Sábado, 01 de abril, 2017
D'Amato, Daniel
El artículo 2 de la Declaración Universal de los Derechos Humanos nos indica que "toda persona tiene todos los derechos y libertades proclamados en esta Declaración, sin distinción alguna de raza, color, sexo, idioma, religión, opinión política o de cualquier otra índole, origen nacional o social, posición económica, nacimiento o cualquier otra condición. Además, no se hará distinción alguna fundada en la condición política, jurídica o internacional del país o territorio de cuya jurisdicción dependa una persona, tanto si se trata de un país independiente, como de un territorio bajo administración fiduciaria, no autónomo o sometido a cualquier otra limitación de soberanía". En este sentido, los Estados deben reconocer a todas las personas, sin excepción, como sujetos de derecho y, por ende, como portadores de derechos.
La historia nos ha enseñado que el Estado y la sociedad no le han ofrecido a ciertos grupos igual protección ante la ley, creando así formas de discriminación. Esto se pudo ver en la Alemania nazi, en la que le negaron legalmente la identidad igualitaria a las personas seguidoras de la religión judía, solo por tener una creencia.
Esto también se puede ver claramente cuando se analiza el apartheid, un sistema de segregación racial que se aplicó en Sudáfrica y Namibia, en el que se separaba a las personas afro descendientes de las personas caucásicas, el poder de ejercer el voto era exclusivo de los caucásicos, se prohibía las relaciones matrimoniales e incluso sexuales entre personas de diferente color de piel, entre muchas otras; todo esto solo por haber nacido con un color de piel distinto.
Los derechos de las mujeres también se han visto mermados alrededor del mundo, al punto de que en ciertos países son encarceladas solo por tener un aborto espontáneo; en otros, necesitan el permiso de sus maridos para poder trabajar, moverse, acceder a la justicia, entre otros; y existen países en los que son retribuidas con menor remuneración por un mismo trabajo.
¿Cómo crees que se trata a las personas que se mueven por el mundo "sin papeles" o las personas cuya identidad no coincide con su imagen? ¿Crees que sus derechos son garantizados?
A pesar de que los Estados se comprometieron a cumplir con la Declaración Universal de los Derechos Humanos, no los cumplen a cabalidad cuando intentan cerrarle las puertas a las personas refugiadas o le niegan los derechos a las personas trans por verse diferente a lo que indican sus papeles. Es por esto que nosotros, como ciudadanos del mundo, debemos hacer que los Estados cumplan con sus obligaciones internacionales.
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Foto: ShutterStock/Titikul_B