Domingo, 28 de mayo, 2017
D'Amato, Daniel
En la década pasada, la creciente preocupación por los problemas globales y la necesidad de superarlos llevó a la ONU y sus países miembros a acordar un conjunto de metas llamadas los Objetivos de Desarrollo del Milenio, teniendo como una de sus principales visiones reducir a la mitad la situación de personas que vivían en la pobreza para el año 2015. La idea era llevar el alto porcentaje que se había estudiado en 1990, 36%, a un sorprendente 18%. Ciertamente, suena muy bien y lograrlo pareciera ser imposible. ¿Creen que logramos llegar a ese número? Pues no. No solo lo logramos, lo superamos. Y lo superamos tanto que en el 2015 logramos reducir la pobreza al 14%, según los indicadores globales.
Esto nos demuestra que lograr cambios globales importantes no es imposible y que las metas propuestas en los Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS) que hemos acordado en septiembre de 2015 no deben ser solo tomadas como solo palabras. Sin embargo, los Objetivos de Desarrollo del Milenio demostraron ser el logro fácil de los problemas de la pobreza. Esta vez, requerirá un compromiso al que todas las personas del mundo nos debemos aferrar para lograr esos cambios que tanto queremos ver.
Por ejemplo, todos queremos vivir en un mundo en el que no exista la pobreza, o mejor dicho, en el que todas las personas –independientemente de su capacidad económica- podamos vivir dignamente: en el que nadie tenga que pasar hambre, en el que a nadie se le niegue la atención médica, en el que a nadie se le rechace la educación por no contar con los recursos económicos. Debemos pensar, desde nuestra posición, qué podemos hacer –por pequeño que sea- para ayudar a no ver más esos problemas.
Ahora bien, si nos detenemos un minuto a detallar los ODS, podremos ver que muchos de ellos suelen ser problemas por los cuales las Organizaciones de la Sociedad Civil y lxs más valientes defensorxs de derechos humanos suelen presionar a sus Estados. Sin embargo, algunos representantes de Estados ven estos actos como algo malo, tomando como reacción el hostigamiento, el desprestigio, la deslegitimación, la estigmatización, e incluso la vigilancia, la obstaculización al trabajo, la detención ilegítima, la tortura y hasta el asesinato.
Quienes defienden los derechos humanos tienen que soportar todas estas acciones por hacer lo correcto, por ayudar a los Estados a lograr los compromisos que contrajeron en un primer momento, por defender de forma pacífica un mejor estilo de vida para las personas de su comunidad, por simplemente hacer su trabajo.
Todas las personas -y si cuando digo todas, me refiero a TODAS- debemos tomar acción –algunas más que otras- para lograr un mundo mejor y así poder lograr los ODS antes de que sea demasiado tarde. Sin embargo, ¿Cómo lo vamos a lograr si en el proceso somos atacadxs? La respuesta es la unión. Debemos unirnos todos para defendernos unos a otros para así poder llegar a nuestra meta; y lo que digo quizás suene complicado, pero hay pequeñas acciones que nos pueden ayudar mucho: desde firmar una petición, hasta enviar una carta o un correo, desde publicar un tuit, hasta lanzar una etiqueta. Todo depende de ti, de mí y de todxs.
Si quieres actuar por algunas personas valientes, puedes ingresar en el siguiente link: