Martes, 28 de enero, 2025
Los sindicatos son fundamentales para proteger y promover los derechos humanos, incluidos los derechos económicos, sociales y culturales y el derecho a no sufrir discriminación.
En primer lugar, desempeñan un papel clave en las negociaciones con las entidades empleadoras y en la acción colectiva para apoyar los derechos de las personas que trabajan. De este modo, los sindicatos equilibran la balanza del poder y garantizan que los trabajadores y trabajadoras estén en posición de defender sus derechos y de exigir responsabilidades a quienes dirigen empresas ricas y poderosas.
En segundo lugar, los beneficios de los sindicatos se extienden mucho más allá del lugar de trabajo. Los sindicatos son la llama que aviva el fuego de la justicia social y del poder de la gente, para que se respeten y protejan por ley los derechos de quienes trabajan. A lo largo de la historia, los sindicatos han sido la fuerza motriz de las peticiones a gobiernos y entidades empleadoras para que se reconozcan y eviten los abusos contra los derechos humanos en relación con las operaciones empresariales. Los sindicatos también se encargan de que se adopten y reformen leyes para respetar y proteger mejor los derechos laborales.
Por último, los sindicatos cuentan con una larga trayectoria de solidaridad con otros movimientos globales de derechos humanos. Desde las huelgas de la década de 1980 contra el apartheid en Sudáfrica hasta las campañas contra el genocidio de Israel de la población palestina en Gaza, las acciones sindicales demuestran constantemente el vínculo entre sindicalismo y justicia social.
¿Qué es un sindicato?
Los sindicatos, a veces llamados uniones obreras, son organizaciones de trabajadores y trabajadoras que colaboran entre sí para proteger y mejorar su empleo y sus condiciones laborales. Como colectivo, pueden luchar con mayor eficacia por cuestiones como mejoras de salarios y de condiciones laborales, así como por unas prácticas de empleo más equitativas.
Además de negociar acuerdos vinculantes con las entidades empleadoras, suelen organizar campañas para mejorar la legislación con el objetivo de aumentar la protección de los derechos humanos en el ámbito laboral. Entre ellas se encuentran el derecho y las normas nacionales sobre salud y seguridad en el trabajo y el salario parental obligatorio.
Pese a las pruebas de que los sindicatos contribuyen a promover los derechos laborales, muchos gobiernos aún conservan leyes que limitan y controlan su funcionamiento en exceso. Las empresas que ven a los sindicatos como adversarios a menudo hacen todo lo posible para demonizar y reprimir la capacidad de su plantilla de organizarse colectivamente, llegando a despedir a quienes se afilian a un sindicato o cooperan con él. Si bien tales tácticas deberían estar prohibidas, son muchas las empresas que siguen aplicando la represión sindical con impunidad.
¿Debe poder afiliarse a un sindicato cualquier persona que trabaje?
Sí, todo el mundo tiene derecho a afiliarse a un sindicato. Este derecho se reconoce específicamente a todas las personas en el apartado 4 del artículo 23 de la Declaración Universal de Derechos Humanos y en el artículo 8 del Pacto Internacional de Derechos Económicos, Sociales y Culturales.
El derecho a afiliarse o crear un sindicato es un modo de autoorganización y forma parte del derecho a la libertad de asociación y a la negociación colectiva, consagrado en numerosos marcos jurídicos internacionales, regionales y nacionales. La sindicación también tiene que ver con los derechos de libertad de expresión y de protesta.
La Constitución de la Organización Internacional del Trabajo también establece normas que prohíben la discriminación antisindical, lo que significa que no debe tratarse a nadie de forma diferente por el mero hecho de pertenecer a un sindicato.
¿Cómo protegen los sindicatos a la población trabajadora?
En algunos aspectos, los sindicatos funcionan de forma similar a los grupos de defensa de los derechos humanos. Sus miembros se reúnen para debatir las cuestiones que les afectan y luego acuerdan una posición colectiva, que defienden de forma conjunta. Al trabajar en solidaridad, sus peticiones tienen más fuerza y son más difíciles de ignorar que si quien trabaja trata de lograr cambios por su cuenta. Este proceso se denomina negociación colectiva.
Sin embargo, a diferencia de otros grupos que desarrollan campañas de incidencia, los sindicatos suelen tener un reconocimiento especial en virtud de la ley, que les otorga la facultad de negociar acuerdos legalmente vinculantes con las entidades empleadoras.
