Miércoles, 27 de septiembre, 2023
Mañana, 27 de septiembre, seis jóvenes de Portugal van a presentar ante el Tribunal Europeo de Derechos Humanos una demanda histórica, en la que alegan que los países están incumpliendo sus obligaciones en materia de derechos humanos al no hacer lo suficiente para protegerles del cambio climático.
Si su demanda prospera, los 27 Estados miembros de la UE así como Reino Unido, Suiza, Noruega, Rusia y Turquía podrían ser legalmente obligados a reducir sus emisiones de gases de efecto invernadero. Amnistía Internacional está entre los grupos que firmaron un escrito presentado al tribunal, argumentando que los gobiernos tienen la obligación de proteger los derechos humanos internacionalmente a través de sus políticas climáticas.
Mandi Mudarikwa, directora de Litigio Estratégico de Amnistía Internacional, ha manifestado:
“Como en tantos otros lugares, la gente joven está marcando el camino y demostrando que hay vías legales para conseguir justicia climática. Aunque esta causa es muy importante, sólo es una de varias que están en marcha para garantizar la protección del derecho de todas las personas a un medioambiente limpio, saludable y sostenible”.
La gente joven está marcando el camino y demostrando que hay vías legales para conseguir justicia climática.
Mandi Mudarikwa, directora de Litigio Estratégico de Amnistía Internacional
Las personas que han presentado la demanda, como otras muchas en todo el mundo, ya están experimentando directamente los efectos del cambio climático en su salud: las olas de calor extremo, cada vez más frecuentes, limitan su capacidad de concentrarse, dormir bien, pasar tiempo al aire libre y hacer ejercicio. Algunas además padecen problemas de salud como el asma, agravados por la mala calidad del aire debida al calor extremo, los incendios forestales y las emisiones generadas por la quema de combustibles fósiles.
“Esta generación, y sus hijos e hijas, sufrirán las peores consecuencias de la catástrofe climática en ciernes. Es imprescindible que los Estados actúen ya para detener esta catástrofe creciente y cumplir con su obligación de mantener el aumento de la temperatura media mundial por debajo de 1,5 °C respecto a los niveles preindustriales. Para ello es preciso el abandono progresivo de los combustibles fósiles.”
Quiénes presentan la demanda
Las seis personas que presentan la demanda, impelidas a actuar inicialmente por la destrucción de los mortíferos incendios forestales que arrasaron varias zonas de Portugal en 2017, son: Cláudia Agostinho (24 años), Martim Agostinho (20), Mariana Agostinho (11), Sofia Oliveira (18), André Oliveira (15) y Catarina Mota (23).
Cláudia Agostinho
Cláudia es de Leiría, unos 120 kilómetros al norte de Lisboa, y vive con su hermano Martim y su hermana Mariana, también implicados en la causa. Trabaja de enfermera en un hospital local, por lo que conoce bien la amenaza que representa la escalada de las olas de calor extremo para la salud humana.
Martim Agostinho
Martim estudia en una escuela de ciencia y tecnología de Leiría. En 2017, el humo de los incendios forestales llevó al cierre de su escuela, y vio con espanto el alcance de la destrucción cerca de su casa. Martim dice que su generación debe hacer todo lo posible para asegurarse de que los gobiernos protegen sus derechos y su futuro.
Mariana Agostinho
Mariana, la más joven del grupo de demandantes, ama los animales y dedica todo el tiempo que puede a trabajar en la finca de sus abuelos. Mariana tendría 88 años en 2100 pero, si los gobiernos no toman medidas urgentes, la temperatura mundial para entonces podría superar en 3°C los niveles de la época preindustrial, un escenario catastrófico.
Catarina Mota
Catarina también vive en Leiría y afirma que, con el cambio climático, la vida se ha vuelto más hostil en su región. El calor extremo vivido en Portugal en los últimos años ha afectado considerablemente a su capacidad de hacer ejercicio al aire libre y de dormir bien. Le preocupa el futuro de la familia que espera tener algún día.
Sofia Oliveira
Sofia vive con su hermano André, su padre y su madre en Lisboa. Dice estar convencida de que, si un número importante de personas reclaman medidas, los gobiernos tendrán que hacer lo que sea necesario para evitar la crisis climática. Quiere estudiar “química sostenible” con la idea de mantener los combustibles fósiles en el sitio que les corresponde: el suelo.
André Oliveira
Hermano de Sofia, André dice que sus amistades cada vez están más preocupadas por el cambio climático y que no entienden por qué las personas que en teoría les protegen están permitiendo que esto suceda.
Información complementaria
En la causa Duarte Agostinho and Others v. Portugal and 31 Other States, el tribunal examinará el argumento de las personas demandantes de que se están violando sus derechos en virtud de los siguientes artículos del Convenio Europeo de Derechos Humanos:
• Derecho a la vida (artículo 2)
• Derecho a no sufrir tortura ni otros tratos o penas crueles, inhumanos o degradantes (artículo 3)
• Derecho a la vida privada y familiar (artículo 8)
• Derecho a no sufrir discriminación por motivos de edad (artículo 14 interpretado conjuntamente con el artículo 2 y/o el artículo 8)
La decisión podría anunciarse en pocos meses. Dado que las sentencias del Tribunal Europeo de Derechos Humanos son vinculantes para los Estados implicados, podría influir en otras causas ante tribunales nacionales en Europa y reforzar futuras demandas climáticas presentadas en el ámbito nacional.
La Red Global de Acción Legal (Global Legal Action Network, GLAN) apoya la demanda y ha puesto en marcha una iniciativa de financiación colectiva internacional (international crowfund) para respaldar su iniciativa.
Recientemente se han presentado otras dos causas climáticas ante el Tribunal Europeo de Derechos Humanos, que están pendientes de resolución. Una fue presentada por la Asociación de Mujeres Mayores para la Protección del Clima (Verein KlimaSeniorinnen Schweiz) y cuatro de sus miembros a título individual contra Suiza, y la otra por Damien Carême, parlamentario francés por el partido de los Verdes, y en ella alegaban que las políticas climáticas de Suiza y Francia no protegen sus derechos humanos.