Martes, 06 de febrero, 2024
Avilán, Faviola

Esta práctica es considerada como una violación grave de los Derechos Humanos, la salud y la integridad de las mujeres y las niñas, puesto que, como indica las Naciones Unidas es una violación del cuerpo femenino al alterar o lesionar los genitales de la mujeres y niñas.


Si bien la Mutilación Genital Femenina (MGF) es una práctica milenaria, no debe despojarse del transfondo de violencia y opresión que tiene la misma. En donde sus orígenes se remontan a lo que significa la feminidad y el recato, la pureza de la mujer. Lo opuesto a ello es mal visto en algunas culturas, incluso, en algunas comunidades donde se ejecuta esta práctica, se considera como un determinante al momento de encontrar esposo, apunta la Organización Mundial de la Salud. Puesto que la MGF asegura que la mujer no ha sido tocada por alguien más. Volvemos entonces a la cosificación del cuerpo femenino, donde se asegura que esos elementos que violentan el cuerpo, pueden generar más valor en el mercado matrimonial.

Esta práctica es considerada como una violación grave de los Derechos Humanos, la salud y la integridad de las mujeres y las niñas, puesto que, como indica las Naciones Unidas es una violación del cuerpo femenino al alterar o lesionar los genitales de la mujeres y niñas. Esta práctica sigue ejecutándose por justificaciones culturales, en donde, son incluso algunas mujeres quienes por presión social o desconocimiento, acceden a la práctica puesto que de esa forma pueden tener un mejor estatus en su comunidad, tal como narra Waris Dirie en su libro Flor del Desierto.

Esta escritora y modelo Somalí, es una activista que lucha contra la MGF, puesto que -así como ella- existen aún miles de mujeres que sufren esta mutilación. En 2002 fundó su propia organización: Waris Dirie Foundation para luchar contra la MGF, renombrada en 2010 como Desert Flower Foundation.

Cabe destacar algunos detalles sobre esta práctica: 

  1. La mutilación genital femenina implica riesgo para la salud sexual y reproductiva; Las mujeres que sufren esta mutilación poseen dificultad para menstruar, orinar, dar a luz, dolor durante las relaciones íntimas e insatisfacción sexual.

  2. Es un sistema de control y opresión: La MGF no es algo “estético”, es una práctica que busca la obediencia y la castidad. Incluso, narra Waris en su libro, que en muchos casos los genitales son cosidos y desgarrados varias veces a lo largo de la vida marital de una pareja. 

  3. Es una práctica que viola múltiples derechos humanos: Viola los derechos sexuales y reproductivos, viola los Derechos de los niños y adolescentes (puesto que son realizados a muy temprana edad), viola los derechos a la salud, la seguridad y la integridad física, el derecho a no ser sometido a torturas y tratos crueles, inhumanos o degradantes, y el derecho a la vida en los casos en que el procedimiento acaba produciendo la muerte, apunta la OMS.

Aunado a lo anterior, es una práctica que tiene altos costos para los gobiernos del mundo cuando se trata de revertir las consecuencias que tiene este delito en la salud de las mujeres y niñas. La OMS advierte que el tratamiento de la mutilación genital femenina tiene un costo anual de US$ 1400 millones en todo el mundo, y que más de 200 millones de mujeres y niñas vivas actualmente han sido objeto de la MGF en los 30 países de África, Oriente Medio y Asia donde se concentra esta práctica.

¿Cómo podemos luchar hasta eliminar esta práctica?

  • Informando y sensibilizando a otras personas sobre los riesgos de esta práctica.

  • Sumarnos en campañas y acciones que aboguen por el Objetivo 5: Igualdad de Género de la Agenda 2030.

  • Apoyando programas dirigidos por el Fondo de Población de las Naciones Unidas y UNICEF, los cuales tienen participación en 17 países africanos donde se mantiene esta práctica.

  • Sumarnos a organizaciones locales que puedan hacer presión gubernamental para eliminar este tipo de violencia contra las mujeres y niñas.

 

Escrito por Faviola Avilán.

 

Referencias: