Viernes, 16 de marzo, 2018
“La agenda del Kremlin está meridianamente clara: barrer de las calles de las ciudades en el último tramo de la campaña presidencial a los manifestantes y boicoteadores de las elecciones que suenan con más fuerza”, ha manifestado Denis Krivosheev, director adjunto de Amnistía Internacional para Europa y Asia Central
Las autoridades rusas están cometiendo violaciones sistemáticas de derechos humanos contra activistas políticos usando la detención y reclusión arbitrarias como parte de una feroz campaña de represión previa a las elecciones presidenciales del 18 de marzo; así lo ha manifestado hoy Amnistía Internacional.
Mediante la aplicación de una draconiana ley sobre reuniones públicas, las autoridades han actuado deliberadamente contra activistas que llamaban a boicotear las elecciones. La campaña de represión, además de impedir las reuniones públicas, ha supuesto la detención arbitraria de muchas voces prominentes de la oposición y la formulación de cargos en su contra por motivos políticos.
“La agenda del Kremlin está meridianamente clara: barrer de las calles de las ciudades en el último tramo de la campaña presidencial a los manifestantes y boicoteadores de las elecciones que suenan con más fuerza”, ha manifestado Denis Krivosheev, director adjunto de Amnistía Internacional para Europa y Asia Central.
“Aunque existen varios métodos, las autoridades suelen recurrir a su preferido: poner entre rejas a los disidentes.”
Uno de los impulsores de la iniciativa de boicotear las elecciones es Aleksei Navalny, activista contra la corrupción y destacado activista político que tiene prohibido presentar su candidatura a presidente por razones ampliamente rebatidas. En las últimas semanas, las autoridades han actuado contra los simpatizantes de Navalny empleando medios punitivos muy diversos, como la detención y reclusión arbitraria.
Leonid Volkov, jefe de campaña de Navalny, fue detenido el 22 de febrero en un aeropuerto de Moscú cuando se dirigía a la ciudad de Ufa. Ese mismo día, un tribunal le impuso 30 días de detención administrativa por organizar presuntamente una “reunión no autorizada”.
El cargo se refería a las concentraciones por la “huelga de votantes” celebradas el 28 de enero en más de 100 ciudades de toda Rusia, en apoyo de la propuesta de Navalny de boicotear las elecciones. En Moscú, las autoridades municipales denegaron arbitrariamente a Navalny el permiso para celebrar la concentración en el centro de la ciudad, y tanto él como decenas de personas afines a él fueron detenidos y liberados al poco tiempo.
Según la policía, el papel de Volkov en la organización de la concentración en Moscú había consistido en retuitear dos comentarios que animaban indirectamente a la gente a asistir. Uno era de un tuit original de Navalny publicado durante su detención en la manifestación de Moscú, y el otro era de un enlace a una retransmisión en directo de los hechos.
Denis Mikhailov, coordinador de la oficina central de Navalny en San Petersburgo, estuvo 30 días bajo custodia tras su detención el 31 de enero en relación con el acto convocado en la ciudad para apoyar la “huelga de votantes”, también prohibido por las autoridades. Recluido inicialmente por hacer un llamamiento a una “reunión no autorizada”, fue liberado el 2 de marzo y detenido nuevamente ese mismo día, esta vez por “participar” en el acto de San Petersburgo. Fue condenado a 25 días de prisión.
“A Denis Mikhailov lo privaron arbitrariamente de su libertad no una, sino dos veces. Esta violación reiterada de derechos ilustra la creciente hostilidad a la que se enfrentan los manifestantes pacíficos antes de las elecciones”, ha dicho Denis Krivosheev.
Al menos otros dos destacados activistas fueron detenidos en San Petersburgo en circunstancias parecidas. El 28 de febrero, un tribunal impuso 25 días de detención administrativa a Andrei Pivovarov, coordinador del movimiento Rusia Abierta en San Petersburgo. Unos días antes de su detención había escrito en Facebook que sospechaba que lo estaban vigilando.
El 26 de febrero, Artyom Goncharenko, miembro de otro movimiento de oposición, Viasna (primavera), fue condenado a 25 días de detención administrativa por haber desplegado un pato hinchable gigante en la ventana de su apartamento cuando la manifestación pasaba por delante. Desde el año pasado, los patos amarillos son un símbolo de oposición muy popular.
“Esta campaña electoral se ha visto empañada por los ataques generalizados a quienes critican al presidente Putin y, conforme se aproxima la jornada electoral, las represalias dirigidas a intimidar a los activistas de oposición para que guarden silencio se hacen más evidentes”, ha afirmado Denis Krivosheev.
“Todos los manifestantes y activistas políticos detenidos únicamente por ejercer de manera pacífica su derecho a la libertad de expresión y reunión deben quedar en libertad de inmediato y sin condiciones.”
Información complementaria
En su declaración pública más reciente, Amnistía Internacional describe cómo la restrictiva regulación de las reuniones públicas, el uso abusivo de la fuerza por la policía, las detenciones arbitrarias, los malos tratos, los juicios injustos, las fuertes multas y los largos periodos de “detención administrativa” están coartando las libertades de expresión y reunión pacífica en Rusia.