Muchos sindicatos también ofrecen servicios como formación o asesoramiento y representación jurídicos, lo que permite a su membresía defender con mayor eficacia la protección de sus derechos laborales.
¿Qué es la negociación colectiva?
La negociación colectiva es el proceso por el cual un grupo de personas que trabajan llega a acuerdos con su entidad empleadora para obtener mejores salarios y condiciones laborales, además de un mayor reconocimiento de los derechos humanos. A través de la colaboración y la solidaridad colectiva, los trabajadores y las trabajadoras pueden conseguir mejores resultados. Cuando las personas cooperan, tienen más fuerza y, por tanto, pueden defender mejor sus derechos humanos.
¿Cómo contribuyen los sindicatos a proteger el derecho a no sufrir discriminación?
Los sindicatos no sólo abarcan cuestiones relativas a las condiciones laborales y el salario, sino también el derecho a no sufrir discriminación de forma más amplia, así como el derecho a la libertad de asociación y de expresión.
Los sindicatos desempeñan un papel vital en la prevención de la discriminación en el lugar de trabajo. Pueden representar a las personas más vulnerables a abusos y darles la oportunidad de negociar con las entidades laborales las políticas de empleo, asegurándose de que sean eficaces e inclusivas. También recurren a la acción colectiva para garantizar que las entidades empleadoras cumplan sus propias políticas.
Por desgracia, la discriminación laboral sigue siendo habitual, en especial cuando se reprime el derecho de sindicación. Este hecho se evidencia en el sector textil y el de la confección, que se basan en gran medida de mano de obra mal pagada, normalmente formada por mujeres, que pueden sufrir discriminación cruzada por motivos de género, raza, religión y casta.
¿Cuáles son buenos ejemplos de una organización sindical satisfactoria?
Ha habido innumerables casos de organización sindical de éxito desde que se fundó el primer sindicato, como por ejemplo la creación de leyes sobre fines de semana e igualdad salarial.
En India, por ejemplo, Tamil Nadu Textile and Common Labour Union (TTCU), colectivo organizado en gran parte por mujeres indias y personas dalit, logró una victoria histórica en 2022 al alcanzar un acuerdo con el fabricante textil Eastman Exports para poner fin a la violencia de género y al hostigamiento en las fábricas. También se firmaron acuerdos jurídicamente vinculantes con varias marcas de ropa multinacionales cuyos productos se fabricaban en talleres de Eastman. Estos acuerdos convierten a las marcas en responsables solidarias de la aplicación de buenas normas y prácticas para proteger de la violencia y el hostigamiento a quienes trabajan en las fábricas.
Un acuerdo similar se alcanzó en Lesotho en 2019, cuando sindicatos y organizaciones de defensa de los derechos de las mujeres firmaron un acuerdo vinculante con fabricantes y marcas de ropa para poner en marcha un programa piloto integral de prevención de la violencia de género en los talleres textiles.
En Bangladesh, los sindicatos impulsaron con éxito el Acuerdo internacional sobre Salud y Seguridad en la Industria Textil y de la Confección (Acuerdo Internacional), que introdujo buenas normas para proteger a las personas que trabajan de accidentes como incendios en el lugar de trabajo. Este acuerdo se alcanzó tras el devastador desplome de la fábrica Rana Plaza, donde murieron más de 1.100 personas que trabajaban en la confección, muchas de ellos mujeres jóvenes, en Dacca. Este desastre evitable puso en el punto de mira la seguridad en el lugar de trabajo y la negligencia empresarial. Sin embargo, aunque los acuerdos ejecutables y legalmente vinculantes como el Acuerdo Internacional son pasos positivos, la lucha por la justicia y la rendición de cuentas aún no está ganada.
¿Cómo pueden los sindicatos utilizar la negociación colectiva para defender los derechos humanos de los trabajadores y las trabajadoras?
No hay que subestimar el poder de los sindicatos y de la negociación colectiva. Cuando cooperamos, somos más fuertes. Cuando se ignoran las quejas y preocupaciones de las personas, los sindicatos pueden exponer públicamente los abusos y asegurarse de que sus responsables rinden cuentas.
Cuando los Estados y las entidades empleadoras respetan el derecho a sindicarse, hacen posible lugares de trabajo donde todas las personas se benefician de una negociación honesta y de confianza entre el liderazgo empresarial y su plantilla laboral. Para cumplir sus responsabilidades en materia de derechos humanos, las empresas deben cooperar con los miembros y representantes sindicales en alianzas que permitan dar solución a los problemas.