Viernes, 09 de agosto, 2019
Rincones, Marielvis
Nunca esperas encontrar tanta bondad adentrándote en la selva, y mucho menos cuando quienes te esperan son los miembros de un pueblo indígena. La ansiedad por llegar a La Sierra de Perijá se hace presente desde que la Jeep alquilada –a un precio exageradamente alto– estaciona en Machiques, una población ubicada en al occidente del país, en el Estado Zulia. Los rostros étnicos particularmente parecidos acompañan el ambiente pueblerino y sus ropas desgastadas te hacen comprender que más allá de la belleza y calidez del lugar, esas miradas profundas y humildes desglosan un sinfín de necesidades producto del abandono de las autoridades que dejaron a los Yukpas en el olvido
Se estima que existen más de 5.000 grupos indígenas distribuidos en 90 países del mundo que se constituyen en 370 millones de personas, lo que equivalen al 5% de la población mundial. Pero, lamentablemente, estos mismos conforman la población más desfavorecida y vulnerable, resultando ser 15% de los humanos más pobres del planeta. Una terrible y alarmante cifra que sin duda alguna evidencia la falta de atención que tienen los pueblos indígenas.
En los últimos años, la comunidad internacional ha reconocido la importancia de los indígenas, no solamente en el ámbito social, sino también en su participación en el rescate y la defensa de sus derechos. La forma única en la que se relacionan con su entorno, sus rasgos sociales, su cultura y su manera afectiva de conectarse con los recursos naturales.
Después de un recorrido de tres horas desde el centro de Maracaibo en la Geep para nada cómoda, tomando en cuenta que éramos 10 personas, al fin pisamos la Misión Los Ángeles del Tukuko, institución que resguarda a niños indígenas que aprenden español y de alguna manera, aspiran a una mejor calidad de vida. En este lugar pasamos la noche antes de emprender el camino a la montaña del Cacique, en La Sierra; un festín de plátanos cortados nos esperaba en la entrada, esto como parte del agradecimiento de los indios Yukpas que supieron de nuestra visita. Se paseaban apenados y curiosos cerca de la misión y hasta una cena por parte de la casa recibimos antes de apagar la fogata, que también nos regalaron ellos.
Desde 1982 se decretó que cada 09 de agosto se celebra el Día Internacional de los Pueblos Indígenas, proclamado por la Asamblea General de las Naciones Unidas (ONU), conmemorándose además, la primera reunión del Grupo de Trabajo sobre las múltiples Poblaciones de pueblos originarios de la Subcomisión de Prevención de Discriminaciones y Protección a las Minorías. Por tal motivo, todos los años se realizan esfuerzos para resaltar la existencia de los grupos étnicos de todo el mundo y asimismo concientizar a la sociedad sobre su influencia cultural y social.
“El día de ir a Sarapayí llegó, la emoción y nervios no se hicieron esperar, pero con mochilas, botas, muchos plátanos y un guía Yukpa iniciamos el viaje de cinco horas montaña adentro; cruzamos corrientes de ríos, senderos boscosos, caminos infinitos de piedras y una que otra vez cada hora, o dos, veíamos a una persona pasar en sentido contrario hacia el pueblo. Una aventura extremadamente agotadora pero al final, después de sudor, miedo e incluso llanto, valió la pena porque una bienvenida con cantos, flores, música, vestimenta artesanal y comida caliente nos esperaban en la cima de San Francisco de Sarapayí; El Chamán nos bendijo y nos ofreció de beber, la mejor choza fue nuestra y con canciones y oraciones descansamos un día más antes de un último día para dar gracias”.
2019 es el Año Internacional de las Lenguas Indígenas, en el marco de esto se busca aprovechar esta valiosa oportunidad para concienciar sobre la necesidad de proteger y preservar las culturas indígenas y sobre todo su lengua. Desde hace años las teorías de las modernizaciones han desplazado en gran medida los ámbitos culturales y los valores étnicos en las sociedades, es por ello que desde las Naciones Unidas se realizará una celebracion en vivo para recordar a todos los pueblos étnicos.
En gran medida, la riqueza lingüística del mundo depende de estas poblaciones que aportan una cultura irrepetible. Sin embargo, muchas de estas lenguas están en peligro de extinción. Se estima que cada dos semanas muere una lengua indígena poniendo en peligro la cultura y el sistema de conocimiento que estas aportan al mundo.
“Patüme", es una palabra que aprendí en Sarapayí, y significa “Gracias”, nunca había tenido tanto sentido para mí agradecer hasta que vi tan cerca la necesidad de todo, sin tener nada, y aun así ser feliz desde la simpleza.
Foto por Eduardo Becerra @bcrrafoto