Miércoles, 13 de mayo, 2020
Romero, Victoria
Nasu un hombre que residía en un lugar de Nigeria llamado Otodo Gbame en el estado de Lagos, se vio obligado a abandonar su hogar y hoy exige justicia, compensación y el fin de los desalojos forzosos.
Cuando Nasu tenía 21 años a su asentamiento en Otodo llegaron en horas de la noche las autoridades con armas, bulldozers y sin previo aviso para cumplir órdenes del gobierno, aquellos hombres arrasaron las viviendas de esta comunidad conformada un siglo atrás, aplastaron y quemaron casas, dispararon contra las familias y destruyeron muchas familias, sueños y vidas.
Algunos de los residentes lograron huir del vecindario, otros se quedaron sin refugio y a otros sólo les correspondió mudarse con sus vecinos. Después de aquella noche de 2016, volvieron una y otra vez, incluso en una de sus llegadas sorpresivas Nasu recibió un disparo en un brazo la cual sobrevivió por poco. En otra ocasión, dispararon y usaron gas lacrimógeno para obligar a los residentes a salir de sus viviendas asfixiados y presos de pánico, pero, la población huyó; algunos murieron ahogados en una laguna cercana, en su intento de huir de la violencia, 15 personas siguen desaparecidas y en total 30.000 personas han sido desalojadas.
Muchas se han visto obligadas a vivir en canoas, debajo de puentes, o con otras personas en condiciones de hacinamiento. Nasu forma parte de la Federación de Asentamientos Precarios/Informales de Nigeria, un movimiento colectivo de personas que no descansarán hasta que se garantice su derecho a una vivienda.
Firma la petición haciendo click aquí y exige:
- Una investigación sobre el desalojo forzoso de la comunidad de Nasu, y que se aseguren de que estas personas son reasentadas y reciben plena compensación;
- Un compromiso de suspender los desalojos forzosos en el estado de Lagos.