Las autoridades de Malí deben llevar a cabo una investigación efectiva y transparente sobre la muerte de al menos ocho civiles tras los ataques con drones realizados contra un mercado de Inadiafatane un día ajetreado del mes pasado. “Estos ataques deben investigarse como un crimen de guerra, pues causaron muertes y heridas de civiles y fueron dirigidos contra bienes de carácter civil”, ha declarado hoy Amnistía Internacional.
Según la información que ha recabado Amnistía Internacional de varios testigos de los ataques con drones del 21 de octubre en Inadiafatane, en la región de Tombuctú, en el norte del país, de las 8 personas civiles que murieron, 6 eran menores de edad, mientras 15 personas resultaron heridas, varias de gravedad.
“Las autoridades de Malí deben investigar urgentemente el proceso de toma de decisiones y la ejecución de los ataques con drones que causaron las víctimas civiles.
Samira Daoud, directora regional de Amnistía Internacional para África Occidental y Central
“El principio de distinción es esencial en la selección de objetivos militares. Los ataques con drones deben distinguir claramente entre civiles y personal militar o combatientes pertenecientes a grupos armados, y evitar dirigirse contra la población civil o edificios que no se usan con fines militares. El principio de precauciones en el ataque exige que las operaciones militares se realicen con un cuidado constante de preservar a la población civil, a las personas civiles y los bienes de carácter civil”, afirmó Samira Daoud, directora regional de Amnistía Internacional para África Occidental y Central.
Attaye*, testigo presencial de los ataques, dijo a Amnistía Internacional: “Estaba en mi patio hacia mediodía cuando se produjeron las primeras explosiones. Hubo un segundo ataque 15 minutos después, luego un tercero. El primero iba dirigido contra cinco motocicletas que estaban bajo un cobertizo metálico en el mercado. Mató a varias personas, y la metralla hirió a varias más”.
“El segundo ataque fue dirigido contra un vehículo perteneciente a un comerciante que había venido al mercado. El tercero también destruyó un vehículo. Estos ataques se produjeron en medio del mercado y las víctimas fueron sobre todo personas que estaban comprando, vendiendo o que se desplazaban por allí. Mataron a un bebé de cuatro meses y a una niña de seis años. Varias de las personas heridas a las que se estaba transportando a Tombuctú murieron en el camino o tras llegar allí. En total, murieron 8 personas y unas 15 resultaron heridas. Pero, según parece, otras dos personas huyeron del mercado después de los ataques con drones y murieron de sus heridas en la selva”.
La niña de nueve años y el bebé murieron durante el transporte al hospital de Tombuctú la noche del 21 al 22 de octubre. La mujer murió dos días después en el hospital de Tombuctú.
Attaye*, testigo presencial de los ataques
Abass*, que perdió a cuatro familiares en los ataques, contó a Amnistía Internacional: “El dron había estado volando sobre el mercado desde las 9 de la mañana. Hacia las 10 dejamos de oírlo, pero hacia las 11 volvió. Murieron cuatro personas: dos menores, un bebé y un hombre de unos 50 años. Otro bebé, de seis meses, murió de sus heridas dos horas después. También resultaron heridas un gran número de personas.”
Dijo que cinco de las personas heridas de gravedad fueron llevadas al hospital de Tombuctú en una camioneta: una mujer y una niña de nueve años con heridas graves en el abdomen, un bebé de un año herido de metralla y dos hombres jóvenes, uno de los cuales tenía una fractura ósea.
Añadió: “La niña de nueve años y el bebé murieron durante el transporte al hospital de Tombuctú la noche del 21 al 22 de octubre. La mujer murió dos días después en el hospital de Tombuctú. Los dos jóvenes siguen en el hospital de Tombuctú. Los casos menos graves se están tratando en el centro de salud de Inadiafatane.”
Redouane*, otro residente de Inadiafatane, contó a Amnistía Internacional: “Muchas de las personas heridas huyeron a la selva. Algunas no quisieron que las atendieran en el centro de salud. Las personas nómadas desconfían mucho de la autoridad del Estado y suelen refugiarse en la selva cuando se sienten en peligro. Contamos con la ayuda de Dios. Nadie ha venido a ayudarnos”.
“Las autoridades de Malí deben investigar urgentemente el proceso de toma de decisiones y la ejecución de los ataques con drones que causaron las víctimas civiles. También deben ser más transparentes sobre sus reglas de intervención en cuanto al uso de drones”, concluyó Samira Daoud.
Estos ataques con drones se han producido después de otros ataques similares que han causado víctimas civiles en 2024. El 17 de marzo, un ataque en Amasrakadh, en la región de Gao, mató a 13 personas civiles, entre ellas 7 menores de edad, según testimonios recabados por Amnistía Internacional. Otro ataque, el 23 de marzo, en Douna mató a 14 personas civiles, 11 de ellas menores.
*Se han cambiado los nombres para proteger la identidad de las personas.
Tags: Malí, Derechos Humanos, Seguridad Humana, Libertad de expresión.
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