Lunes, 20 de noviembre, 2017
D'Amato, Daniel
La Asamblea General de las Naciones Unidas recomendó en el año 1954 a todos los países que un día del calendario resaltara la promoción de los derechos de los más pequeños (e indefensos), para promover su bienestar social, siendo este el 20 de noviembre de cada año.
Ahora bien, antes de seguir leyendo este post, necesito que, por un segundo, recuerdes tu infancia: ¿Qué te gustaba? ¿Qué no te gustaba? ¿En qué pensabas? ¿Qué te interesaba? ¿Qué no te interesaba?
¿Listo?
Perfecto.
Si tu respuesta está llena de pensamientos positivos (espero que así sea), quiere decir que la Convención sobre los Derechos del Niño surtió efecto hasta cierto punto.
Esta Convención, aprobada en 1989, define a todas las personas menores de 18 años como seres humanos y establece los derechos de protección, provisión y participación a través de los principios fundamentales de no discriminación; interés superior del menor; derecho a la vida, supervivencia y desarrollo; y el derecho a la participación.
Además, establece muy clara y explícitamente los derechos económicos, sociales y culturales que se les debe garantizar, como el derecho a la salud, a la educación, a la protección, a la justicia, a la presunción de inocencia, a un nivel de vida adecuado para su pleno desarrollo, entre muchos otros.
Sorprendentemente, estos derechos no se cumplen en todo el mundo y muchos de los países que parecieran cumplirlos no lo hacen a plenitud, como por ejemplo el caso de Berks en Estados Unidos, en que las niñas y niños inmigrantes son encarcelados junto con sus familias por huir de la violencia diaria en sus países – vale acotar que las mujeres, niños y niñas representan el 80% de esta población a nivel mundial.
Adicionalmente, cuatro países todavía mantienen en sus legislaciones la pena máxima para menores de 18 y, hasta el 2014, otros ocho habían condenado a menores a muerte; por otra parte, los niños y las niñas sufren de violencia sexual, aunque en expresiones diferentes en cada continente.
Es importante mencionar también que los niños y las niñas muchas veces no pueden acceder a la educación, ya sea porque no pueden costearla y tienen que trabajar para sobrevivir, porque se les recluta a la fuerza o porque son víctimas de la violencia o sufren por discriminación y racismo.
Es por esto que Amnistía Internacional pide a los Estados que cumplan con la Convención de los Derechos del Niño y sus protocolos, así como los tratados internacionales que garantizan la especial protección y cuidado de la infancia; que excluyan de su código penal la pena de muerte contra menores o por delitos cometidos cuando no se haya cumplido la mayoría de edad; que aseguren los derechos sexuales y reproductivos de los menores; y que garanticen la educación de las niñas y niños, indispensable para hacer realidad los derechos humanos, y evitar cualquier práctica discriminatoria en la educación.
¿Quieres sumar tu voz por los derechos de las niñas y niños?
Puedes apoyar nuestra causa haciendo clic aquí