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Está previsto que Michael Tisius sea ejecutado en Misuri, Estados Unidos, el 6 de junio de 2023. Fue condenado a muerte por dos asesinatos cometidos el 22 de junio de 2000. Ahora tiene 42 años y en el momento de cometerse el delito tenía 19 y estaba saliendo de una infancia de abandono y abusos. Se le han diagnosticado déficits neurológicos y disfunción cerebral, trastorno de estrés postraumático y trastorno de personalidad dependiente. Personas expertas han determinado que un hombre de más edad aprovechó la inmadurez y el daño psicológico de Michael Tisius para implicarlo en el crimen. El gobernador de Misuri debe detener la ejecución y conmutar su condena a muerte.
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Gobernador
Office of Governor Michael L. Parson
P. O. Box 720, Jefferson City
MO 65102, Estados Unidos
Correo-e a través de: https://governor.mo.gov/contact-us/mo-governor
Está previsto que Michael Tisius sea ejecutado el 6 de junio. Es indudable que el delito del que fue declarado culpable —el asesinato de dos guardias en la cárcel del condado de Randolph el 22 de junio de 2000— es grave. No pretendo restar importancia al sufrimiento causado, pero sí deseo exhortarlo a que detenga la ejecución.
Cuando tenía 19 años y estaba encarcelado por un cargo de un delito menor, Michael Tisius compartió celda con un hombre de más edad que puso en marcha un plan para que el adolescente, una vez puesto en libertad, le facilitara la fuga. El plan no implicaba disparar a nadie, pero la novia del hombre robó un arma y se la entregó a Michael Tisius para que intimidara a los guardias. Durante la defectuosa ejecución de este plan los dos guardias murieron por disparos.
Personas expertas han determinado que los efectos de la infancia y adolescencia traumáticas de Michael Tisius lo dejaron especialmente susceptible a ser “captado” para el delito.
Hace cuatro decenios, en caso de pena capital, la Corte Suprema de Estados Unidos afirmó que “la juventud no es simplemente un hecho cronológico. Es una época y un estado de la vida en que la persona puede ser especialmente susceptible a las influencias y a los daños psicológicos”. En 2005, al prohibir la pena de muerte para personas menores de 18 años en el momento del delito, reconociendo su inmadurez y vulnerabilidad a influencias negativas, la Corte señaló que esas cualidades no desaparecen cuando la persona cumple los 18”. Aunque los abogados que representaban a Michael Tisius presentaron algunas pruebas relativas al abandono y los abusos que marcaron su infancia, evaluaciones posteriores realizadas a petición de los abogados encargados de la apelación por una persona experta en traumas infantiles, un neuropsiquiatra y un neuropsicólogo, así como por un experto en prisiones, ofrecen un panorama mucho más coherente y concluyente de su estado psicológico y emocional y de cómo esto afectó a su criterio y su toma de decisiones.
En contra de lo afirmado por la acusación ante el jurado, sosteniendo que la peligrosidad futura del acusado hacía “necesaria” la condena a muerte, un psiquiatra que ha evaluado a Michael Tisius durante los dos últimos decenios ha afirmado que sus evaluaciones “demuestran lo contrario a cualquier conducta antisocial”, y que “ha realizado con éxito la transición a una vida no violenta” en prisión. Una persona experta en prisiones, con decenios de experiencia en gestión penitenciaria, ha determinado tras su examen exhaustivo del historial carcelario y penitenciario de Michael Tisius que ha exhibido conducta no violenta en reclusión y puede ser gestionado con seguridad en la prisión.
Le insto a conceder un indulto a Michael Tisius y a conmutar su condena a muerte.
Atentamente,
[NOMBRE]
Información complementaria
En mayo y junio de 2000, Michael Tisius, que entonces tenía 19 años, cumplió una pena de 30 días en la cárcel del condado de Randolph, en Misuri, por un delito menor de robo. Compartió celda con un hombre de 27 años (“RV”) al que habían trasladado a esa cárcel tras haber intentado fugarse de otra. RV puso en marcha un plan de fuga en el que el adolescente, una vez en libertad y con la ayuda de la novia de RV (“TB”), regresaría a la cárcel con un arma y obligaría a los guardias a ir a las celdas, en cuyo momento RV “tomaría el control”. Puesto en libertad el 13 de junio de 2000, y sin hogar en St. Louis, Misuri, Michael Tisius se puso en contacto con TB, que dijo que quería ejecutar el plan. TB le entregó un arma que había robado a sus progenitores, y el 22 de junio los dos llegaron a la cárcel. Cuando estuvieron dentro de la cárcel, al parecer Michael Tisius fue presa del pánico y disparó a dos guardias. No pudo abrir la puerta de la celda de RV, y TB y Tisius huyeron. Los detuvieron aquel mismo día. Cuando se le preguntó por qué había disparado el arma, Michael Tisius respondió: “No sé por qué. No sé por qué lo hice”. En 2001 fue declarado culpable de asesinato en primer grado y condenado a muerte. En apelación, la condena a muerte fue anulada. En la nueva vista de determinación de la pena, celebrada en 2010, el jurado votó a favor de la pena de muerte.
