Los Estados de las Américas deben poner fin de inmediato a la discriminación contra las personas negras —incluida la tortura y otros tratos crueles inhumanos y degradantes basados en la raza— a la que someten a la población haitiana que busca seguridad y protección internacional, ha manifestado Amnistía Internacional con motivo del Día Mundial de los Refugiados.
“Las políticas migratorias y de asilo racistas no hacen sino exacerbar los daños que ya se infligen a las personas que se ven obligadas a soportar situaciones de crisis humanitaria y para los derechos humanos en Haití, y a huir de ellas. Los Estados de las Américas deben cumplir con sus obligaciones internacionales de derechos humanos sin discriminación, evaluar las necesidades de protección de la población haitiana que busca refugio en procedimientos de asilo justos y efectivos y abstenerse de expulsarla a Haití”, ha manifestado Erika Guevara Rosas, directora para las Américas de Amnistía Internacional.
“En lugar de dejarlas expuestas a aún más peligros, los Estados deben proteger y defender la dignidad y los derechos de las personas migrantes y solicitantes de asilo de nacionalidad haitiana. Para abordar los peligros y las injusticias graves a los que estás se enfrentan, la región debe ser solidaria y reformar las políticas de migración con una perspectiva antirracista.”
La región de las Américas atraviesa una de las crisis más severas del mundo en cuanto a las personas que necesitan protección internacional. Según el informe reciente de la Agencia de la ONU para los Refugiados, Tendencias Globales: Desplazamiento Forzado en 2022, en ese año seis de los diez principales países de origen de nuevas solicitudes de asilo en el mundo eran de Latinoamérica y el Caribe. Las solicitudes de asilo de Venezuela, Cuba, Nicaragua, Colombia, Honduras y Haití aumentaron considerablemente en comparación con 2021. Esta crisis transnacional es consecuencia de varias situaciones de crisis humanitaria y de derechos humanos en la región. En Haití, el deterioro de la situación de los derechos humanos ha obligado a miles de personas a huir para poner a salvo su vida y la de sus seres queridos. Sin embargo, en lugar de recibir la solidaridad de otros países de las Américas, en su búsqueda de protección la población haitiana ha sufrido racismo, xenofobia y violencia sistemática.
Las políticas migratorias y de asilo racistas no hacen sino exacerbar los daños que ya se infligen a las personas que se ven obligadas a soportar situaciones de crisis humanitaria y para los derechos humanos en Haití, y a huir de ellas.
Erika Guevara Rosas, directora para las Américas de Amnistía Internacional
Amnistía Internacional ha documentado y recibido información sobre casos de agresiones, detención arbitraria, tortura y otros malos tratos, expulsión colectiva y prácticas discriminatorias que socavan los derechos humanos de la población haitiana solicitante de asilo y su acceso a la protección internacional en Perú, Chile, República Dominicana, Estados Unidos, México y otros países del Caribe y América Central y del Sur.
La población haitiana que transita a través de las Américas también ha sufrido una falta constante de acceso a servicios básicos y protección jurídica. Estas condiciones precarias se han visto exacerbadas por el racismo sistémico y los estereotipos negativos de los que son objeto, que obstaculizan su integración y perpetúan su marginación. Las mujeres, niñas y personas LGBTI haitianas se enfrentan a niveles de discriminación aún mayores, porque además de todos los peligros y malos tratos que sufren por ser personas migrantes y solicitantes de asilo negras, también están expuestas a la amenaza de la violencia de género.
Amnistía Internacional ha documentado los numerosos motivos de preocupación en materia de derechos humanos inherentes a la decisión del gobierno estadounidense de hacer obligatorio el uso de la aplicación móvil para solicitar asilo en la frontera meridional del país. Este requisito pone a las personas haitianas en una situación de mayor desventaja, ya que pueden correr un mayor riesgo de sufrir discriminación racial y violencia en el norte de México, donde son sistemáticamente excluidas de los albergues, lo que las obliga a vivir en campamentos en condiciones crueles y las expone a peligros mayores. También han experimentado dificultades a la hora de utilizar la tecnología de reconocimiento facial de la aplicación CBP One, que presenta problemas para el reconocimiento de los rostros negros y suscita graves motivos de preocupación en relación con la privacidad, la discriminación y la vigilancia.
Amnistía Internacional también ha condenado el acuerdo de los gobiernos de Estados Unidos y Canadá para ampliar, en lugar de rescindir, el Acuerdo de Tercer País Seguro en respuesta a las entradas por el paso fronterizo de Roxham Road. La organización lamenta que el Tribunal Supremo de Canadá no haya fallado que el acuerdo vulnera los derechos de las personas refugiadas, lo que deja a la población refugiada, incluida la haitiana, expuesta a sufrir daños, en cuanto se espera el resultado de otro recurso judicial elevado contra el acuerdo.
Los gobiernos de la región deben poner fin a las expulsiones y deportaciones colectivas, así como a otras prácticas racialmente discriminatorias contra las personas necesitadas de protección internacional, incluidas las de procedencia haitiana. Por el contrario, deben proporcionarles acceso a la protección sin discriminación, incluidas evaluaciones justas e individualizadas de la condición de refugiado y otras vías para regularizar su situación, de acuerdo con la Convención de la ONU sobre el Estatuto de los Refugiados y de la Declaración de Cartagena.
Tags: AMÉRICAS, HAITÍ, DERECHOS HUMANOS, REFUGIADOS.
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