Lunes, 14 de agosto, 2017
"Se trata de un niño que ha aprendido a caminar y hablar en una cárcel, solo porque su familia estaba tratando de encontrar seguridad. Ponerlo lejos de la gente que lo quiere y colocarlo de nuevo en la prisión es algo monstruoso. Esta administración ha mostrado una hostilidad escandalosa contra inmigrantes y refugiados que hay que resistir a cada paso. Las personas que huyen de la violencia no deben ser tratadas como criminales. La práctica de encarcelar a las familias debe ser abolida una vez por todas"
Después de más de 600 días de detención en inmigración, Wendy y su hijo Diego de tres años de edad, se les concedió fianza y fueron puestos en libertad por un juez de inmigración recientemente. Pero la administración de Trump ha hecho un llamado a volver a ponerlos tras las rejas, a pesar del hecho de que la madre y el niño ya están en Houston con su familia, mientras que su solicitud de asilo aún está pendiente.
“Es profundamente cruel por parte de la administración Trump negar a Wendy y su hijo el derecho a la libertad pocos días después de su liberación”, dijo Naureen Shah, directora de campañas de Amnistía Internacional EE.UU. "Se trata de un niño que ha aprendido a caminar y hablar en una cárcel, solo porque su familia estaba tratando de encontrar seguridad. Ponerlo lejos de la gente que lo quiere y colocarlo de nuevo en la prisión es algo monstruoso. Esta administración ha mostrado una hostilidad escandalosa contra inmigrantes y refugiados que hay que resistir a cada paso. Las personas que huyen de la violencia no deben ser tratadas como criminales. La práctica de encarcelar a las familias debe ser abolida una vez por todas".
Diego y Wendy - anteriormente conocidos por los seudónimos Josué y Teresa - huyeron de amenazas de secuestro y asalto físico y sexual en Honduras antes de llegar a Estados Unidos en busca de asilo. Fueron encarcelados en el Centro Residencial del Condado de Berks durante más de 22 meses.
Amnistía Internacional EE.UU. lanzó una campaña en junio para poner fin a la detención de niños y sus padres en el Centro Residencial del Condado de Berks. Actualmente, hay docenas de niños y padres encarcelados en Berks, uno de cada tres de estos centros de detención de familias son semejantes a las cárceles de los Estados Unidos. Al menos otras tres familias en Berks han estado detenidas durante más de 600 días.
Muchas de las familias hoy prisioneras en Berks provienen de una región conocida como el Triángulo Norte de América Central, que incluye a El Salvador, Guatemala y Honduras. El Triángulo del Norte es un área ampliamente reconocida por sus extremos niveles de violencia e inseguridad que Amnistía ha documentado ampliamente.