Lunes, 27 de enero, 2025
Fernando Fernández

El Holocausto debe ser considerado como el genocidio extremo, por el cual se usó de forma masiva, industrial, deliberada, planificada en todos sus detalles y perfección logística, inhumana, irracional y desmesurada todo el poder del Estado y empresas cómplices para exterminar a un grupo humano 


Holocausto significa “todo quemado” o “incendio total”; deriva del griego ὁλοκαύτωμα (holokáutoma), palabra compuesta de ὅλος (hólos) “todo” y de καῦσις (káusis) “acción de quemar”. Según el Diccionario de la Real Academia Española: “Del lat. holocaustum, y este del gr. ὁλόκαυστος). 1. m. Gran matanza de seres humanos. 2. m. Acto de abnegación total que se lleva a cabo por amor. 3. m. Entre los israelitas especialmente, sacrificio en que se quemaba toda la víctima”. Este término era usado tradicionalmente para referirse a los rituales del mundo antiguo en los que se quemaba un animal como ofrenda a un dios. Existe una controversia acerca del uso de este término: (i) se dice que holocausto debe incluir la destrucción de otros pueblos como el gitano o el polaco o grupos, como los discapacitados o los homosexuales, pero (ii) se ha considerado útil circunscribirlo al intento de destruir totalmente al pueblo judío, dadas las características y dimensiones de la política nazi de destruirlo y erradicarlo de Europa.

Shoá o Shoah: describe un fenómeno natural, una gran calamidad o cataclismo, sin ningún calificativo valorativo ni explicativo. Es un desastre. La palabra hebrea le proporciona el sentido de que esto les ha sucedido a los judíos, el único pueblo designado para ser destruido en su totalidad en Europa por el nazismo. “Shoá- Palabra hebrea que connota un cataclismo destructivo. Fue utilizada por primera vez para designar el exterminio de los judíos europeos en un folleto publicado en Jerusalén en 1940 por el Comité Unido de Ayuda a los judíos en Polonia. En 1942 un historiador de la Universidad Hebrea de Jerusalén, Ben Zion Dinur, empleó la palabra Shoá con referencia al exterminio del judaísmo europeo, en tanto catástrofe que evidenciaba cuán diferente y singular era el destino del pueblo judío y actualmente Shoá, considerado un término inequívoco, se ha difundido en varios idiomas. Preferimos hablar de Shoá para hacer mención a lo sucedido, lo que nunca fue una ofrenda a Dios sino un cataclismo destructivo contra toda la Humanidad”.[1]

En el caso de la Alemania nazi, aun antes de la Segunda Guerra Mundial, ya se había anunciado una política de Estado genocida en contra de judíos y gitanos, impulsada por la ideología de la lucha de razas y libros como “Mi Lucha” de Adolfo Hitler y era uno de los puntos establecidos en los Estatutos del Partido Nacionalsocialista Alemán de los Trabajadores (“NSDAP”), de esta manera expresa: “… 4. Únicamente los ciudadanos disfrutarán de los derechos civiles. Para ser ciudadano hay que ser de sangre alemana, la confesión religiosa importa poco. Ningún judío puede, sin embargo, ser ciudadano.

5. Los no ciudadanos no pueden vivir en Alemania más que como huéspedes, y deben someterse a la jurisdicción sobre extranjeros…”[2] , además de un marcado prejuicio antisemita bastante generalizado entre la población. Cuando se desencadena la conflagración los planes se ejecutaron en contra de polacos y soviéticos, también, al cual se agregaron los discapacitados, ancianos enfermos, comunistas, socialistas, socialdemócratas, Testigos de Jehová y homosexuales, considerados como seres “indeseables e indignos de vivir”. El caso del nazismo y sus políticas genocidas ha sido uno de los mejor documentados gracias a los juicios de Núremberg[3] y a nuevos hallazgos documentales e investigaciones de campo con testimonios de sobrevivientes, lo cual fue posible al desaparecer el Muro de Berlín y abrirse varios archivos de los países que estuvieron bajo el dominio imperial de la Unión Soviética.

 

En la medida que el tiempo transcurre y se siguen haciendo investigaciones se ha descubierto que el número de víctimas ha aumentado significativamente y se  han estimado entre 15 millones y 20 millones de víctimas y, además, que el número de centros de concentración asciende a 42.500; número que incluye 30.000 campos de trabajo forzado, 1150 guetos, 980 campos de concentración, unos mil centros de detención de prisioneros de guerra, además de unos 500 burdeles con esclavas sexuales y miles de lugares donde se aplicaba la eutanasia a ancianos y se realizaban abortos forzados.[4]

Aun cuando se puede afirmar que en todos los centros de reclusión y de trabajo forzado hubo muertes por homicidio y todo tipo de abusos, los campos de exterminio fueron Chelmno,[5] Majdanek,[6] Belzec,[7] Sobibór,[8] Treblinka[9] y el complejo Auschwitz I, II y III, los subcampos de Auschwitz, Auschwitz-Monowitz y Auschwitz-Bierkenau (el más grande de todos.[10] “Se estima que las SS y la policía deportaron al complejo de Auschwitz a por lo menos 1,3 millones de personas entre 1940 y 1945. De estos deportados, 1,1 millones fueron asesinados por las autoridades del campo”).[11] Luego de diversos ensayos con distintas técnicas para asesinar en masa, se usó el gas Zyklon-B[12] en unas cámaras[13] especiales que permitían su aplicación en grupos de 800 víctimas. Luego los cadáveres pasaban a un crematorio para deshacerse de los cuerpos.

