la vida y dio más sentido a mi difícil situación: el porqué, una lucha para defender el derecho fundamental a la libertad de expresión. El apoyo mundial sin precedentes también envió a nuestros captores el mensaje de que el mundo observa atentamente.

El apoyo que recibí durante mi encarcelamiento en Egipto me inspiró para convertirme en defensor de los derechos humanos, y creo que el mundo debe apoyar a los periodistas inocentes del periódico Cummhuriyet en Turquía. Han sufrido malos tratos y han sido condenados sin fundamento por cargos de terrorismo en lo que parece ser el ataque más feroz contra la libertad de prensa en una generación.

#FreeAJStaff se ganó la atención del mundo porque fue un movimiento de base y una campaña patrocinada colectivamente. Amnistía Internacional ha certificado la difícil situación de decenas de periodistas turcos encarcelados injustamente promoviendo la campaña #FreeTurkeyMedia, un movimiento que sin duda salvará vidas y mantendrá a los carceleros bajo el microscopio si seguimos dándole nuestro apoyo.

Sue Turton

Cuando Peter, Baher y Mohamed fueron condenados en Egipto, sabíamos que nuestra mejor arma era la solidaridad de los medios de comunicación de todo el mundo. Acusar a periodistas de ayudar a terroristas porque no siguen la línea del régimen es el primer paso hacia un Estado totalitario, de ahí nuestra consigna “Periodismo no es terrorismo”.

Colegas de Peter Greste en Kenia aparecieron con la imagen de los labios sellados y nació la campaña #FreeAJStaff. Pero para conseguir que fuera viral fue necesario que otros periodistas confiaran en que todos éramos inocentes de los cargos y sólo hacíamos nuestro trabajo. Una enorme cantidad de trabajo se hizo entre bastidores para transmitir ese mensaje a nuestros colegas en otras organizaciones. Una vez logrado el apoyo de todos, estuvimos listos y la campaña no tardó en hacerse viral.

Los y las periodistas sufren ahora en Turquía el mismo ataque a su profesión con una represión que nos resulta bien conocida. Para hacer llegar su difícil situación al mundo en general debemos contar sus historias individuales, divulgar su trabajo y desafiar a las autoridades turcas por silenciar al mensajero. En Turquía, como en Egipto, #JournalismIsNotTerrorism.

Artículo de Peter Greste y Mohamed Fahmy - Turkey’s journalists are under siege. You can help them like you helped us

 

 

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