Lunes, 19 de febrero, 2018
"La crueldad de estas condenas de motivación política —30 años de cárcel con hasta 23 horas al día en régimen de aislamiento y sin posibilidad de libertad condicional— tiene una clara intención intimidatoria. La imposición de semejante pena no sólo atentaría contra la libertad de expresión, sino que violaría la prohibición de la tortura y otros malos tratos", declaró Gauri van Gulik, directora para Europa de Amnistía Internacional
Tras la cadena perpetua dictada contra seis periodistas, incluidos los hermanos Ahmet Altan y Mehmet Altan y la periodista Nazlı Ilıcak, acusados de “intentar subvertir el orden constitucional”, Gauri van Gulik, directora para Europa de Amnistía Internacional, ha declarado:
“Es un día aciago para la libertad de prensa y la justicia en Turquía que sienta un aterrador precedente para decenas de periodistas que se enfrentan a juicios por cargos falsos de terrorismo similares.
"La crueldad de estas condenas de motivación política —30 años de cárcel con hasta 23 horas al día en régimen de aislamiento y sin posibilidad de libertad condicional— tiene una clara intención intimidatoria. La imposición de semejante pena no sólo atentaría contra la libertad de expresión, sino que violaría la prohibición de la tortura y otros malos tratos.”
“La noticia de las condenas empañó la alegría de las celebraciones por la libertad de otro periodista, Deniz Yücel. Deniz Yücel ha pasado más de un año encarcelado sin cargos, la mayoría del tiempo en régimen de aislamiento.”
Información complementaria
En el caso de Mehmet Altan, no pasa desapercibida la amarga ironía de que haya sido declarado culpable de intentar subvertir el orden constitucional después de que el mes pasado el Tribunal Constitucional de Turquía ordenara su puesta en libertad, al fallar que su detención violaba el derecho a la libertad de expresión. El tribunal que lo juzga rechazó el fallo, pasando por alto la Constitución y haciéndose eco de las críticas del gobierno a la sentencia del Tribunal Constitucional.
El régimen de aislamiento prolongado (22 horas al día o más sin contacto humano significativo durante más de 15 días) vulnera directamente las Reglas Mínimas de la ONU para el Tratamiento de los Reclusos (Reglas Mandela) y constituye trato o pena cruel, inhumano o degradante que puede llegar claramente a ser tortura si se aplica durante meses y años.