Sábado, 29 de enero, 2022

Según el Ministerio de Política Social de Ucrania, aproximadamente 1,45 millones de personas siguen desplazadas internamente tras huir del conflicto en el Dombás y en la Crimea ocupada


Con la amenaza inminente de que Rusia llegue a emplear la fuerza militar, Amnistía Internacional advierte de que otra escalada en el conflicto armado en Ucrania tendrá consecuencias devastadoras para la situación de los derechos humanos en la región, poniendo en peligro vidas, medios de subsistencia e infraestructuras civiles, dando lugar a una grave escasez de alimentos y, posiblemente, a desplazamientos masivos.

Los derechos económicos y sociales ya se han visto afectados negativamente. El aumento del precio de los alimentos y de productos básicos, incluidos los suministros médicos, está afectando al derecho de la población a la atención sanitaria y a un nivel de vida adecuado en Ucrania. Esto lo notan más las personas de edad muy avanzada, los niños y niñas y quienes tienen bajos ingresos. El derecho a la educación también se ha visto afectado al cerrar de manera intermitente las escuelas por razones de seguridad durante las últimas dos semanas. En Rusia, la cotización del rublo ha caído y los precios están aumentando.

“La amenaza de emplear la fuerza militar por parte de Rusia ya está afectando a los derechos humanos de millones de personas en Ucrania y en otros lugares”, ha declarado Agnès Callamard, secretaria general de Amnistía Internacional.

“Las consecuencias de que se utilice fuerza militar real pueden ser devastadoras. La historia reciente de Ucrania está marcada por conflictos con tropas rusas en el Dombás y en la anexión ilegal de Crimea. Estos sucesos han desgarrado comunidades y vidas, ya que las fuerzas militares han pisoteado con impunidad los derechos de la población civil; ha llegado el momento de romper ese círculo vicioso.”

En los conflictos militares se debe proteger a la población y deben rendir cuentas todos aquellos que cometan abusos. Amnistía Internacional observará de cerca la situación para denunciar las violaciones del derecho internacional humanitario (leyes de la guerra) y del derecho internacional de los derechos humanos, cometida por todas las partes.

En 2014 y 2015, en el momento álgido del conflicto armado en el Dombás, en el este de Ucrania, todas las partes violaron el derecho internacional humanitario, lo que provocó el desplazamiento de más de un millón de personas. Más de 13.000 personas perdieron la vida y la cifra sigue aumentando.

Ejército ruso – un rosario de abusos

Como en los últimos años las tropas rusas no han respetado el derecho internacional en otros lugares, cosa que han hecho con impunidad, a Amnistía Internacional le preocupa enormemente la posibilidad de que la historia se repita.

Por ejemplo, en Siria, una serie de ataques aéreos rusos sobre zonas residenciales en Homs, Idlib y Alepo efectuados entre septiembre y noviembre de 2015 se saldaron con la muerte de al menos 200 civiles. Asimismo, en 2020, Amnistía Internacional denunció el ataque de aeronaves rusas contra escuelas y hospitales en Siria, y la ONU había especificado que algunos de esos edificios debían estar protegidos frente a cualquier ataque.

En el actual conflicto del este de Ucrania, las fuerzas separatistas respaldadas por Rusia violaron el derecho internacional humanitario al utilizar armas explosivas poco precisas en zonas civiles densamente pobladas, y lo mismo hicieron las fuerzas ucranianas. También apostaron y dispararon dichas armas desde viviendas e infraestructuras civiles.

“La historia de las intervenciones militares de Rusia —ya sea en Ucrania o en Siria, o en su campaña militar en Chechenia— está empañada por el desprecio flagrante del derecho internacional humanitario. El ejército ruso ha burlado reiteradamente las leyes de la guerra al no proteger a la población civil, e incluso atacarla directamente. Las fuerzas rusas han lanzado ataques indiscriminados, empleado armas prohibidas y al parecer, en ocasiones, atacado deliberadamente a civiles y bienes de carácter civil, lo que constituye un crimen de guerra”, ha afirmado Agnès Callamard.

A Amnistía Internacional también le preocupa especialmente la posibilidad de que se creen nuevas milicias en territorio ucraniano. Dichos grupos armados respaldados por Rusia en el Dombás son tristemente famosos por su desprecio de las normas del derecho internacional humanitario y por su falta de rendición de cuentas, como también lo fueron los paramilitares favorables al gobierno ucraniano.

Posible crisis de refugiados

El conflicto en Ucrania oriental provocó una verdadera situación de crisis para los derechos humanos en 2014 y 2015, y sus consecuencias se siguen acusando enormemente hoy. Millones de personas se vieron obligadas a abandonar sus hogares, y las que regresaron o siguen en una zona de conflicto han estado viviendo al día, ya que la economía de la región ha quedado devastada. Cientos de personas fueron víctimas de ejecuciones extrajudiciales y otros homicidios ilegítimos, tortura, secuestros, desapariciones forzadas y detenciones arbitrarias cometidas tanto por fuerzas separatistas como por fuerzas gubernamentales.

Según el Ministerio de Política Social de Ucrania, aproximadamente 1,45 millones de personas siguen desplazadas internamente tras huir del conflicto en el Dombás y en la Crimea ocupada.

“Da miedo imaginar la magnitud que podría alcanzar la crisis de refugiados si aumentan las hostilidades en Ucrania. Será un desastre humanitario de escala continental, con millones de personas refugiadas buscando protección en los países europeos vecinos”, ha sostenido Agnès Callamard.

“Actualmente, Ucrania es el destino de quienes buscan protección cuando huyen de Rusia, Bielorrusia y los países de Asia central. Dejará de serlo si Rusia emplea la fuerza militar contra Ucrania, lo que obligará a estas personas a buscar refugio en otros países.”

Impacto en la región y en otros lugares

El conflicto socavará la situación de los derechos humanos en la región con la probable guerra de guerrillas prolongada en Ucrania, acompañada de salidas ilícitas de armas, de la entrada de contratistas militares privados que no rinden cuentas, y de un aumento generalizado de la violencia y la impunidad. La devastación económica y sus repercusiones en la región —lo que incluye a los países europeos que dependen del gas ruso que atraviesa el territorio de Ucrania— pueden ser enormes.

“Otro conflicto armado en el corazón de Europa en el que esté implicada una potencia nuclear y en el que podrían participar otros países amenaza con alterar todo el sistema de controles y contrapesos geopolíticos, con unas consecuencias imprevisibles para la situación de los derechos humanos en todo el mundo”, ha declarado Agnès Callamard.

“Si Occidente y Rusia inician una dura confrontación, ello podría dar lugar a una intervención más activa de las partes en conflictos regionales en todo el mundo, a la instrumentalización de la política energética, y a que haya más países preparados para emplear la fuerza en el contexto de su política exterior.”