Hubo otros campos de trabajo forzado en los cuales los trabajadores fueron esclavizados en jornadas extenuantes luego de las cuales morían por miles de cansancio. El exterminio se alcanzaba por agotamiento y malnutrición. Destacó el campo de trabajo Gross-Rosen[14] en el cual se extraía el granito con el que se construyeron los grandes monumentos y estructuras nazis.

“Mientras las fuerzas alemanas avanzaban hacia el este, las SS, la policía, y los militares realizaron atrocidades que indujo al Primer Ministro de Gran Bretaña Winston Churchill a decir en agosto de 1941: "Estamos en la presencia de un crimen sin nombre." Lemkin, que llegó a los Estados Unidos como refugiado en 1941, conocía el discurso de Churchill y dijo que su introducción de la palabra genocidio era en parte una respuesta a la declaración de Churchill”.[15]

El Holocausto debe ser considerado como el genocidio extremo,[16] por el cual se usó de forma masiva, industrial, deliberada, planificada en todos sus detalles y perfección logística, inhumana, irracional y desmesurada todo el poder del Estado y empresas cómplices para exterminar a un grupo humano como tal, así como todas sus manifestaciones culturales y sus propiedades, las cuales fueron saqueadas. También por la aplicación de ese inmenso poder en contra de otros grupos, tales como los polacos, gitanos, rusos, homosexuales, discapacitados, comunistas y socialdemócratas. También fueron masacrados miles de nacionales de los países ocupados (gitanos romaníes, lituanos, estonios, franceses, latvios, norteamericanos, ingleses, ucranianos, soviéticos, bielorrusos, griegos, españoles, checoslovacos, yugoslavos y holandeses, entre otros civiles, prisioneros de guerra, católicos, protestantes, testigos de Jehová, abogados, médicos y maestros) por los nazis como lo indicó el Fiscal Jackson en su escrito de acusación.[17]

 



[1] Articulo tomado del libro del mismo autor titulado: “Genocidio y otros crímenes atroces”. Editorial LIVROSCA. Caracas, 2018. Págs. 23 a 28.


[1] Material docente: Shoá. Memoria y legado del Holocausto. En: http://proyectoshoa.org/wp-content/uploads/downloads/2012/09/material-docente.pdf.

[3] “Estos juicios contribuyen a avanzar en las ideas de Montesquieu sobre la ley Universal, o “ley civil universal que considera a todas las personas ciudadanas del universo”. Matar a alguien simplemente por existir es un crimen contra la humanidad, un crimen contra la propia esencia de lo que implica ser humano…” En: El genocidio negado. Apuntes y actividades sobre el genocidio contra el pueblo armenio http://www.buenosaires.gob.ar/areas/vicejefatura/derechos_humanos/pdf/armenia.pdf.

[6] Majdanek inicialmente fue campo de concentración y de trabajos forzados hasta que se convirtió en campo de exterminio: http://www.ushmm.org/wlc/es/article.php?ModuleId=10007229.

[10] “En todo el mundo, Auschwitz se ha convertido en un símbolo de terror, genocidio y el Holocausto. Fue establecido por los alemanes en 1940, en los suburbios de Oswiecim, una ciudad polaca que fue anexada al Tercer Reich por los nazis. Su nombre fue cambiado a Auschwitz, que también se convirtió en el nombre de Konzentrationslager Auschwitz”. Ver: KL Auschwitz-Birkenau. Traducción libre del autor. Disponible en: http://auschwitz.org/en/history/ . También: http://www.ushmm.org/wlc/es/article.php?ModuleId=10005768.

[12] “Zyklon B (pronunciación alemana: [tsykloːn beː] anglicizado US: / zaɪklɒn biː / (Sobre este sonido escucha) o traducido El ciclón B) fue el nombre comercial de un pesticida a base de cianuro inventado en Alemania a principios de los años veinte. Consistía en cianuro de hidrógeno (ácido prússico), así como un irritante ocular de precaución y uno de varios adsorbentes tales como tierra de diatomeas. El producto es infame por su uso por la Alemania nazi durante el Holocausto para asesinar a aproximadamente un millón de personas en cámaras de gas instaladas en Auschwitz-Birkenau, Majdanek y otros campos de exterminio…” Ver: Zyklon B. Traducción libre del autor. Disponible en: https://en.wikipedia.org/wiki/Zyklon_B.

[13] Ver: Auschwitz Concentration Camp. The Gas Chambers & Crematoria. Mass Extermination. Dispponible en: http://www.holocaustresearchproject.org/othercamps/auschwitzgaschambers.html.

[14] “Los nazis establecieron Gross-Rosen el 2 de agosto de 1940 en Baja Silesia, como un campo satélite de Sachsenhausen, cerca de la cantera de granito de Gross-Rosen. El 1 de mayo de 1941 Gross-Rosen se convirtió en un campo de concentración independiente…” Ver: Gross-Rosen Concentration Camp. Traducción libre del autor. Disponible en: http://www.holocaustresearchproject.org/othercamps/grossrosen.html.

[15] Cronología del Genocidio. En: Enciclopedia del Holocausto. Ver: http://www.ushmm.org/wlc/es/article.php?ModuleId=10007426.

[16] BRUNETEAU, Bernard: Op. cit. El genocidio extremo. el exterminio de los judíos europeos. Págs. 179 a 244.