Jueves, 07 de junio, 2018
Proyecto, LGBTI
El movimiento LGBTI Avers fue fundado en Samara por Mijail Tumasov en 2011, justo después de que fueran aprobadas las infames “leyes Milonov” en San Petersburgo, que prohíben la “propaganda homosexual”.
Samara es mi ciudad natal, a la que amo mucho. La ciudad y sus suburbios son zonas que tienen mucho que ofrecer: grandes riveras con impresionantes vistas del río Volga, viejas calles y diques, así como la Reserva Natural de Samarskaya Luka y las cumbres del Zhiguli, de las que han compuesto múltiples leyendas. Como soy una persona que trabaja con la gente, me siento mejor estando al aire libre, porque disfruto siendo yo misma, andando en las colinas, pensando o relajándome fuera del trabajo, pero las personas son quienes más me inspiran, incluyendo a muchos defensores de derechos humanos rusos y colegas de organizaciones internacionales, tanto LGBTI como heterosexuales.
Pese a muchas leyes homofóbicas y la demonización a través de propaganda anti personas LGBTI, mis amigos y familiares me tratan con respeto. No me siento atemorizada por caminar en las calles de Samara, ni de hablar con las personas. En cambio, siento miedo por las políticas homofóbicas del Estado ruso y la presión que ejercen las instituciones gubernamentales contra personas como yo.
Las autoridades pueden detenerme solo por defender los derechos humanos y por ayudar a otras personas, pese a que nuestra labor es muy importante en el país. Sueño con que un día las palabras “defensora de derechos humanos” no suene como un insulto y que las acciones del Estado no sean punitivas.
El movimiento LGBTI Avers fue fundado en Samara por Mijail Tumasov en 2011, justo después de que fueran aprobadas las infames “leyes Milonov” en San Petersburgo, que prohíben la “propaganda homosexual”. n ese momento yo estaba trabajando como abogada y decidí no involucrarme en eso, porque creía que no me afectaría personalmente y por ende debería mantenerme callada. Sin embargo, cuando escuché a mi propio padre decir comentarios negativos sobre las personas LGBTI, me fue imposible seguir en silencio.
Me uní a Mijail y juntos organizamos varios eventos como “Una semana contra la homofobia” y “El día del silencio”. Para ese momento tratamos de evitar la aprobación de una ley regional en Samara que prohibiera la “propaganda homosexual”, pero lamentablemente la ley fue adoptada.
Pese a ello, seguimos trabajando. En 2013, la ley homofóbica que prohíbe la “propaganda homosexual” fue aprobada a escala federal y Mijail tuvo que mudarse a San Petersburgo, mientras que yo me quedé en Samara para liderar el movimiento aquí.
Nuestro logro más importante ha sido la creación de un centro que sirve como un espacio seguro para personas LGBTI, sus familiares y amigos. Es muy importante tener espacios como estos, ya que anteriormente había muchas cosas que las personas LGBTI no podían discutir en casa, quedando solo las calles o los clubes para ellos. Ahora, ellos pueden venir sin que nadie trate de detenerlos o callarlos, porque pueden conversar sobre cualquier asunto con libertad, es decir, ser simplemente ellos mismos.
Nuestro centro también ofrece asistencia legal y psicológica de manera gratuita para personas LGBTI y la firma de abogados “Puls Vremeni” (Zeitgeist) los representará ante los tribunales. También tenemos producciones teatrales sobre tópicos comunes. Por ejemplo, el año pasado alquilamos el local de una escuela de tango para que nuestras obras fueran vistas por más de 60 personas. La pieza se trataba sobre personas que, pese a los actos homofóbicos que enfrentan cada día, decidieron no abandonar las relaciones con aquellas personas que amaban. Dedicamos esta producción al hombre homosexual que fue asesinado en Chechenia durante la purga que se produjo en 2017.
No quiero y nunca he querido abandonar Samara o Rusia. Soy una patriota y hago todo lo que puedo para hacer que la vida en mi país sea cada vez mejor. Una vez, una joven desconocida se me acercó en la calle para agradecerme por mi trabajo y me dijo que ella visitaría el centro. Ese gesto fue muy importante para mí porque me hizo entender que muchas personas, incluso quienes desconozco, saben sobre mi labor y la valoran.
El propósito esencial de nuestro trabajo por los derechos humanos es permitir que las personas estén con quienes ellas aman sin miedo. Yo soy muy afortunada, porque mi familia trata a mi esposa, Vera, muy bien y es recíproco. Hace poco mi padre me dijo “no me importa si estás con un hombre o una mujer, lo más importante es que seas feliz”. Él entendió la esencia de mi trabajo y cambió su actitud con las personas LGBTI, por eso espero que un día esto también ocurra con otras familias en toda Rusia.