La defensora de derechos humanos y expresidenta de Amnistía Internacional Francia, Genevieve Garrigos, insiste en que es fundamental la formación en derechos humanos, educar a los ciudadanos en el respeto a las personas, así como en la exigencia de la garantía de sus derechos a las autoridades son factores claves para salir de la emergencia humanitaria que se vive en Venezuela

Más de 10 años de experiencia directa en la defensa de derechos humanos permiten asegurar a la expresidenta de Amnistía Internacional Francia, Genevieve Garrigos, que en la actualidad el derecho más vulnerado en el mundo es el acceso a la justicia.

Los recuerdos de los gobiernos latinoamericanos que persiguieron a miles de personas en el marco Plan Cóndor y su similitud con las acciones que se han emprendido en el marco de la guerra contra el terrorismo, basadas en la tortura, desapariciones forzadas y la constante intimidación a la población, hacen que Garrigos tome con más fuerza las banderas de los derechos humanos para lograr que se haga justicia para las víctimas y sus familiares.

En Europa[1] y las Américas[2] se han vulnerado los derechos de las personas refugiadas y migrantes, mientras que en otros continentes se cometen desapariciones forzadas por motivos políticos o étnicos que con un sistema judicial débil o plegado a los designios gubernamentales, se impide que las denuncias a estas violaciones de derechos humanos, sus investigaciones y justa reparación a las víctimas sean realizadas.

“Para mí el derecho que más se vulnera es el acceso a la justicia. Cualquiera que sea el derecho vulnerado, si no tienes acceso a la justicia, no obtienes reparación y, por el contrario, se produce la impunidad y eso es un retroceso”, asegura.

Para la defensora, en América Latina se requiere una atención más profunda y constante en materia de derechos humanos, ya que se ha documentado que esta es la región donde se producen más vulneraciones y violaciones de estos.

“América Latina necesita atención con respecto a derechos humanos, debido a que en todos los países de alguna manera se vulneran, desde dificultar el acceso a la justicia hasta amenazar el derecho sexual y reproductivo de las mujeres, poniendo en riesgo sus vidas”, señala[3].

Además, las difamaciones y persecuciones contra los defensores de derechos humanos y las acciones emprendidas, en el marco de la guerra contra el terrorismo, son algunos de los puntos que destaca como retos a superar para que los Estados garanticen los derechos humanos.

“En muchos países tratan de desacreditarte por defender derechos. No solo lo hacen los gobiernos, sino grupos de influencia, agencias de comunicación, empresas, grupos políticos, porque al hacer denuncias o recomendar acciones como defensor ellos se van molestar”, agrega.

Estas agresiones se han realizado de forma progresiva, explica Garrigos, al iniciar con las difamaciones contra los defensores, luego se criminaliza su labor por parte de las autoridades del Estado a través de las instituciones, con el fin de detener su trabajo y, así, impedir que se denuncien las violaciones de derechos humanos que se cometan.

Garrigos ha sido víctima de ese entramado de persecución a los defensores. Uno de los momentos más difíciles fue cuando un grupo político francés la acusó de ser la promotora de la intervención de la OTAN en Libia, tras manipular y tergiversar sus palabras para obtener así un objetivo al cual atacar. Afortunadamente, esta situación no desembocó en acciones lamentables.

Soluciones

Desde que inició su activismo de forma constante, Garrigos se ha enfocado en actuar por grupos sociales vulnerables y marginados, quienes requieren que las autoridades de los Estados garanticen efectivamente sus derechos humanos.

Uno de sus principales preocupaciones ha sido el logro real de la igualdad de género en todos sus espacios, porque ellas son las primeras personas víctimas de las vulneraciones de derechos humanos.

“Si queremos mejorar a la humanidad, debemos protegerlas de la agresión, permitirles ir a la escuela y desarrollar su autoestima. Todas las cifras lo demuestran: la igualdad entre mujeres y hombres es lo que nos permitirá avanzar”, asegura[4].

En el caso de Venezuela, las masivas violaciones de derechos económicos, sociales, culturales y ambientales recrudecen la ya vulnerable situación de la población venezolana, debido a la escasez de alimentos, medicinas, así como la restricción de los derechos a la libertad de expresión y de reunión.

“Las políticas de Estado deben aplicarse para defender el bienestar de la población, no para generar presión, causar miedo o discriminación, al igual que las fuerzas policiales quienes deben trabajar por la seguridad de los ciudadanos[5]”, manifiesta.

Garrigos insiste en que es fundamental la formación en derechos humanos, educar a los ciudadanos en el respeto a las personas, así como en la exigencia de la garantía de sus derechos a las autoridades son factores claves para salir de la emergencia humanitaria que se vive en el país.

La defensora de derechos humanos se mantiene optimista. Considera que dejar el mundo mejor de cómo se encuentra actualmente es la misión que debe cumplir, porque es su razón de vida y como regalo para las generaciones futuras.

“Cuando yo nací el mundo era un lugar difícil, pero actualmente está bastante peor. Por lo que creo que mi deber es tratar de mejorar la situación de hoy para las generaciones que vienen. Mis años por venir los dedicaré a eso”.