Viernes, 21 de julio, 2017
Damiano, Daniela
“Cuando quebrantas una garantía no estás solo violando los derechos de esa persona en específico, sino que estás vulnerando a todos los ciudadanos independientemente de sus posturas políticas o ideológicas. Es decir, defender el derecho de un individuo es velar directamente porque se garantice mi derecho y el de los demás”.
Una vez más organismos internacionales como la Organización de Naciones Unidas (ONU) se pronuncian contra violaciones de derechos humanos que se comenten en Venezuela. En esta ocasión, el caso del dirigente opositor Yon Goicochea es puesto sobre la palestra global para que en todos los países se sepa que su detención ha sido arbitraria y merece que sea puesto en libertad inmediatamente.
Ve la resolución aquí: ONU determinó que Yon Goicoechea es víctima de una detención arbitraria
El Grupo de Trabajo sobre la Detención Arbitraria del Consejo de Derechos Humanos de la ONU, en su septuagésimo octavo período de sesiones, ha solicitado al Estado venezolano poner “inmediatamente en libertad a Goicochea y concederle el derecho efectivo a obtener una indemnización y otros tipos de reparación de conformidad con el derecho internacional”. Goicochea se encuentra desde hace 11 meses privado de libertad a pesar de que el tribunal de la causa ordenara su liberación el 20 de octubre de 2016.
Detrás de este complicado caso ha estado el abogado venezolano Nizar El Fakih y su equipo, quienes con su arduo trabajo han podido llevar adelante la defensa de los derechos humanos en un país donde la arbitrariedad por meras razones políticas está a la vuelta de la esquina.
El Fakih ha sido un joven que, con apenas 28 años de edad, se ha convertido en una gran referencia para la generación de relevo que busca defender los derechos humanos. Como recompensa por su gran trabajo, en 2015 recibió junto a sus compañeras y compañeros del Centro de Derechos Humanos de la UCAB el premio de Activismo Destacado de Amnistía Internacional Venezuela, y en 2016 una mención especial del gobierno de Canadá en la entrega de su Premio de Derechos Humanos. Además, es presidente fundador de la organización civil venezolana Proiuris y colaborador en otras como Provea y Acción Solidaria.
El abogado señala que, para seguir adelante con este tipo de casos donde la justicia se avizora como un tesoro lejano, la clave es tener mucha disciplina, perseverancia y fortaleza interna. Describió su trabajo como defensor de derechos humanos como una lucha contracorriente que no debe desmayar.
“Mi equipo y yo trabajamos bajo la premisa de que más allá de todas las injusticias siempre hay una luz o una verdad que saldrá a relucir a través de nuestro esfuerzo, sin importar lo difícil que sea hay que trabajar por que la justicia se imponga”.
El Fakih explicó que su profesión le ha permitido convertirse en la voz de aquellas personas que son silenciadas por razones injustas, que son apresadas, desaparecidas, aisladas y amenazas. Resaltó que a pesar de que las autoridades venezolanas no quieran escuchar la verdad, el trabajo a favor de la defensa de los derechos humanos trasciende a muchas partes del mundo donde sí están atentos a escuchar y ofrecer una mano amiga. “Todos los obstáculos me han llevado a formarme un carácter más terco ante las personas que pretenden imponer la injusticia”.
Explicó que la situación de derechos humanos en Venezuela sufre un deterioro porque sencillamente los organismos públicos que forman parte del aparato del Estado no están acondicionados para responder a las necesidades de la gente, generando cada vez más desconfianza en la institucionalidad democrática y en la capacidad que tengan para resolver los graves conflictos que hoy aquejan al venezolano común.
“Un ejemplo claro del desmejoramiento de los derechos humanos en el país lo vemos en la alta cifra de detenidos arbitrariamente durante las protestas ocurridas en los últimos tres meses. Hasta la fecha, al menos 3.500 personas han sido privadas de libertad sin una orden judicial que justifique esta medida”. En los últimos 30 años, nunca había habido tantas detenciones como las que se están llevando a cabo ahora, dijo el abogado resaltando un estudio realizado por Proiuris.
Explicó que como promotor de derechos humanos no tiene más mecanismos de defensa que sus propias ideas aferradas a la veracidad y manifestadas con valentía ante otros que quizás les incomoden. Lo que sí procura hacer con cada denuncia que interpone es que ésta esté lo suficientemente documentada con pruebas y cuente con el apoyo de otras ONG. “Cuando consigues que varios defensores se unan por una misma causa, ese respaldo te da más seguridad para continuar la lucha”.
Ser defensor de derechos humanos se ha convertido en una labor que conlleva muchos riesgos, más en Venezuela donde el gobierno se ha dado a la tarea de silenciar toda voz que le resulte diferente, tal como lo señala Amnistía Internacional en su informe Silencio a La Fuerza: Detenciones Arbitrarias por Motivos Políticos en Venezuela.
El Fakih confesó que su mayor temor como defensor de derechos humanos es convertirse en víctima de todos los abusos que constantemente denuncia porque, además del temor a que se vulneren sus derechos como persona, también esto representaría un defensor menos para llevar a cabo la lucha. “Lo natural sería que los defensores defiendan a otros, no lo contrario”, pero en situaciones de incertidumbre como las que vive Venezuela hay que estar preparado para todo.
Proiuris nace al calor de la protesta local
El abogado indicó que la organización Proiuris nació justo después de las protestas de 2014, momento en que cientos de estudiantes necesitaban la defensa de sus derechos ante un Estado que lo único que quería era ponerlos tras las rejas a como diera lugar. La ONG se constituyó legalmente en 2015.
El Fakih se alió con otrxs abogadxs y voluntarixs para la defensa de derechos humanos con el fin de que, a través de la creación de esta organización, el trabajo se masificara y pudiera llegar a más gente. “La organización tiene como foco principal la libertad personal, monitoreamos diariamente las detenciones que se llevan a cabo a nivel nacional por el ejercicio de derechos en cualquier contexto, es decir que nuestro trabajo no solo se reduce a detenciones en protestas. También buscamos ayudar a las personas mediante asesorías o asistencia legal interna e internacional y brindamos apoyo a otras ONG en materia legal o jurídica sobre derechos humanos”.
Dentro del universo de las más de 600 personas que atienden se encuentran periodistas, dirigentes políticos, defensoras y defensores de derechos humanos, activistas sociales, sindicalistas, trabajadoras y trabajadores y ciudadanía común. “El denominador común de todas las personas a las que le prestamos ayuda es que han sido amenazadas o detenidas por el ejercicio de algún derecho”.
A través de su portal web y redes sociales, integrantes de Proiuris tratan que la agenda de derechos humanos siempre esté presente en el país a través de la visibilización de las víctimas y educación en materia legal y jurídica
Finalmente, acotó que esas garantías que el Estado violenta cuando se usa el aparato represivo para deshumanizar a alguien, para criminalizarlo por su labor, para castigarlo por su manera de pensar o expresarse, no solo afectan a la víctima, también resultan trastocadas las garantías más elementales que en una sociedad deben existir para convivir.
“Cuando quebrantas una garantía no estás solo violando los derechos de esa persona en específico, sino que estás vulnerando a todos los ciudadanos independientemente de sus posturas políticas o ideológicas. Es decir, defender el derecho de un individuo es velar directamente porque se garantice mi derecho y el de los demás”.
Llamó a las autoridades a la sindéresis ya que el mal uso del poder les afectará a ellos de alguna manera, a sus generaciones y a todo un país que busca, en definitiva, vivir con dignidad y con la confianza de que sus derechos están protegidos.
Por Daniela Damiano @amnistia