Martes, 17 de octubre, 2017
Buada Blondell , Gabriela
La doctora Urbina afirma que los médicos internistas confirman casos de rabia en humanos y que esto es parte de la crisis humanitaria que hay en todo el país ya que mucha gente abandona sus mascotas porque no tienen como mantenerlos y estos propagan la rabia en las calles
Lejos de haber tocado fondo, es conocido que en Venezuela la crisis de salud y de alimentación se acentúa cada día ante la indolente inacción de las autoridades que en vez de atender las urgentes necesidades de la población mediante políticas públicas verdaderamente inclusivas y respetuosas de los derechos humanos, prefieren mirar a otro lado y buscar chivos expiatorios. Dentro de la definición de crisis humanitaria existe una clasificación que refiere a “emergencia política compleja”, causada por el ser humano y que suele ser aún más prolongadas en el tiempo que las que se producen por causas naturales. Este es exactamente el escenario al que la población en territorio venezolano se enfrenta.
Desde hace más de dos años varias organizaciones de la sociedad civil que trabajan el tema de la salud han modificado su campo de acción para poder ser una solución alternativa ante los miles de personas afectadas por la falta de medicamento, poco acceso a los servicios sanitarios y hasta para obtener alimentos básicos diariamente como debería tener cualquier familia venezolana. Sin embargo, por más ambicioso que sean las iniciativas particulares, una realidad tan compleja como la venezolana solo puede resolverse a través de una actuación eficiente del Estado. Es por ello, que en Venezuela estamos viendo el resurgir de enfermedades erradicadas en Latinoamérica como es el caso de la malaria, la rabia humana y las llamadas enfermedades raras o lisosomales como el Pompe.
Malaria para rato
Muchas enfermedades que fueron controladas con escasos recursos, pero con un personal sumamente calificado y un sistema de salud óptimo, resurgen incontrolablemente, como es el caso de la malaria o paludismo, enfermedad causada por parásitos como plasmodium falciparum y vivax, dos de sus variedades conocidas, las que más predominan en Venezuela y que infectan al ser humano por la picadura de mosquitos del género Anopheles, que previamente han picado a un enfermo de paludismo.
Según expertos, entre los años 30 y 40 los casos de malaria en Venezuela eran aproximadamente de 1 millón por año, lográndose el control de la enfermedad a mediados de 1960, y en 1962 el país recibió un reconocimiento internacional de la Organización Mundial de la Salud.
La doctora internista, Janeth Urbina afirma que esta es una enfermedad prevenible y controlable, pero si no se trata hay riesgo de que sea mortal. “El poco acceso a las cifras hace que el personal de salud lleve sus propios números en cuanto a pacientes tratados y desde algunas organizaciones no gubernamentales se realiza un conteo permanente de las personas que buscan medicamentos para curar la enfermedad”.
Para la doctora Urbina es complicado saber lo que realmente ocurre en los sectores más empobrecidos de las regiones ya que el repunte se viene acrecentando desde el 2012. “La malaria actualmente no solo es característica de las zonas mineras, también está presente en las áreas urbanas, incluso colegas han adquirido la enfermedad”.
El problema según la especialista es que no hay control sanitario ni tratamiento. Los diagnósticos se realizan, pero sabemos que los pacientes no tendrán tratamiento adecuado y mucho menos los hospitales están condicionados para la debida atención.
Raramente consigues tratamiento en el Seguro Social para enfermedades raras
“Alguien nos tiene que escuchar (…) necesitamos los medicamentos y el Seguro Social es el único que no los puede dar”, expresó Michel Colina, mientras esperaba en el Hospital Vargas por su tratamiento para el pompe y luego viajar a Yaracuy, su zona de residencia.
“Yo he viajado dos veces este año hasta Caracas, porque en Yaracuy no tenemos medicamento ni para la fiebre, me da mucho miedo quedar inmovilizada porque no tengo mi tratamiento cada mes”.
