Viernes, 22 de junio, 2018
Buada Blondell , Gabriela
Definitivamente, en Venezuela ejercer el derecho es un desafío, a veces riesgoso. Para apoyarlos a que sigan cumpliendo su labor se debe documentar y denunciar las adversidades por las que atraviesan para contribuir, de alguna manera, en el logro de la justicia
Todos los 23 de junio se conmemora el Día del Abogado o Abogada, fecha seleccionada como efeméride por ser el natalicio de Cristóbal Mendoza, doctor en Derecho Civil y Canónico y primer Presidente Constitucional de la República de Venezuela en 1811. Sin embargo, para nadie es un secreto el actual contexto que se vive en el país en cuanto a la denegación de la justicia y agravamiento del respeto por los derechos humanos de la ciudadanía. Por todo esto, profesionales del derecho involucrados en el activismo y la defensa de los derechos humanos aseveran que ejercer esta carrera es un reto constante pero indispensable para lograr y garantizar justicia.
Para Beatriz Borgez, abogada y directora ejecutiva del Centro de Justicia y Paz (Cepaz) ser abogada hoy en día en Venezuela es un acto de rebeldía, porque asegura que a su profesión se le arrebató lo que significa estudiar Derecho, ese hecho de ser garante en la exigencia por el respeto de las leyes.
“Lo que yo imparto como profesora universitaria pareciera ser pura teoría y letra muerta y, en realidad, para mi es parte del desafío más grande que se puede tener, porque hemos perdido incluso la cultura y el entendimiento de lo que es el Estado de Derecho, de la separación de los poderes, del ejercicio de la democracia y de los pilares que sostienen el ejercicio de nuestra profesión”.
La defensora de derechos humanos afirma que es totalmente desafiante ejercer la profesión en el país, y que como profesora universitaria en dos escuelas de Derecho su trabajo se centra en hablarle a sus estudiantes de lo que es el deber de ejercer con ética el Derecho.
“Como abogada es un reto constante hacer el trabajo a pesar de la adversidad y aunque muchos, cuando hago litigio de casos en materia de derechos humanos, me cuestionan el sentido de este esfuerzo yo suelo responder que le veo todo el sentido del mundo, porque primero debo hacer que sea difícil que se olvide que no lo están haciendo bien, y que, el Estado pueda dejar de cumplir la función que tiene que hacer y además porque la profesión es clave para el proceso de documentación y explicación con hechos, no con suposiciones ni alegatos, sino con hechos que efectivamente te digan dónde está la injusticia”. Es así como Borges explica como es el reto de documentar las injusticias que a diario se cometen en el país y ante unas autoridades que no dan respuestas. El silencio oficial lleva a muchos abogados a buscar la justicia en instancias internacionales.
“Definitivamente, en Venezuela ser abogada es un desafío que se tiene que superar documentando y denunciando a pesar de la adversidad para contribuir, de alguna manera, en la construcción de la memoria histórica y también para las víctimas de las violaciones de derechos humanos. Así podremos tener en nuestras manos la información, la documentación de los casos que entregaremos en algún momento transformados, aunque sea, en una justicia tardía pero al final es justicia y es lo que desean todas las víctimas”.
Para Ronnie Boquier, también abogado y defensor de derechos humanos, la labor del abogado y de defensor es doblemente difícil porque es una labor complementaria, que si bien puede desencadenar frustración en algunos casos, es muy necesaria y debe ser asumida con mucha responsabilidad ya que de eso depende que en algún momento se logre un poco de justicia.
“En este momento particular que vive el país entero, es sin duda, un aporte importantísimo, no solo mi labor sino la de todos los abogados y de los defensores de derechos humanos. Uno siente frustración, yo creo que se estudia la carrera y desde los primeros años se sueña con ayudar a otro y con ejercer la carrera con mística, con filosofía que no es más que la filosofía de defender los derechos de los demás, los derechos de los otros, los derechos fundamentales, los derechos humanos al final, y en el camino de la carrera, te das cuenta que en la práctica el Estado de Derecho ha desaparecido y eso te duele, te frustra entender que no actuas frente a un Estado normal”.
El ejercicio del derecho se dificulta ante la tremenda crisis de derechos humanos que se vive en el país, ya que el Estado no da respuestas o lo hace de forma contrarias al deber ser, vulnerando la constitución y los derechos que en ella están consagrados.
“Sin duda considero que la labor en este momento es necesaria, que es más comprometida, que algunas veces no tiene horario, que uno tiene que estar más al servicio de esas personas que hoy están siendo torturadas, maltratadas por el Estado. Esas personas y esas familias que están siendo golpeadas por un poder desmedido, por eso lo que llamamos en la carrera el “ius puniendi” (expresión latina utilizada para referirse a la facultad sancionadora del Estado), que sabemos que no tienen un control, que pareciera haberse alejado de lo que es el debido proceso, de lo que es las debidas garantías constitucionales, pues pienso, que en este momento todas las personas que defendemos derechos humanos, que denunciamos las arbitrariedades, tenemos una labor que aunque se vea como arar en el mar, es muy satisfactoria al ver cuando un familiar consigue, al menos, una pequeña parte de la justicia que busca”.
Hoy, día del abogado y la abogada, estos profesionales coinciden en que trabajar en medio del contexto actual en Venezuela es un reto importante y de rebeldía ya que siempre se debe pensar en que al obtener justicia las víctimas transformarán su dolor en alivio y serán agentes de cambios para que ninguna violación de derechos humanos se repita.