En el juicio de 2001, TB testificó contra Michael Tisius a cambio de declararse culpable de asesinato en segundo grado y dos condenas a cadena perpetua (RV fue juzgado en 2002 como cómplice, declarado culpable de asesinato en primer grado uy condenado a cadena perpetua sin la posibilidad de obtener la libertad condicional). Los abogados defensores en la nueva vista de determinación de la pena nunca hablaron con TB, que no testificó en los procedimientos de 2010. En 2018 firmó una declaración “para compartir lo que he observado con respecto a cómo [RV] influyó en Michael, cómo tenía totalmente lavado el cerebro”. TB dijo: “Desde el momento en que conocí a Michael estuvo claro que [RV] le había comido la cabeza a aquel chico. Michael tenía 19 años en el momento en que se cometió el crimen. Mike era infantil. Incluso para su edad no era maduro. [RV] manipuló a Michael”. TB dijo que la noche que se cometió el delito, Michael “estaba casi en estado de trance”.
En 2018, una persona experta en traumas de la infancia señaló la “muy traumática infancia y adolescencia” de Michael Tisius, y que esa experiencia tiene “efectos profundos en el desarrollo del cerebro y en los circuitos neurológicos, lo que altera y desregula el delicado equilibrio entre las funciones fisiológica, emocional y cognitiva”. El abandono y los abusos, para los que nunca recibió “intervención terapéutica efectiva”, lo dejaron “vulnerable a la manipulación de [RV].” También en 2018, un neuropsiquiatra diagnosticó a Michael Tisius trastorno de estrés postraumático, disfunción estriatal frontotemporal y trastorno de personalidad dependiente, y agregó que tanto en el juicio como en la nueva vista de determinación de la pena, “se abordó de forma muy deficiente el historial social que fundamenta su trauma y se subestimó y presentó de forma incompleta el impacto de ese trauma”. El neuropsiquiatra prosiguió: “El señor Tisius manifiesta vulnerabilidad y sugestibilidad extremas. [...] Las deficiencias cognitivas, la dificultad para comprender el lenguaje complejo, la deficiente función ejecutiva, el ‘bloqueo’ mental y los déficits de la función ejecutiva del señor Tisius dan lugar a vulnerabilidad para depender de otros. [...] El señor Tisius tiene mayor vulnerabilidad para ser captado. [...] La captación es el comportamiento clave en los delitos por los que actualmente está condenado a muerte”.
En 2018, un neuropsicólogo determinó que Michael Tisius había “manifestado un conjunto de déficits [cerebrales]” que “son antiguos y se remontan a la infancia”. Este experto señaló: “Está bien establecido que el cerebro continúa su desarrollo hasta mediada la veintena. [...] El cerebro de una persona de 19 años, y especialmente de uno que ya está dañado, no procesará la información con la exactitud o la eficiencia de alguien con mayor madurez. Así pues, en el momento de cometerse el delito, es probable que las deficiencias descritas supra tuvieran un efecto aún mayor en el funcionamiento y el comportamiento del señor Tisius”. En un documento presentado ante el tribunal en 2023, un psicólogo del desarrollo afirma que la investigación el último decenio indica que, en circunstancias muy emocionales, como la ansiedad o el miedo, el cerebro de una persona de 18 a 21 años funciona como el de una de 16 o 17. Un psiquiatra ha evaluado a Michael Tisius durante los dos últimos decenios a petición de sus abogados. En 2003 determinó que, en el momento de cometerse el delito, Michael Tisius “padecía una enfermedad mental no tratada, experimentaba disminución de la capacidad mental, y estaba sustancialmente bajo la influencia manipulada de RV”. La defensa no presentó este elemento al jurado de la nueva vista de determinación de la pena 2010. En 2013, el psiquiatra concluyó que Michael Tisius “seguía demostrando una mentalidad inmadura” y que su “madurez de razonamiento estaba estancada en la adolescencia media”. En 2022 informó de que, por haber experimentado “retraso en la maduración del funcionamiento del cerebro adolescente como consecuencia de abusos/abandono infantiles no tratados”, Michael Tisius había efectuado ahora “una transición con éxito a una vida no violenta” en la prisión. En 2018, un experto en prisiones examinó el historial penitenciario de Michael Tisius y determinó que “no había demostrado violencia mientras estuvo privado de libertad”. En la nueva vista de determinación de la pena de 2010, la acusación había hecho hincapié en su peligrosidad en el futuro, basándose en indicios posteriores a su declaración de culpabilidad, a saber su declaración de culpabilidad de 2009 por posesión de una pieza metálica de una bota que se encontró en su aparato de radio facilitado por la prisión en 2006 (no había sido afilado, como sostuvo el fiscal en 2009). El fiscal de 2010 alegó que esto demostraba que Tisius volvería a matar, lo describió como “un lobo” e instó al jurado a votar a favor de la pena de muerte para proteger “a toda la comunidad encargada de hacer cumplir la ley”. A pesar de saber que la acusación presentaría la prueba de la pieza metálica, y de que su cliente siempre había negado que la hubiera introducido en la radio y había identificado a otro preso como responsable, sus abogados ni investigaron ni presentaron pruebas para rebatir este factor agravante. En 2018, un preso condenado a cadena perpetua firmó una declaración en la que afirmaba que él había introducido la pieza metálica en la radio a petición del hombre a quien Michael Tisius había identificado como responsable de la pieza metálica, y recordó a Michael Tisius como “un niño pequeño asustado e intimidado” que habría tenido demasiado miedo de sacar la pieza, enfrentarse a quien lo había puesto allí o denunciarlo.
Amnistía Internacional se opone a la pena de muerte incondicionalmente. Misuri es responsable de 95 de las 1.568 ejecuciones llevadas a cabo en Estados Unidos desde 1976, incluidas 2 de las 10 ejecuciones de este año.
Tags: EEUU, Misuri, tercera ejecución, pena de muerte.
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