El Pompe es una enfermedad de depósito lisosomal, genética, que se caracteriza por la falta de una enzima, la alfa glucosidasa ácida, que regula el metabolismo del glucógeno en los tejidos musculares y debe tratarse con la terapia de substitución enzimática, que es la única que ofrece perspectivas sólidas.
“La terapia consiste en la administración endovenosa de una forma de la enzima alfa 1,4 glucosidasa, capaz de penetrar en los lisosomas, pero en los hospitales del país no hay ni una jeringa”, a diario vemos pacientes de diabetes buscar medicamentos orales, más difícil se torna cuando son tratamientos para suministrar por las vías”, afirmó la doctora Urbina.
La rabia también hace de las suyas
En el estado Zulia la rabia aumentó en animales doméstico en tan solo un mes. Las autoridades afirman que están alertas ante la situación y por ello, activaron una jornada de vacunación en las comunidades para evitar que el virus se propague. La situación es preocupante, ya que se trata de una enfermedad mortal, que además se transmite del animal a la persona.
La doctora Urbina afirma que los médicos internistas confirman casos de rabia en humanos y que esto es parte de la crisis humanitaria que hay en todo el país ya que mucha gente abandona sus mascotas porque no tienen como mantenerlos y estos propagan la rabia en las calles.
“No hay vacunas ni campañas preventivas, el Ministerio de Salud confirmó el mes pasado dos casos de muerte por rabia animal en Zulia, procedentes de la parroquia marabina Juana de Ávila. En ese entonces reportaron el 18, 59 por ciento de todas las mordeduras sospechosas registradas en el país. El país sumó nueve mil 412 mordeduras sospechosas de rabia, mil 750 corresponden a la región”.
Resulta fundamental para los especialistas que se activen nuevamente las jornadas de vacunación en un radio de acción de 10 kilómetros alrededor de cualquier foco infeccioso, deben ser inmunizadas todas las personas que estuvieron en contacto con animales contaminados. El contagio del animal no solo es por medio de los perros sino también bovino, porcino, ovino, gatos y hasta por mordedura de murciélagos.
Urbina explica que los síntomas que afectan al animal, son la intolerancia a la luz, el exceso de salivación. “Es muy peligroso tener contacto con el animal que presenta una boca espumosa, en el caso de la persona que se acerque para hacerle tratamiento debe tener guantes y tomar previsiones”, “la rabia es transmisible para equinos, caninos, ovinos, bovinos. Todas las especies están susceptibles a la enfermedad”, advirtió.
El punto de no retorno en Venezuela es la emergencia humanitaria
La emergencia humanitaria en Venezuela y su impacto en la región genera gran alarma y es que el sufrimiento que viven los ciudadanos en busca de alimentos esenciales, medicinas y artículos de primera necesidad comienza a afectar a los países vecinos, quienes debido al aumento de la diáspora venezolana se ven en constante riesgo en sus economías y políticas sanitarias.
Francisco Valencia, activista y director de la Coalición de Organizaciones por el Derecho a la Salud y la Vida (Codevida) y fundador de Amigos Trasplantados de Venezuela afirma que la lucha de millones de personas en Venezuela es para poder vivir y por ese motivo es importante trabajar en visibilizar la crisis humanitaria que existe registrando testimonios, presentando las cifras en instancias internacionales y buscar los mecanismos idóneos para que llegue la ayuda humanitaria necesaria.
“El Estado venezolano podría solventar la crisis aceptando que tiene una situación humanitaria y que no cuenta con la capacidad financiera para resolverla, existen mecanismos de ayuda internacional a los que puede recurrir a través de las Naciones Unidas y de países directamente”.
El llamado es a la población en general para que denuncie y esté consiente de la importancia de la exigibilidad de derechos en todo momento porque el tema humanitario debe ser prioritario en todos los espacios, finalizó el defensor.
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