Jueves, 02 de marzo, 2017
Red de jóvenes, Red de jóvenes
Los activistas de Amnistía Internacional creemos que es indispensable tomarnos el tiempo para reflexionar sobre la dura realidad que viven muchísimas personas. Es nuestra responsabilidad estar concientes que al no tomarnos las injusticias existentes el mundo como algo personal se convierte tácitamente a estas situaciones en un conjunto de números y palabras que sólo cobran sentido real cuando, como seres humanos, entendemos el sufrimiento de los demás como algo que nos incumbe.
Día a día, en los medios que usamos para informarnos encontramos noticias referentes a la situación que viven las personas refugiadas alrededor del mundo. Vemos a UNICEF denunciando que los niños refugiados en el Líbano se enfrentan a innumerables desafíos para poder acceder a la educación¹; por otro lado ACNUR confirmó que hay personas refugiadas muriendo de frío en Europa²; entre otras noticias que nos informan, progresivamente, sobre las dificultades que enfrentan constantemente los refugiados.
Por esto, no resulta casual que desde hace varios años la cantidad de refugiados en el mundo haya venido aumentando. Según cifras de la Agencia de Naciones Unidas para los Refugiados (ACNUR), más de 60 millones de personas han salido de su país o se han convertido en desplazados², esto equivale aproximadamente a dos veces la población actual de Venezuela (según el último censo). Las razones por las cuales estas personas deciden huir de formas apresuradas de sus países de origen son muchas y muy complejas: conflictos armados, persecuciones, pérdida total o parcial de sus pertenencias, baja calidad de vida a causa de graves dificultades económicas, tortura, pobreza extrema, entre otras causas que atentan contra el disfrute de los derechos humanos de estas personas.
Particularmente, los conflictos armados y el auge del extremismo violento exponen a las mujeres y niñas a graves abusos, como violación, secuestro y esclavitud sexual, corren especial peligro cuando se ven forzadas a abandonar su hogar, convirtiéndose en desplazadas o refugiadas. La violencia de género es, en sí, una de las razones por las cuales algunas de las que actualmente tienen el estatus de refugiadas se han visto obligadas a dejar su país de origen. “Mujeres en Fuga”, un informe de ACNUR realizado en Centroamérica y México, establece que el 100% de las mujeres entrevistadas que reportaron ataques, agresiones sexuales, violaciones o amenazas a la policía dijeron que recibieron protección ineficaz o ninguna protección de la policía o de otras autoridades.₄
En el triángulo norte (Guatemala, Honduras y El Salvador) se estima que más de 400.000 migrantes irregulares cruzan la frontera sur de México cada año, lo que a su vez afecta los flujos migratorios en el corredor de migración de Centroamérica-México-Estados Unidos debido a los altísimos niveles de violencia en dicha zona, lo cual ha provocado que cada vez más personas huyan hacia el norte para salvar sus vidas. Siria es el país que presenta actualmente la crisis de refugiados más crítica. Sudán del Sur, la República Centro-africana, Nigeria, Burundi, Somalia, Etiopía y la República Democrática del Congo también son países con altísimos índices de desplazados y por ende refugiados. Se calcula que en el África subsahariana hay tres millones de personas refugiadas. En Kenia se encuentra Dadaab, el mayor campo de refugiados del mundo, establecido en 1991 y que en mayo de 2015 superaba las 350.000 personas².
Los Estados, específicamente, tienen un rol crucial en esta problemática ya que son estos lo que poseen la capacidad de poner en práctica acciones que disminuyan los riesgos que enfrentan las personas refugiadas, pero si observamos las cifras referidas anteriormente resulta extremadamente evidente que no han hecho suficiente al respecto. Tanto los Estados como la comunidad internacional tienen la mayor cuota de responsabilidad sobre la difícil situación que atraviesan los refugiados porque son estos los pueden planificar y garantizar rutas seguras de acceso, lugares de acogida dignos, acceso al trabajo, a recibir una educación, a poder circular libremente y mantener documentos de identidad y viaje propios.
Los activistas de Amnistía Internacional creemos que es indispensable tomarnos el tiempo para reflexionar sobre la dura realidad que viven muchísimas personas. Es nuestra responsabilidad estar concientes que al no tomarnos las injusticias existentes el mundo como algo personal se convierte tácitamente a estas situaciones en un conjunto de números y palabras que sólo cobran sentido real cuando, como seres humanos, entendemos el sufrimiento de los demás como algo que nos incumbe.
El primer paso es estar informados sobre las problemáticas que enfrentan otras personas, pero creemos necesario que informarnos sea sólo el inicio, acción es lo que demanda la realidad de nuestra parte y la juventud es una pieza clave para que las acciones puedan transformarse en hechos. Por eso te invitamos a actuar apoyando nuestra campaña #TeDoyLaBienvenida y comprometiéndote a defender los DDHH de todas las personas refugiadas por igual: https://www.amnesty.org/es/get-involved/i-welcome/
Fuentes:
³ http://www.acnur.org/fileadmin/scripts/doc.php?file=fileadmin/Documentos/BDL/2001/0005
₄ http://www.acnur.org/t3/fileadmin/Documentos/Publicaciones/2015/10231.pdf