Miércoles, 31 de julio, 2019
Alvarenga, Luis Miguel
Lorena Liendo se formó como ingeniera química, aunque desde hace muchos años dedica sus conocimientos a los más vulnerables, por ello se ha dedicado desde hace más de 15 años a la defensa de los derechos humanos de las niñas, niños y adolescentes y, en la actualidad, es la secretaria general adjunta de la Red por los Derechos Humanos de Niñas, Niños y Adolescentes (Redhnna)
“¿Por qué niñas, niños, adolescentes y adultos de todas las edades tienen que estar demandando derechos que les son inherentes por ser ciudadanos de un país?”. De esta manera la secretaria ejecutiva adjunta de la Red por los Derechos Humanos de Niñas, Niños y Adolescentes (Redhnna), Lorena Liendo, expresa su indignación ante la claudicación del Estado en garantizar los derechos humanos de las personas en Venezuela.
La ingeniera química y defensora de derechos humanos señala con fuerza que las NNA tienen derecho a manifestar, a exigir sus derechos en la calle, pero “no puede ser que estén protestando porque las condiciones de vida sean las mínimas necesarias y por su bienestar, no puede ser que el estado no garantice su vida digna”.
Con tristeza en la mirada, Liendo recuerda cómo fueron agredidos Kluivert Roa (asesinado el 24 de febrero de 2015 por un funcionario de la Policía Nacional Bolivariana cuando transitaba cerca de una protesta en el fronterizo estado Táchira, pese a que no estaba involucrado en la manifestación), y Rufo Chacón, quien perdió ambos ojos tras ser impactado por 52 balas de plástico –conocidos como perdigones- en el rostro durante una protesta para exigir gas doméstico en la misma región.
“Los casos de Rufo Chacón y Kluivert Roa han sido hitos para nosotros de las injusticias y el dolor infligido. No es posible que los niños que tienen la posibilidad de aportar al país les sean coartadas por alguien a quien no le interesa eso”, lamenta.
Por ello, la también especialista en finanzas, políticas públicas y gerente de proyectos de la Red Venezolana de Organizaciones de la Sociedad Civil (Sinergia), apunta a que no son válidos los argumentos de las autoridades venezolanas, relacionados a las sanciones económicas internacionales, como base para evadir su responsabilidad de garantizar derechos humanos.
“Sin exagerar mucho podríamos decir que si existe un país donde todos los derechos humanos son vulnerados, es Venezuela, pero lamentablemente no todo el mundo está dispuesto a escuchar, porque fuera del país la información es contradictoria y el Estado ha sido muy efectivo en distorsionar la realidad”, explica Liendo.
Retos de la crisis
Ante un Estado capaz de tergiversar las razones de la crisis de derechos económicos, sociales, culturales y ambientales, y una sociedad cada vez más necesitada de atención, protección y defensa, los defensores de derechos humanos tienen una labor titánica por delante.
Liendo asegura que “aquí se ha logrado un nivel de sofisticación tal en la regresión de los derechos que es histórico”, por lo que las restricciones a la hora de incidir, defender, documentar e incluso subsistir son grandes.
Entre los principales retos que destaca se encuentra la cada vez menor aceptación por parte de las autoridades de las organizaciones no gubernamentales y de la Sociedad Civil como interlocutoras para el mejoramiento de las condiciones de vida de las personas, es decir, para la garantía de los derechos humanos.
“Cada vez es más difícil tener vínculos con el Estado porque este ha claudicado en la garantía de los derechos humanos, por lo que las instituciones trabajan por inercia y uno a veces no sabe con cuál interlocutor relacionarse”, subraya.
Además, está siempre presente el temor que se siente al tener que superar cualquier dificultad, cueste lo que cueste, para lograr que se haga justicia, verdad y reparación para las víctimas, o incluso para visibilizar un caso de violación de derechos.
“Mantener la ecuanimidad es un gran desafío, y eso pasa por mantener el balance en las emociones; callar y hablar cuando se debe. Es un momento para pensar mucho lo que se va a decir, porque estamos muy exaltados y en esta circunstancia no todo lo que verbalizamos puede no ser la verdad”, alerta.
Por eso, en sus más de 15 años de trayectoria en la defensa de derechos humanos, Liendo asegura que día a día ratifica que ante cualquier injusticia es cada vez más necesaria su actuación.
Un compromiso por los más vulnerables
Lorena Liendo se formó como ingeniera química, aunque desde hace muchos años dedica sus conocimientos a los más vulnerables, mediante la obtención de resultados palpables por y para ellos. De esta manera, su preocupación por Venezuela y sus ciudadanos la mantienen concentrada en los retos del presente en crisis, pero también de un futuro que se puede escapar de las manos si todos claudicamos, como el Estado lo está haciendo.
“Me lleno de resistencia para seguir porque sé que estoy haciendo algo que quiero, que es necesario y en un país que demanda de todos nosotros el mayor cúmulo de conocimiento y capacidades para salir adelante”, explica.
Liendo ha estado vinculada desde 2009 a la Federación de Instituciones Privadas de Atención al Niño, Joven y la Familia (Fipan), en donde llegó a ser secretaria ejecutiva y con quienes llegó a vincularse con Redhnna.
Para la defensora, “Redhnna es el compromiso voluntario de personas muy comprometidas y muy capaces. El hecho que podamos gestionar recursos e insumos para realizar nuestras actividades y sienta que es parte de mi responsabilidad y de mi aporte a la red me satisface mucho”.
Por ello, asume su responsabilidad como algo que no solo es necesario, sino esperanzador para quienes desean una vida digna, por lo que su labor en Redhnna siempre ha estado enfocada en impulsar aún más la incidencia que han obtenido las organizaciones y las personas que la conforman.
Pese a las dificultades y los obstáculos impuestos por las autoridades, Liendo ratifica que seguirá en pie, incidiendo junto a Redhnna y Sinergia e insistiendo con todos por la garantía de los derechos.
“No podemos admitir ser otra emergencia humanitaria olvidada, tenemos derecho al desarrollo, a pensar que una vida de bienestar es lo que merecemos como ciudadanos del mundo, menos que eso no podemos aceptar”, concluye.
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