Martes, 29 de enero, 2019
Montilla, Evelyn
En Venezuela, es necesario generar espacios de reflexión contra la violencia y el Estado debe incentivar políticas donde se priorice el tema dentro del sistema educativo en todos los niveles, permitiéndole al estudiante prevenir hechos violentos, identificarlos cuando se presentan y abordarlos de manera adecuada para reducir posibles consecuencias.
Este 30 de enero se conmemora el Día Escolar de la No Violencia y la Paz. Un día para reflexionar sobre el terrible impacto de la violencia en la humanidad, pero también para encontrar en el aula estrategias que nos permitan afrontar los conflictos cotidianos.
La violencia es un fenómeno que deteriora los vínculos y que progresivamente va desgastando las bases morales de las personas. Amnistía Internacional dirige una parte de su labor a la reducción de la violencia, formando a personas en derechos humanos y promoviendo actividades que fomenten el respeto a la dignidad, la no discriminación y el respeto a fin de prever abusos que atenten contra los derechos fundamentales.
En Venezuela, es necesario generar espacios de reflexión contra la violencia y el Estado debe incentivar políticas donde se priorice el tema dentro del sistema educativo en todos los niveles, permitiéndole al estudiante prevenir hechos violentos, identificarlos cuando se presentan y abordarlos de manera adecuada para reducir posibles consecuencias.
Preocupa que la violencia contra niños y jóvenes ha aumentado exponencialmente durante los últimos años. Según CECODAP al menos tres niños fueron asesinados por día durante el 2017. En Venezuela, la mayoría de las muertes violentas tienen como víctimas a adolescentes y jóvenes entre 12 y 29 años de edad esto según cifras del Observatorio Venezolano de la violencia.
¡Basta de normalizar la violencia! Para abordar este fenómeno, no hay mejor instrumento que la educación, a través de ella se debe afirmar la dignidad humana, sembrar una cultura de no violencia para construir una paz duradera. La educación genera la oportunidad de desarrollar nuevas formas de vivir unos con otros y con el planeta, creando una convivencia pacífica que permita desnormalizar la violencia.
Todos los seres humanos tenemos derechos. Esto significa que debemos ser respetados y respetar a los demás. Sin embargo, para los menores de edad existen derechos específicos consignados en la Convención Sobre los Derechos del Niño (CDN), que los reconoce como sujetos de protección especial.
En tal sentido, tienen derecho a que se proteja su vida, su supervivencia, su dignidad y a que se garantice su desarrollo integral. No pueden ser privados de sus derechos bajo ninguna circunstancia. Aunque la familia es responsable, de forma prioritaria, inmediata y obligatoria, de que esto se cumpla; es el Estado quien tiene la obligación indeclinable de tomar todas las medidas administrativas, legislativas, judiciales, y de cualquier otra índole que sean necesarias y apropiadas para asegurar que todos disfruten plena y efectivamente de sus derechos y garantías. Esto está estipulado en la Ley Orgánica para la Protección de Niños, Niñas y Adolescentes en su artículo 4 y 5. De igual forma, esta expresado en el artículo 78 y 79 de la Constitución de la República Bolivariana de Venezuela.
Es obligación del Estado proteger y garantizar los derechos humanos de los niños, niñas y adolescentes; tal como lo establece el artículo 32 de la Ley Orgánica para la Protección de Niños, Niñas y Adolescentes: “El Estado, las familias y la sociedad deben proteger a todos los niños, niñas y adolescentes contra cualquier forma de explotación, maltrato, torturas, abusos o negligencias que afecten su integridad personal. El Estado debe garantizar programas gratuitos de asistencia y atención integral a los niños, niñas y adolescentes que hayan sufrido lesiones a su integridad personal” [1]
A pesar de lo determinado en las leyes venezolanas, en estos momentos no existen las condiciones suficientes para que los derechos de este sector de la población estén garantizados plenamente; al contrario, preocupa los niveles de acoso dentro de las aulas de clase y la violencia interpersonal que puedan sufrir en las calles.
Educación para la convivencia
Desde Amnistía Internacional Venezuela y el Equipo de Educación en Derechos Humanos es importante que, en medio de la situación de violencia existente, los pequeños se sientan protegidos por sus familiares más cercanos o representantes. Se recomienda que los niños, niñas y adolescentes estén informados de lo que sucede alrededor; no es conveniente que se les niegue la realidad, se les debe brindar información clara y precisa sin que le genere angustia, preocupación o tristeza. La comunicación es la mejor estrategia de prevención para minimizar la violencia.
En los hogares, como en las instituciones educativas, se deben abrir espacios para el dialogo y la opinión que incluyan a niñas, niños, adolescentes y adultos, esto hará más enriquecedor el manejo de las circunstancias difíciles, pues se le permitirá sentirse parte activa de la solución y tomados en cuenta dentro del entorno familiar y escolar.
Los altos índices de agresiones que se desarrollan dentro y fuera de los centros de educación primaria y secundaria del país es la mayor motivación para ir a cada a escuela o liceo a impartir charlas y talleres con el objetivo de prevenir la violencia escolar y difundir los principios de derechos humanos y fomentar espacios donde impere el respeto, la convivencia, solidaridad y empatía a través de destrezas sociales en el trato con los demás.
Si quieres participar o que se implementen los programas de Reducción de Violencia Escolar desarrollados por el Equipo de Educación en Derechos Humanos en tu centro de estudios o comunidad escribe a edh@aiven.org
[1] Ministerio Público. Ley Orgánica para la Protección de Niños, Niñas y Adolescentes. Disponible en: http://www.ministeriopublico.gob.ve/c/document_library/get_file?p_l_id=29942&folderId=14478&name=DLFE-9022.pdf