En respuesta a la violenta dispersión de lo que comenzó como una protesta pacífica en Tiflis, capital de Georgia, el director adjunto de Amnistía Internacional para Europa Oriental y Asia Central, Denis Krivosheev, ha manifestado:
“Las autoridades georgianas han lanzado una nueva operación punitiva contra personas que se manifestaban de forma pacífica. El uso de cañones de agua, gases lacrimógenos, pulverizadores de gas pimienta y balas de goma a corta distancia contra el rostro de manifestantes, así como la persecución y los golpes incesantes a quienes participaban de forma pacífica, muestra la determinación del gobierno a reprimir la disidencia mediante el uso ilegítimo de la fuerza policial. También deja claro su total desprecio por los derechos a la libertad de expresión y de reunión pacífica.”
El uso de cañones de agua, gases lacrimógenos, pulverizadores de gas pimienta y balas de goma a corta distancia contra el rostro de manifestantes, así como la persecución y los golpes incesantes a quienes participaban de forma pacífica, muestra la determinación del gobierno a reprimir la disidencia mediante el uso ilegítimo de la fuerza policial.
“La violencia policial, incluidos los malos tratos a personas detenidas, debe cesar de inmediato. Deben investigarse con prontitud y eficacia todas las denuncias de brutalidad policial, incluidas las relativas a más de 20 casos de agresiones violentas contra periodistas. Las personas detenidas únicamente por su participación pacífica en las protestas deben quedar en libertad de inmediato, y aquéllas de las que se sospeche razonablemente que han cometido delitos reconocidos internacionalmente deben someterse a juicios justos.
“Hacemos también un llamamiento a la comunidad internacional para que observe de cerca el desarrollo de los procedimientos administrativos y penales contra quienes se manifiestan, a fin de garantizar que no se aprovechan los procedimientos judiciales para castigar indebidamente a quienes ejercen su derecho a protestar.”
Información complementaria
Las protestas estallaron en Tiflis el 28 de noviembre de 2024, después de que el primer ministro Irakli Kobakhidze anunciara que Georgia suspendería las negociaciones de adhesión a la Unión Europea hasta 2028. La población manifestante, a la que más tarde se unió la presidenta Salome Zurabishvili, bloqueó con barricadas las calles cercanas al Parlamento de Georgia para exigir que se revocara la decisión.
Según el Ministerio del Interior, en la manifestación se detuvo a 43 personas acusadas de desacato y vandalismo leve; hay investigaciones por cargos más graves en curso. El defensor del pueblo de Georgia criticó el uso ilegítimo de la fuerza policial y los malos tratos a periodistas y personas que se manifestaban pacíficamente por “venganza e intimidación”, amparados por la impunidad.
Según informes, las fuerzas del orden agredieron a más de 30 periodistas, entre ellos Guram Rogava, de Formula TV, que recibió un golpe en la cabeza, y Lekso Keshelashvili, de Publika, a quien rompieron la nariz.
Varias mujeres periodistas y del sector político denunciaron haber sido objeto de insultos sexistas y sexuales, así como de trato degradante, entre ellas las representantes de la oposición Elene Khoshratia y Nana Malashkhia, que sufrieron lesiones graves, y Salome Chanduneli, periodista de Radio Free Europe, víctima de agresiones físicas e insultos.
Está previsto que las protestas se reanuden el viernes a las 19.00, hora local.
Tags: Georgia, Derechos Humanos, Seguridad Humana, Libertad de expresión.
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